¿Avances del proyecto iliberal?, por Félix Arellano
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Se ha efectuado la 24 Cumbre de Jefes de Estado de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), en la ciudad de Astaná, capital de Kazajistán, el pasado 03 de julio. Una organización que exige de una mayor atención, pues tanto la composición de sus miembros, como su agenda están propiciando un clima geopolítico disruptivo, al punto de llegar a transformarse en uno de los núcleos del proyecto iliberal internacional y, en consecuencia, de la guerra hibrida contra el orden internacional liberal. Declaraciones que se presentaron en la Cumbre como: «resistir a la fuerza maligna de occidente» (Infobae, 04/07/2024), deben encender las alarmas en la comunidad internacional.
La OCS surge a partir del llamado Grupo de los Cinco de Shanghái, promovido por China y Rusia que incluyó adicionalmente: Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán en 1996; con el objetivo de enfrentar los problemas de seguridad en la zona de Asia central. Luego será transformado en una organización internacional la OCS en el 2001, a los cinco países originales se sumó Uzbekistán. Más adelante se incorporan India y Pakistán en el 2017, Irán en el 2023 y Bielorrusia en la cumbre de este año (2024). Como se puede apreciar, con la salvedad de la India, es una organización de gobiernos autocráticos de tendencia totalitaria, críticos del modelo y los valores liberales.
En estos momentos la OSC puede resultar más preocupante, pues China y Rusia están fortaleciendo sus relaciones, con el objetivo de enfrentar a occidente y al orden liberal, que impone limitaciones a sus aspiraciones expansionistas e imperialistas. Conviene destacar que la creciente relación entre ambos países, que en el pasado se enfrentaban por el liderazgo y hegemonía del proyecto comunista internacional, se fundamenta en los planes de expansionismo terrofago, que nos retrotrae en la historia a los enfrentamientos entre los imperios por controlar territorios y recursos.
El expansionismo constituye uno de los objetivos fundamentales del proyecto internacional del presidente Vladimir Putin de Rusia, como se puede apreciar en la ocupación de Georgia en el 2008, Crimea en el 2014 y la invasión a Ucrania en el 2022 y, no podemos desconocer que, además del permanente chantaje nuclear del gobierno ruso, sus voceros han expresado intenciones expansionistas frente a Moldavia, Finlandia y Suecia.
Por su parte, el gobierno comunista chino que, inicialmente observaba con distancia la expansión rusa, desde la invasión de Ucrania ha fortalecido la relación con Putin, seguramente abriendo camino para su expansionismo en el mar meridional de China y, obviamente, ante una potencial invasión de Taiwán.
Conviene destacar que desde que Xi Ping logró la reforma constitucional para perpetuarse en el poder en el 2018, emulando a Mao Zedong, su política exterior se ha tornado mas agresiva.
La creciente relación entre las dos potencias de la geopolítica del autoritarismo, se puede apreciar, entre otros, en el número de encuentros que han ocurrido entre ambos líderes desde la invasión a Ucrania. Al respecto, cabe recordar que, días previos a la invasión a Ucrania, se reunieron en Pekín en el marco de las olimpiadas de invierno (febrero 2022) y, además de proclamar «una amistad sin límites», suscribieron un documento sobre el nuevo orden mundial, que definen como multipolar, pero que en esencia nos remonta a los peores tiempos del imperialismo. Asumiendo como uno de sus principios fundamentales, que la ocupación genera derechos, y rechazando el principio de la autodeterminación de pueblos. Resulta insólito que un país en desarrollo pueda apoyar semejante retroceso.
Luego del encuentro durante las olimpiadas de inverno, coincidieron en el marco de la Cumbre de la OCS en Uzbekistán (septiembre 2022); posteriormente se efectuará la visita oficial del presidente Xi Jinping a Rusia, marzo del 2023. También coinciden en el marco del III Foro de la Ruta de la Seda en Pekín octubre el 2022. Luego, al lograr Putin su 5ta reelección presidencial, realiza su primer viaje oficial a China, mayo del presente año (2024) y, recientemente han coincidido en la 24 Cumbre de la OSC, el pasado 03 de julio. En ese contexto, sorprende la narrativa del presidente chino de presentarse como supuestamente neutral frente a la invasión de Ucrania.
En relación con la agenda de la OCS, no resulta extraño que las dos potencias que controlan la organización, concentren esfuerzos para la orientación militarista de la seguridad y la visión conflictiva frente a occidente y el orden internacional liberal. En ese contexto, todo pareciera indicar que el objetivo se orienta a transformar la OCS en una nueva alianza militar, que permita enfrentar las organizaciones de seguridad de occidente, en principio a la OTAN, pero también al QUAD y la AUKUS; estas últimas creadas para enfrentar el expansionismo chino en el área del indopacifico.
Conviene recordar que, frente al creciente expansionismo chino y su carrera armamentista, varios países de la zona están trabajando para lograr un sistema de seguridad que permita disuadir y, de ser necesario, enfrentar al poderoso dragón asiático. En tal sentido, Australia, India y Japón, en cooperación con Estados Unidos, conformaron el Diálogo de Seguridad Cuadrilateral (QUAD), un foro estratégico informal en el 2007 y, posteriormente, Australia, Reino Unido y Estados Unidos han establecido una alianza estratégica (AUKUS) en el 2021, y actualmente están considerando la posible incorporación de Japón, Corea del Sur y Nueva Zelanda.
China y Rusia, por su parte, asumen que todas las organizaciones de seguridad de occidente están orientadas a atacarlas, pues nunca reconocerán que son organizaciones diseñadas para defender a los países que enfrentan la amenaza del expansionismo de las potencias de la geopolítica del autoritarismo.
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Reaccionando frente a occidente, la Organización de la Cooperación de Shanghái (OSC), se va transformando en un espacio para promover el proyecto iliberal; empero, enfrenta algunos obstáculos, al respecto, la participación de la India y Pakistán, que reproducen su histórico conflicto bilateral, complica la dinámica de funcionamiento de la organización.
Por otra parte, la potencial elección de Donald Trump en las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos, cargada de incertidumbre sobre el futuro del orden internacional, también puede generar inestabilidad en la OSC, por su estrecha relación con Vladimir Putin y el rechazo que desarrollo frente a China en su anterior administración.
Félix Arellano es internacionalista y Doctor en Ciencias Políticas-UCV.
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