El cinismo de Chacumbele, por Simón Boccanegra
Ante una multitud que llegó a la avenida Bolívar sin solicitar permiso de la Alcaldía, que desfiló sin que ningún cuerpo represivo le opusiera tanquetas y ballenas y a la cual nadie le lanzó botellas y piedras, Chacumbele exigió de sus secuaces que prohibieran las manifestaciones estudiantiles y que sancionaran a medios de comunicación que tildó de golpistas. Esto ya es el colmo, en alguien que parece no tener límites para el abuso, la arbitrariedad y, sobre todo, el cinismo. Mientras una pandilla de motorizados de rojas franelas entra tranquilamente al patio central del Capitolio, para «apoyar la reforma», los estudiantes, para entregar un documento a la Asamblea Nacional, deben llegar protegidos por la Guardia Nacional y esquivando botellas lanzadas por los patoteros de Chacumbele. ¿Podría haberse apostado en la esquina del CNE un grupo de opositores mientras Cilia Flores y su patético combo marchaban a entregar la reforma al CNE? Pregunta ociosa. En cambio, cuando la comisión de estudiantes llegó al CNE fue apedreada por unos patoteros, agrupados tranquilamente en la esquina vecina. Esta desigualdad, este atropello de negar a unos lo que a otros se autoriza está en el origen de las tensiones. Es la sensación de abuso, de ventajismo inmoral y cobarde, lo que eventualmente agita los ánimos y también, dicho sea de pasada, facilita la acción de provocadores interesados en generar desórdenes. Podemos admitir que la actitud de unos jóvenes, exaltados ante las tanquetas y los piquetes de la PM, no fue políticamente la más conveniente (sin descartar la acción de provocadores), y que el «encadenamiento» en el CNE tampoco lo fue, y más aún, que fue un error. Pero no se rasgue las vestiduras el Presidente. ¿Cuántos vehículos quemados no tienen en su haber varios de sus ministros, antiguos encapuchados en la UCV? ¿Cuántas refriegas entre policías y estudiantes no ha habido en este país, como para que ahora, Chacumbele pretenda anular el derecho constitucional de manifestación, a partir de los sucesos del jueves pasado? Muy nervioso tiene que estar con los números de las encuestas como para prohibir los actos públicos de sus oponentes y silenciar medios por donde estos se expresan. No compartimos para nada ni la política ni la tónica de los discursos del sector que se reunió el sábado en la avenida Victoria, entre otras cosas, además, por los insultos que allí se profirieron contra otros sectores de la oposición, pero los medios no son responsables de lo que allí se dijo, como tampoco lo son de las bravuconadas, las amenazas y los agravios que emitió Chacumbele en su discurso del domingo, recogidas también por los mismos medios. Una pastillita tranquilizante, por favor.