Autocensura, por Laureano Márquez
En Venezuela, los que trabajamos en esto que usted tiene entre manos, tenemos que pensar y repensar y ponderar cada vez que una palabra sale de nuestra pluma. En este instante, estas líneas que usted descifra, son producto de horas y días de meditación que comienzan el lunes pensando ¿De qué escribiré el viernes? ¿De qué escribiré el viernes sin meterme en problemas? ¿De qué escribiré el viernes sin que me multen y me demanden? ¿De qué escribiré el viernes sin dejar de expresar lo que pienso ni traicionar mis convicciones, pero a la vez evitando que un juez considere que he agredido a un menor, he irrespetado un símbolo, he propiciado el magnicidio, la guerra civil? ¿De qué escribiré este viernes alentando a la gente a que no se desanime, justo esta semana que estoy yo desanimadísimo? Entre esos meandros se desenvuelve nuestro quehacer. Claro que Teodoro la tiene más fácil porque a él le van a dar casa por cárcel (aunque usted no lo crea Teodoro sobrepasa los sesenta).
A mí me llama mucho la atención que siendo él quien dice las cosas más contundentes, al que jodan siempre sea a mí, que me he convertido en el «paga peos» de este periódico. Claro que me imagino que el gobierno pensará, como la esposa de Petkoff: «¿Y quién aguanta a este hombre en la casa?», porque si con todas las ocupaciones que tiene, jode lo que jode, ¿tú te lo imaginas sin oficio? Esta semana, por ejemplo: La foto de la morgue. ¿Podre hablar de la foto de la morgue? ¿Hablar de la foto tampoco está permitido? ¿La palabra «sangre» es sangrienta? ¿Y la palabra «morgue»? ¿Puedo decir «morgue»? ¿Si no digo «morgue», sino «la casa de los muertos de Bello Monte», está bien? ¿Qué busca el censor, la palabra o el concepto? ¿Puedo contar la fotografía, lo que aparece en ella o hablar de la foto es delito también? ¿Si digo con ironía que el país nunca había estado tan seguro en su historia, me podrán condenar por exageración malsana? ¿Estará bien hablar de la imposibilidad de hablar? Un amigo cercano al Estebanismo me dijo una vez: «Chico, lo que más problemas te trae a ti es lo menos que te produce» (porque se cobra muy poco por esto. Pese al financiamiento que TalCual tiene del impe- rio, esto no da ni pa’ las multas que genera) y me comentaba, casi en tono de mensajero, que dejando de escribir, muchos problemas se acabarían. Muchos amigos me aconsejan, si no que deje de escribir, que cambie de tema, que evite, que evitar no es cobardía. El caso es que aquí estoy, una semana más, logré cumplir con los caracteres que TalCual me exige, sin decir nada de nada, sin nombrar a nadie. La semana que viene ya veremos, si llegamos. (No, «si llegamos» no. Y si alguien dice que esto es un llamado a la rebelión… «si llegamos»… ya me imagino al funcionario denunciando: «lo que quiere decir es que el gobierno no va a llegar… incitación al golpismo…» Y la verdad es que lo decía por lo de la inseguridad, pero si digo esto en mi defensa, también me van a caer, así que mejor…) …La semana que viene ya veremos, si Dios quiere.