La Navidad y el año nuevo 2018 como signo de cambio, por Sixto Medina
Por Sixto Medina
Hay diferentes maneras de vivir o celebrar la navidad. Se la puede vivir como una festividad ceñida a su esencia religiosa; es decir como el día en que se celebra el nacimiento de Jesucristo, el instante en que Dios se hace presente en la historia humana por medio de su hijo e invita a todos los hombres a que nazcan también a una vida nueva abrazados a los principios de paz y amor. Se la puede vivir, al mismo tiempo, como el punto de partida de una manera de concebir la relación entre seres humanos, fundada en la aceptación del prójimo, en la firme decisión de cada uno de reconocerse en el otro. Se la puede vivir como la confirmación, renovada cada año, de nuestra pertenencia a la gran tradición espiritual y cultural que está en la base del encuentro de los pueblos occidentales con su historia.
Se puede vivir la navidad y el año nuevo como celebración internacional en la que se festeja la llegada de un nuevo ciclo de 12 meses. Pero cualquiera que sea el punto de partida que cada uno prefiera subrayar, lo fundamental es que mañana en la noche, cuando nos abracemos unos a otros para recibir el nuevo año y sellar nuestro recíprocos deseos de felicidad personal y de felicidad familiar, este vivo en nuestra conciencia el compromiso profundo de nacer a una vida nueva y de contribuir a la edificación de una Venezuela en libertad, en que la Unidad, sincera y transparente y la comprensión se conviertan en el alimento sustancial de cada día, pues la esencia de la Unidad política consiste en suprimir el antagonismo extremo dentro de la sociedad venezolana y de las organizaciones políticas, creando una zona pacificada, para civilizar la lucha, como componente necesario para unificar en una estructura capaz de asegurar su existencia, su convivencia y un sistema de elección para el año 2018 y prosecución de determinadas finalidades u objetivos generales y/ o comunes para salir de la dictadura de Nicolás Maduro y Padrino López. Cabe, recordar que los actos políticos solo se ganan con la acción, con los actos de presencia, no de ausencia y manteniendo una linea política firme, como la lucha contra la prostituyente y en defensa de la Constitución y la Asamblea Nacional.
Entre los venezolanos, la celebración de la navidad y el año nuevo debería ser vivida con ese espíritu; es decir, con el firme propósito de dejar definitivamente atrás la historia de desencuentros y fracasos que venimos escribiendo desde hace bastante más de medio siglo. Es necesario que nos comprometamos ante nuestra propia conciencia a dejar de lado los odios y las descalificaciones en que se sigue incurriendo y a reconstruir nuestro tejido social sobre la base de solidaridad, respeto por el adversario y valoración de la unidad como herramienta insustituible para legitimar las decisiones políticas y sociales.
La celebración del año nuevo debería ser recibida como una oportunidad para generar en Venezuela un cambio decisivo que nos permita presentarnos ante el mundo como una nación en defensa de los valores esenciales de la vida democrática para la transición de un régimen de fuerza a otro democrático. La exclusión política o social debería ser considerada, a estas alturas, un lamentable resabio del pasado. Que mañana en la noche cuando festejemos la llegada del nuevo año celebremos también nuestra intima decisión de contribuir cada uno a consolidar en nuestra patria la Unidad como componente necesario e indispensable de la existencia humana, la justicia y el amor como valores supremos de una sociedad de hombres libres. ¡Feliz Año Nuevo! [email protected]
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