1,2 millones de estudiantes abandonaron la escuela en los últimos años, revela la UCAB
Los profesores también han huido de las escuelas; tanto en el caso de los estudiantes como de los docentes, poco más de 40% de los que desertaron emigraron del país. El resto permanece en Venezuela
El estudio del Diagnóstico Educativo de Venezuela 2021 (DEV), desarrollado por el Centro de Innovación Educativa (CIED) de la Extensión Social Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), arrojó cifras alarmantes sobre el estado actual de la educación en el país: en los últimos tres años han desertado 1,2 millones de estudiantes y 166.000 profesores, bien sea por temas migratorios o por carencias en el hogar. A esto se le suman las condiciones de infraestructura, seguridad y alimentación en los planteles.
El director del CIED, Eduardo Cantera, explicó que esta investigación se realizó ante la ausencia de datos oficiales al respecto (la última Consulta Nacional por la Calidad Educativa la realizó el gobierno en 2014); por lo que la UCAB se propuso caracterizar la situación de la educación venezolana, con la finalidad de «arrojar los indicadores necesarios para la creación de políticas que atiendan la crisis educacional».
La muestra abarcó 394 escuelas de todos los estados del país (85% públicas y 15% privadas subvencionadas), tanto en zonas rurales como urbanas, con un universo reportado de 12.500 profesores y 200 mil estudiantes. El levantamiento de datos se hizo entre noviembre de 2020 y mayo de 2021.
De acuerdo con el diagnóstico, para este 2021 la población estudiantil de primaria y bachillerato es de 6,5 millones versus los 7,71 millones que estaban inscritos en el sistema en el año 2018. Esto quiere decir que, en los últimos tres años, el número de alumnos se redujo 15,6%, o dicho de otra forma, 1,21 millones de niños y adolescentes abandonaron las aulas (unos 400 mil por año).
En cuanto al número de docentes que abandonaron sus puestos de trabajo, la cifra no es menos grave. Para este año escolar la plantilla total alcanzó los 502.700 maestros, es decir, 166 mil profesores menos (-25%) que los que 699 mil que trabajaban en las escuelas y liceos del país para el año 2018.
Tanto en el caso de los alumnos como de los profesores, poco más de 40% de los que desertaron emigraron del país. El resto permanece en Venezuela.
“Hemos hecho un levantamiento de información en las 24 entidades federales del país. Para nosotros es un gran logro, en las condiciones actuales, porque desde hace años no había una base de datos que pudiera precisar lo que está pasando con la educación en Venezuela”, afirmó Cantera.
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Déficit de servicios básicos
Sobre la infraestructura escolar, tres de cada 10 colegios (31,4%) tienen al menos cuatro carencias esenciales. Las más comunes (de carácter agudo) son los servicios de salud (93,7%), internet (85,7%), salas de teatro o música (84,9%), laboratorios (79,6%), electricidad (69,9%), agua (56,6%), canchas (46,8%) y salones (17,6%).
Este estudio buscaba indagar si, pese a las dificultades, pueden o no continuar brindando educación; ya que hay escuelas rurales que no tienen ni agua ni electricidad, per siguen realizando actividades con los estudiantes. Pero existen otras instituciones que están totalmente paralizadas porque aseguran que es imposible mantener a los niños dentro del plantel sin los servicios básicos.
Este estudio encabezado por la UCAB también encontró lo que ellos denominan «escuelas fantasmas»; es decir, planteles que aparecen en la data del Ministerio de Educación, pero que la infraestructura no existe en realidad o solo quedan algunas paredes.
Alimentación y transporte vulnerados
Entre las principales causas de inasistencia escolar, entre las de importancia alta y media para los encuestados, destacan: la falta de comida en el hogar (78,3%), falta de servicios básicos (56,7%), no poder costear los implementos (55,5%), razones de salud (44,4%), porque los niños deben ayudar en las tareas del hogar (43,7%), porque el alumno no quiso seguir estudiando (43,5%), porque el alumno no lo considera importante (39,7%) y por el costo del transporte (25,9%).
La ausencia de comida en el hogar es la primera causa de inasistencia y también pone en evidencia la vulnerabilidad alimentaria de estudiantes (56,9%) y de profesores (38,4%). De acuerdo con este estudio, 48,8% de los alumnos dijo que comen menos de tres veces al día, mientras que cerca de 50% de los docentes reportó haber perdido entre 6 y 15 kilos de peso en los últimos dos años.
Los que menos consumen los estudiantes son proteínas. El consumo de vegetales, frutas, carbohidratos y proteínas en los docentes también es crítico: 8 de cada 10 dijeron no ingerir la comida necesaria para satisfacer la demanda calórica.
«Cuando entrevistamos a los representantes sobre las razones de inasistencia de los niños, algunos nos han dicho que prefieren que duerman lo que quieran para que puedan librar una comida», dijo Eduardo Cantera.
A pesar de que el Programa de Alimentación Escolar (PAE), ejecutado por el gobierno, se lleva a cabo en nueve de cada diez escuelas, solo 32,27% de los colegios recibe el servicio todos los días de clases y 36,7% varias veces a la semana. 70,8% se limita a una comida diaria, «con poca proteína y más carbohidratos», agrega Cantera, quien añade que «83,6% de los encuestados para el DEV calificó el servicio de regular a negativo».
Respecto a los recursos de las escuelas para ofrecer el PAE, el estudio indica que 90% no cuenta con los suministros necesarios de alimentos, además de la falta de utensilios y el mal estado de las áreas de cocina y comedor.
En cuanto al transporte, ninguna de las instituciones ofrece este servicio para los docentes y solo 1,4% tiene a disposición una ruta para los estudiantes. La mayoría de los estudiantes se traslada a pie a las instituciones educativas y la distancia promedio hasta la parada más cercana y la escuela es de 659,13 metros, casi un kilómetro.
En cuanto a la inseguridad, 52,9% de los encuestados para esta investigación considera que los colegios son lugares donde pueden ocurrir hechos delictivos. Solo 21,4% señala que los planteles son lugares muy seguros. Casi el 100% de los consultados afirmó que la presencia de los cuerpos de seguridad en las escuelas es nula, rara o poco frecuente.
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Aprendizaje durante la pandemia
La prueba EGRA (evaluación oral a los alumnos diseñada para medir las habilidades más básicas para la adquisición de la alfabetización en los primeros grados) se aplicó a 1.028 estudiantes de tercer grado de todo el país. A ese nivel, explicó el profesor Eduardo Cantera, el niño ya debería saber leer y comprender lo que lee.
Tras esta medición, se determinó que aunque la compresión oral y la lectora son altas (82% y 85% respectivamente), la capacidad de lectura en voz alta y la decodificación son bajas (43% y 53% respectivamente). En el primer caso esto quiere decir que cuatro de cada diez niños no leen un texto con exactitud y a un ritmo adecuado. En el segundo, significa que poco más de la mitad tiene poca capacidad para unir grafemas con fonemas al leer palabras simples.
“A pesar de que los estudiantes muestran poco rezago en los módulos de comprensión oral y comprensión de lectura, 68% presenta un rezago importante en lectura. Más de 40% solo lee 64 palabras por minuto (PPM) o menos, cuando deberían estar leyendo entre 85-90 PPM, y como consecuencia, presentan dificultad para leer de manera fluida”, señala el estudio.
“Estamos midiendo lo más básico y, en lo más básico, nos están dando números poco alentadores”, alertó Cantera.
Eduardo Cantera comentó que, a raíz de los resultados obtenidos en el Diagnóstico Educativo de Venezuela (DEV), es urgente que se activen políticas de atención del sector, a nivel básico y medio, para contrarrestar las causas, tendencias y patrones observados.
Para Eduardo Cantera, la recuperación de las escuelas debe ser uno de los primeros pasos, con el fin de garantizar su función fundamental: servir como centro de socialización y encuentro de docentes, alumnos y representantes alrededor del proceso de enseñanza-aprendizaje. De lo contrario, advirtió que las consecuencias serán muy graves para el desarrollo del país.
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