León Arismendi: Salario mínimo de Venezuela es el más bajo del mundo
El ministro del Trabajo irrespeta a los trabajadores cuando afirma que devengan el salario más alto de América Latina
La irresponsable declaración del ministro del Trabajo, Nestor Ovalles, solo se entiende si se calcula el salario mínimo recién aumentado, de bolívares 248.510, a las tasas oficiales de cambio, de bolívares 10, o de 3.345 bolívares por dólar, que solo son accesibles para transacciones del Gobierno o para enchufados que aprovechan para amasar grandes fortunas. Pero en la vida real ese salario mínimo debe ser calculado a más de Bs. 100.000 por dólar y en ese caso ya no vale sino $2,49 mensuales y es, desde luego, el más bajo del mundo, afirma León Arismendi, director general del Instituto de Altos Estudios Sindicales (Inaesin).
Si al salario mínimo se le suman los Bs. 549.000 del cesta ticket, que no es salario, la nueva remuneración mínima mensual de los trabajadores, eufemísticamente llamada salario mínimo integral, es de 797.510 bolívares, equivalente a menos de ocho dólares mensuales y cada día que pasa esa irrisoria suma pierde valor aceleradamente, por efecto de la hiperinflación, precisó Arismendi.
Ésta es la triste realidad en la que viven los trabajadores como consecuencia de las fracasadas políticas del Gobierno, aunque ahora el ministro Ovalles pretenda tapar el sol con un dedo, dijo Arismendi.
Sus ligeras afirmaciones dejan sin explicación que el denominado Cestaticket Socialista (Bs.18.300,00 diarios) no alcance ni para comprar un perro caliente y mucho menos para garantizar un aceptable régimen dietético al trabajador, acotó el director del Inaesin.
En ningún otro país de la región latinoamericana y del Caribe el salario mínimo es tan bajo, ni se ha distorsionado tanto el salario que una bonificación valga más del doble de aquel, ni se transgrede de modo tan flagrante el Convenio N 95 de la OIT, sobre la protección del salario, denunció Arismendi.
«Asuma su responsabilidad, ministro, y admita que vivimos un lamentable proceso de destrucción del trabajo como factor de progreso. Admita que los venezolanos se van a otros países porque el salario que perciben aquí no alcanza ni para comer completo, mientras los enchufados se enriquecen. No insista en dibujar un presunto paraíso porque las huellas del hambre y de la ruina nacional son demasiado evidentes. No siga irrespetando a los trabajadores con sus fantasías», reclamó Arismendi.
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