2.300.000.000.000, por Teodoro Petkoff
La manipulación que se pretende hacer con lo de los dineros del FIEM es realmente escandalosa. El chuzo que nos quieren meter es que el gobierno «revolucionario», siempre pendiente de los más humildes, prefirió favorecer a los trabajadores en lugar de meter dinero en el FIEM. Esta es una mentira cínica. Las partidas para sueldos, salarios y aguinaldos están previstas desde que se aprueba, cada año, el presupuesto. Ese dinero tenía que haber estado en la Tesorería Nacional. Pero no estaba. Lo habían gastado en otras cosas, porque la Tesorería se había transformado en pila de agua bendita.
El año 2001 es verdad que hubo un gasto no previsto porque Chávez, en un acto de increíble irresponsabilidad administrativa y de burdo populismo, decretó tres meses de aguinaldo, en lugar del mes y medio presupuestado. Pero ese mes y medio extra (que desbancó al fisco), en todo caso, ha debido dar lugar a un crédito adicional específico, si es que había dinero contra el cual girar. Pero Chávez no preguntó si había recursos. Simplemente, ordenó que se pagara. Como no había plata, el matemático Merentes tomó la del FIEM. El espantoso desorden administrativo que caracteriza a este gobierno condujo a utilizar el dinero para el FIEM porque la Tesorería se había quedado seca. El dinero de sueldos, salarios, aguinaldos y otros gastos previstos para el último trimestre del año había sido gastado ya y el gobierno tuvo que echar mano de la plata prevista para el FIEM. Incurrió en el delito de malversación, el mismo -por mucho que a Chávez no le guste la comparación- que llevó a CAP a la cárcel.
Chávez manejaba la Tesorería desde Miraflores. Continuamente soslayaba al ministro de Finanzas y ordenaba pagos de manera enteramente caprichosa, sin atenerse a la Ley de Presupuesto. «Por ahí le dije a Usón que me guardara 20 mil millones», «vamos a destinar 140 mil millones para los círculos bolivarianos» y así por el estilo. Contando con ministros que le tiemblan y jamás se atreverían a negarse a cualquiera de sus arranques, Chávez acabó con los recursos del fisco mucho antes de que terminara el año 2001. Por eso el infeliz Merentes tuvo que echar mano de los reales del FIEM. Ahora seguramente será el chivo expiatorio, una vez que aceptó echarse las culpas. Sin embargo, una decisión que involucra suma tan astronómica difícilmente habría sido tomada por Merentes sin antes consultar a su jefe. Por lo demás, constitucionalmente, el presidente es el responsable de la Hacienda pública.
El delito cometido está muy claro. Ni siquiera hace falta una investigación porque la parte ha confesado. Chávez ha dicho que teniendo que escoger entre violar la Ley del FIEM y violar la de Presupuesto, optó por violar la del FIEM. Se ha autoacusado. Ningún artificio demagógico («fue para pagar aguinaldos») puede suavizar esta confesión. Violaron la Ley del FIEM porque ya habían violado la de Presupuesto. ¿Qué pasó con la superlupa, Ojo Pelao?