25M ¿Quién ganó? ¿Quién perdió?, por Ángel Monagas

A casi una semana del evento electoral, muchas son las reflexiones y conclusiones que podemos obtener de lo que podría describirse como, guardando las distancias, la repetición de Cuba, de Nicaragua, o cualquier «república bananera».
En las elecciones regionales y legislativas celebradas en Venezuela el 25 de mayo de 2025 se consolidó de manera contundente el dominio del chavismo, mientras que la oposición salió muy debilitada y fragmentada. Y sin ningún horizonte de acercamiento entre las distintas facciones.
¿Quién ganó?
Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y sus aliados del Gran Polo Patriótico:
Se adjudicaron 23 de las 24 gobernaciones del país, perdiendo únicamente el estado de Cojedes, que quedó en manos de un bloque opositor minoritario, vinculado a Primero Justicia versión Guanipa. Gobernador que en las presidenciales hizo campaña por Nicolás Maduro.
Obtuvieron una mayoría abrumadora en la Asamblea Nacional: el oficialismo controla 80% de la denominada Asamblea Nacional y en la misma proporción los consejos legislativos estatales.
¿Quién perdió?
La oposición unificada:
La Plataforma Unitaria se fracturó entre quienes llamaron a votar y quienes optaron por el boicot o la abstención.
Sólo consiguieron retener Cojedes, pero sin capacidad real de influir en las decisiones regionales o nacionales.
La legitimidad del proceso:
La participación oficial del CNE se situó en el 42,6 %, pero actores opositores y encuestas independientes la estiman en torno al 12–14 % y algunos hablan de apenas el 9%..
Hubo denuncias de detenciones de dirigentes (más de 70 arrestos previos), insuficiencia de observación internacional seria e irregularidades técnicas (sistemas de votación tardíos, falta de testigos de mesa). Peor aún, los votos en las cajas no fueron comparados con los que arrojaba el acta.
Análisis de contexto
Centralización del poder chavista
El PSUV refuerza su hegemonía regional y parlamentaria justo después de las presidenciales de julio de 2024, lo que le permite a Nicolás Maduro y sus principales cuadros (Diosdado Cabello, Jorge Rodríguez, Cilia Flores) asegurar un control casi absoluto sobre los tres niveles de gobierno.
Crisis de la oposición
La estrategia dividida, entre la abstención radical promovida por líderes como María Corina Machado y la participación «para no entregar todos los espacios» defendida por otros, terminó por minar cualquier efecto de sanción política al oficialismo.
La alta abstención, lejos de forzar concesiones al régimen, se tradujo en un reforzamiento de su narrativa de «victoria democrática».
Impacto en la legitimidad internacional
Tras estos comicios, varios gobiernos y organismos internacionales cuestionan nuevamente la validez de las instituciones venezolanas, al no cumplirse estándares mínimos de observación imparcial, acceso a la prensa ni garantías de seguridad para la oposición.
Perspectivas a futuro
Para el chavismo: mantiene la capacidad de aprobar leyes regionales y nacionales sin mayores obstáculos, consolidando su proyecto de Estado centralizado.
Para la oposición: el reto será reconstruir un frente común interno, definir una estrategia electoral viable y recuperar la confianza de un electorado desencantado.
Una primera conclusión nos lleva a afirmar, el 25 M de 2025 dejó claro que, en ausencia de una oposición cohesionada y de condiciones mínimas de transparencia, el chavismo continuará reforzando su dominación política, mientras el espacio democrático sufre un nuevo retroceso.
¿La abstención y no votar es vía válida para salir del chavismo en Venezuela?
La abstención como estrategia para enfrentar al chavismo en Venezuela ha sido un tema recurrente y polémico dentro del campo opositor. Su validez como vía para lograr un cambio político es profundamente debatida y depende del contexto, los objetivos y la coordinación de los actores políticos.
A continuación, te presento un análisis de esta estrategia en el caso venezolano:
Argumentos a favor de la abstención.
Deslegitimar procesos considerados fraudulentos.
Si se lograra demostrar una abstención masiva, la cual ocurrió evidentemente con el problema de darle legalidad a tal prueba (observación internacional mercenaria), el régimen perdería credibilidad nacional e internacional.
Aunque no la tiene, en un tribunal tendría que comprobarse. Sirve como denuncia simbólica de la falta de condiciones electorales, como inhabilitaciones, control del árbitro electoral (CNE), coacción al votante, uso del Estado a favor del PSUV, etc.
Evita validar institucionalmente al régimen
Participar puede interpretarse como reconocer reglas de juego trucadas, donde el resultado está predeterminado. Según esta visión, el chavismo busca usar elecciones controladas como vitrinas de «normalidad democrática».
Movilización hacia otras formas de lucha
La abstención puede ser parte de una estrategia de ruptura más amplia, que busque presión internacional, calle, paralización, o colapso institucional.
Argumentos en contra de la abstención
Entrega automática del poder al chavismo.
En un sistema donde el voto es contado, aunque participen pocos, el chavismo gana igual. No necesita mayoría absoluta de la población, solo de los votos emitidos.
Esto ha llevado a que, con 15 % del padrón electoral, el PSUV controle todos los poderes públicos, gracias a la inacción electoral de la oposición.
Fracaso histórico de la abstención en Venezuela
En 2005, la oposición se retiró de las elecciones parlamentarias. Resultado: el chavismo controló el 100 % de la Asamblea Nacional por 5 años.
En 2018 (presidenciales) y 2020 (parlamentarias), la abstención no impidió que Maduro se declarara vencedor y obtuviera mayoría.
En 2025, tras un nuevo boicot parcial de la oposición, el PSUV ganó 23 de 24 gobernaciones y una mayoría legislativa aplastante.
En 2015 resultó todo lo contrario, cuando la oposición unida participó.
Desmoviliza a la ciudadanía
El llamado a no votar puede derivar en apatía política, debilitamiento organizativo y desconfianza en toda vía democrática.
El electorado pierde el hábito de participación, lo que afecta incluso cuando se presentan condiciones más favorables.
Falta de una alternativa concreta
Abstenerse sin una estrategia posterior clara y coordinada lleva al vacío político. No se traduce automáticamente en presión ni en cambios reales.
Conclusión preliminar: ¿Es una vía válida?
Como táctica simbólica o de denuncia, puede tener cierto valor si se logra articular internacionalmente y conectar con protestas u otras formas de presión.
En Venezuela, los precedentes no son buenos, salvo lo sucedido en el 2002, nadie protestó masivamente cuando se sentenció a la líder María Corina Machado como «inhabilitada», ni tampoco cuando el 9 de enero del 2025, se aseguró que Edmundo González vendría a juramentarse.
El pueblo se niega a servir de «carne de cañon» de unos líderes opositores que se destruyen entre ellos más que ante el chavismo y que han hecho menos esfuerzos por algunos privilegiados presos políticos, como las presuntas víctimas de la embajada argentina.
Como estrategia principal y sostenida, no ha funcionado en Venezuela: ha fortalecido al chavismo, facilitado su control institucional y debilitado a la oposición.
La vía electoral no es suficiente sola, pero la abstención tampoco lo es sin organización, unidad, presión social y alianzas internacionales.
El reto de la oposición está en reconstruir confianza, luchar por mejores condiciones y movilizar a la ciudadanía en torno a un proyecto creíble, sea por la vía del voto o de otra forma bien articulada.
Veamos a los efectos pedagógicos, una comparación internacional sobre el uso de la abstención (o boicot electoral) como herramienta política en regímenes autoritarios, y luego presentamos alternativas más efectivas en el caso venezolano.
Comparaciones internacionales: ¿Funcionó la abstención?
- Zimbabue (2008)
Contexto: Robert Mugabe enfrentó elecciones muy cuestionadas. La oposición de Morgan Tsvangirai ganó la primera vuelta presidencial, pero boicoteó la segunda por violencia extrema.
Resultado: Mugabe fue reelecto sin competencia. Tras presión internacional (SADC y ONU), se formó un gobierno de unidad nacional en 2009, pero Mugabe mantuvo el poder real.
Lección: El boicot aislado no cambió nada. Se necesitó movilización social + presión diplomática fuerte + negociación.
- Bielorrusia (2020)
Contexto: Alexander Lukashenko organizó elecciones fraudulentas. La oposición participó pero fue duramente reprimida tras denunciar fraude.
Resultado: Pese a protestas masivas, Lukashenko sigue en el poder. No hubo abstención, pero sí participación acompañada de movilización ciudadana.
Lección: La calle + unidad opositora + visibilidad internacional pueden generar presión, pero no garantizan la caída del régimen sin fracturas internas o presión internacional.
- Serbia (2000, caída de Milošević)
Contexto: Elecciones amañadas, pero la oposición se unificó en una sola candidatura (Vojislav Koštunica). Denunciaron fraude electoral con respaldo popular masivo.
Resultado: Protestas, huelgas y presión internacional forzaron la salida de Milošević.
Lección: Unidad, voto masivo, organización y respaldo externo pueden lograr el cambio, incluso en dictaduras consolidadas.
Venezuela: ¿Qué se puede hacer mejor?
Alternativas más efectivas que la abstención aislada
- Unidad opositora clara y coherente
Un solo liderazgo, una estrategia común y unificación de partidos. Sin esto, ni el voto ni la protesta logran fuerza suficiente.
Participación electoral táctica
Aunque el terreno esté desequilibrado, el voto masivo con testigos, auditorías paralelas y denuncias bien documentadas puede ser una herramienta para evidenciar el fraude o incluso ganar espacios.
Presión social sostenida
No basta con votar o abstenerse. Se necesita movilización en calles, universidades, gremios, sindicatos y barrios. Esto potencia cualquier reclamo político.
Alianzas internacionales efectivas
No basta con comunicados y ruedas de prensa, videos e influencers, periodistas, que presentan escenarios mágicos para soñar y entusiasmarse. Se requiere articular con organismos como la OEA, ONU, UE, y países clave para promover sanciones selectivas, apoyo a la sociedad civil y mediación real.
Crear estructuras paralelas legítimas
Como en Polonia con Solidaridad o Venezuela misma con la AN 2015, si se pierde el terreno institucional, hay que construir estructuras legítimas de resistencia y gobierno paralelo, con respaldo nacional e internacional.
Conclusión final:
La abstención, como única estrategia, no ha tenido éxito comprobado en derribar dictaduras, ni en Venezuela ni fuera.
En cambio, la combinación de unidad opositora, participación masiva, movilización social y presión internacional coordinada ha sido mucho más efectiva.
En resumen: no se trata solo de votar o no votar, sino de qué se hace antes, durante y después.
No por casualidad, al igual que un sector de la oposición, el chavismo apostó por la alta abstención y esa coincidencia no fue gratuita.
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Ángel Monagas es abogado y comunicador.