25M: Una primera reflexión, por Richard Casanova

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«La derrota tiene una dignidad que la victoria no conoce»
Jorge Luis Borges
Me siento tranquilo de conciencia al haber hecho lo correcto e insistir en enfrentar al gobierno en el terreno electoral y en el momento más oscuro de la democracia venezolana. Aun logrando nuestra aspiración personal, lo que realmente angustia y desvela es el rumbo de un país que quiere cambio, pero vive ilusionado con un liderazgo vendedor de fantasías.
La realidad inocultable es otra, signada por una crisis pavorosa que tiende a agudizarse y un gobierno nefasto que se mantiene en el poder, siendo una minoría reducida y repudiada. Llegando a extremos inimaginables: gracias a la abstención, municipios como Chacao, Lechería o Los Salías los ganó el PSUV con muy pocos votos, los mismos que antes sacaban. Si se sigue por ese camino y tendrán a alcaldes rojo-rojitos, algo realmente insólito.
Si se impone la abstención como «política”, en la REFORMA CONSTITUCIONAL terminaremos entregándoles el país. Con muy pocos votos nos arrebatarán las pocas libertades que –con dificultad– aún ejercemos, sepultarán nuestros derechos constitucionales y le darán legalidad a este régimen ilegítimo y oprobioso.
Todo esto preocupa y es muy lamentable pero que además una parte de la oposición celebre los resultados del 25M como si algo ganaron, es realmente patético. Celebran porque el país opositor, les compró la absurda idea de que la forma de enfrentar al régimen era «no hacer nada», dejar de participar y que lo mejor era «quedarse en casa» o irse a la playa. ¡Que gran victoria!
La dirigencia política que propuso «quedarse en casa», perdió una oportunidad histórica y jugó al fracaso del resto del liderazgo democrático, como si se tratara del fracaso de un enemigo. Es muy grave que un importante sector de la oposición no tenga visión estratégica y le cueste entender que el adversario real está en Miraflores. Por cierto, celebrando también, aunque por razones distintas.
No es momento de profundizar las diferencias, pero sí de reflexionar. Insisto, es evidente que una parte de la oposición jugó a la derrota de la otra, de esa que decidió mantenerse exactamente en la misma ruta que unitariamente se habían acordado las fuerzas del cambio y que condujo a la victoria de Edmundo González. Entonces, vale preguntarse ¿Quién fractura la unidad? ¿Los que perseveran en la ruta exitosa del 28J o quienes, de forma inconsulta, sin promover un acuerdo, decidieron regresar –otra vez– a la fracasada ruta de la abstención?
Ese retroceso fue una victoria de Maduro y su gobierno, no una derrota de quienes decidimos dar la cara y enfrentarlo. Mientras el país se hunde en una honda crisis y avanza hacia el abismo, convertir la lucha por el cambio en una disputa por el liderazgo opositor, es poco más que una estupidez.
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Son reflexiones duras pero necesarias para recomponer la unidad de las fuerzas del cambio. A menos que se pretenda seguir celebrando las victorias del régimen. Yo apuesto a que prive la sensatez y la madurez política, que se logre a la brevedad posible un acuerdo político para enfrentar las pretensiones hegemónicas de esa reducida minoría enquistada en el poder y responsable de la ruina del país y del sufrimiento de un pueblo que se niega a rendirse, a pesar de las victorias pírricas que algunos celebran. Por cierto, nunca más apropiada la referencia al rey Pirros y sus batallas contra el ejército romano. ¡Dios
bendiga a Venezuela!
Richard Casanova es diputado, arquitecto y vicepresidente de ANR del Colegio de Ingenieros de Vzla.
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