38 muertos dejó la ‘Operación Limpieza’ durante protestas en Nicaragua
Las víctimas se repartieron entre opositores al Gobierno, funcionarios policiales y las llamadas «fuerzas de choque» del Ejecutivo
Las «Caravanas de Paz» de Nicaragua, conformadas por encapuchados fuertemente armados, paramilitares, parapolicías y las fuerzas de seguridad del Estado, gestaron la ‘Operación Limpieza’ el pasado lunes 10 de julio, que dejó un saldo de 38 muertos y decenas de capturados en el día más sangriento desde que iniciaron las protestas contra Daniel Ortega en el país centroamericano.
El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) dio a conocer la cifra de las 38 personas que perdieron la vida en los hechos violentos, entre opositores, policías y fuerzas de choque no oficiales leales al gobierno de Ortega.
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La presidenta del Cenidh, Vilma Núñez, precisó que 35 personas murieron en los municipios de Diriamba y Jinotepe, en el departamento de Carazo, mientras que los otros tres, fallecieron en el norteño departamento de Matagalpa.
De estas 38 personas, 31 eran opositores al Gobierno, otros cuatro pertenecían a la policía y tres eran miembros de las llamadas «fuerzas de choque» del Ejecutivo.
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La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condenó los hechos violentos y la persecución de personas defensoras de derechos humanos y otros actores en el proceso de Diálogo Nacional.
Según la información de CIDH, esta jornada de protestas trajo como resultado la agresión hacia miembros de distintas instituciones y gremios que hacen vida en la defensa de los derechos humanos en Nicaragua. En este sentido, despreciaron el maltrato hacia integrantes de la Iglesia Católica en Diriamba, donde un número de sacerdotes, entre los que se encontraba el Nuncio Apostólico, el Cardenal y Obispo Auxiliar de Managua, fueron agredidos por al menos 100 personas, quienes profirieron insultos y amenazas.
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Por otra parte, la violencia se extiende también hacia los periodistas, quienes sufrieron maltratos y robos de sus equipos mientras cubrían los hechos.
«Alertamos que las y los integrantes de la Iglesia Católica han sufrido una campaña de estigmatización por sus labores de protección a la integridad física de las personas manifestantes y por su fundamental rol en la mediación del Diálogo Nacional para el deseable alcance de una solución pacífica a la grave crisis de derechos humanos que vive el país», manifestó CIDH a través de un comunicado de prensa, e instó a las autoridades gubernamentales a abstenerse de emitir discursos que generen odio y violencia.