Día para no estar, por Fernando Rodríguez
Fernando Rodríguez
El día viernes 27 se había anunciado como un día muy activo de protesta contra el degredo en que la dictadura ha convertido la patria de Simón Bolívar y Diosdado Cabello. Si no recuerdo mal el anuncio lo hizo Víctor Márquez, quien preside desde hace muchísimos años (eso pasa en el espacio universitario, castigo del despotismo que impide elecciones), actuando como vocero del Frente Amplio opositor.
Al fin, me dije, cesa este silencio y esta inacción en la polis de quienes han, hemos, cuestionado la próxima elección presidencial, a tal punto que no se la debe nombrar ni siquiera como tal sino como fraude, simulacro, engañifa, pocilga institucional o como usted quiera zaherirla. Un poco retardadamente, a menos de un mes de esa competencia siniestra, pero dicen que jamás es muy tarde cuando uno alcanza a sonreír.
Desempolvé la cachucha tricolor, los zapatos de suela gruesa y un pito, sí, un pito muy usado, nunca he tenido brío para las consignas. Le dije a mi hijo que nada de vainas de combate, ni de ataque ni de defensa, porque el llamado es nada menos de un frente donde están hasta los curas, a quienes respeto muy ateísticamente por su impecable actuación en estos meses del desanimo y la desesperanza, y los empresarios, que a decir verdad nunca he querido mucho, pero que son bienvenidos en esta hora crucial, unitariamente crucial.
Desde el momento que se decretó la abstención ante el abuso atroz y continuado hubo un real consenso que la negación a participar no podía ser solo ella sino acompañarse de una intensa campaña de denuncias de la trágica situación nacional, la perfidia de las condiciones electorales y la cómplice actitud de Falcón (me enteré tardíamente que hasta militar había sido; militar como Chávez, Padrino, Cabello, los asesinos del 2017 y el que empujó a Borges en la Asamblea; aquí es políticamente correcto poner: hay excepciones, lo pongo, y es más a lo mejor Falcón se parece más a Larrazabal que a Pérez Jiménez )
Empecé a esperar una intensa campaña promocional en los días previos, pero no, nada se oía. Supongo que algo habría en las redes pero a estas renuncié después de que un señor tan sabio como Umberto Eco dijo que por ahora eran unas cloacas comunicacionales. Pero fuera de eso, si es que lo hubo, no leí ni oí una línea y mira que yo leo enfermizamente la prensa y me asomo a la radio y la tv, a pesar de que detesto esta última.
Creo que el miércoles leí que la cosa era manifestar en algo así como el lugar natural de cada quien (trabajo, centro de estudio, urbanización….), lo que me pareció muy raro pero como estamos en remodelación después de unos cuantos fracasos, quién quita. Y creo que lo leí en un par de portales, no mucho más. A pesar de que me comuniqué con algunos amigos, caminadores infaltables, me trasmitieron su desconcierto.
El jueves, la víspera, salió en pocas partes, dos o tres a lo sumo, unas declaraciones de Nicmer Evans donde ratificaba lo de los lugares habituales, pero agregaba que había que manifestar dos horas sin precisar cuándo, lo cual era todavía más confuso porque o habría que hacer una reunión para decir la hora común o que cada quien lo haría a sus horas preferidas. Lo primero es doblar el esfuerzo en un tiempo en que una reunión con alguna amplitud parece una hazaña, lo otro es una locura, tu protestas a las 10 a.m., yo a las 4 p.m.. Y por último dijo que había unos puntos de convergencia, lo cual es contradictorio con lo anterior y además que no se decían -¿para cuándo, faltaban horas?- a fin de evitar la represión. Todo muy curioso. Creo que en la tarde del jueves, sino el mismo viernes, se fijaron unos puntos a distintas horas y con distintos reclamos (agua, salarios, medicamentos…). Como si lo sedientos no fuesen también mal pagados y sin acceso a los remedios. Y no se sabe si las horas disímiles eran para que repitiese la misma poca gente prevista o algo por el estilo.
Yo me quedé en casa y estuve mirando fotos y videos de mínimas, pero mínimas, concentraciones. Y la ciudad funcionando como si nada pasara. Seguro que casi nadie se enteró. ¿No les parece a los compañeros, porque yo soy del mismo bando, que habría que repensar algún manejo de la información y algunas tácticas para la acción?