455 Cuaresma con cuarentena, por Carlos M. Montenegro
Se conoce como Cuaresma al periodo de 40 días que precede a la Semana Santa, tal vez la celebración más importante del cristianismo, que este año no tendrá lugar de la forma habitual por estar prácticamente el mundo entero en cuarentena.
Para los cristianos ese nombre se origina en el pasaje de la Tentación de Jesús en el desierto. Fue, según describe Mateo en su Evangelio, cuando Jesús fue conducido por el Espíritu Santo al desierto para que fuese tentado allí por el diablo. Después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches tuvo hambre (lógico) y fue cuando se le apareció el tentador y le hizo las tres célebres preguntas.
1ª- “Si eres en verdad el Hijo de Dios, haz que esas piedras se conviertan en panes para comer”, y Jesús le respondió: “Escrito está que no sólo de pan vive el hombre”.
Después el diablo lo llevó a lo más alto del templo de Jerusalén y le hizo la 2ª:”si eres en verdad el Hijo de Dios lánzate desde aquí, pues está escrito que vendrán sus Ángeles, los cuales te tomarán en las palmas de sus manos para que tu pie no tropiece contra alguna piedra. Y Jesús replicó: “También está escrito que no tentarás al Señor tu Dios”.
Para la 3ª pregunta el diablo le subió a un lugar mucho más alto y le enseñó todos los reinos del mundo y le dijo: “todas estas cosas te daré si, postrándote delante de mí, me adoras”. Entonces Jesús le Respondió: Apártate de mí Satanás, porque está escrito que tu adorarás al Señor Dios, y a Él sólo servirás.
En el cristianismo, de la Cuaresma nace la Cuarentena en conmemoración de los días que Jesús pasó en el desierto ayunando, quedando como tradición en los 40 días previos a su pasión, muerte y resurrección.
El número 40 tiene un fuerte valor simbólico en la religión cristiana. Cuarenta fueron los días pasados por Jesús en el desierto.
El número 40 también es un número muy significativo en la Biblia, muchos teólogos concuerdan en que este número representa un “cambio”.
Es el tiempo de preparación de una persona, pueblo o cultura para dar un giro fundamental. Ese número aparece en más de cien ocasiones en la Biblia y en momentos claves:
40 días y 40 noches duró el diluvio Universal.
40 años tenían Isaac y Esaú cuando se casaron
40 años duró el éxodo que el caudillo hebreo Moisés estuvo guiando al pueblo de Israel a través del desierto, rumbo a la tierra prometida.
40 era el número máximo de azotes que según la Ley un hombre podría recibir por un crimen.
40 días y 40 noches Moisés intercedió a favor de Israel ante Dios en el monte Sinaí.
40 días exploraron la tierra prometida los espías enviados por Moisés a Israel.
40 años sirvió Israel a los filisteos antes de la liberación de Sansón.
40 días retó Goliat a los israelitas antes de que David le venciera.
40 años reinó David al igual que Saúl y su hijo Salomón.
40 días en ayuno el profeta Elías en el desierto hasta encontrarse en el Monte Horeb con Dios
40 días anunció Jonás que Nínive tardaría en ser destruida, los mismos que aparecen
también en las profecías de Ezequiel.
40 días después de nacer Jesús fue presentado en el Templo.
40 días permaneció Jesucristo con sus discípulos tras su resurrección, y después de anunciarles que les enviaría al Espíritu, ascendió al reino de los cielos.
120 años vivió Moisés en tres etapas: 40 años en Egipto, otros 40 como pastor en la tierra de Madián (Arabia) y 40 años de travesía por el desierto.
En medicina, se conoce como “cuarentena” al periodo de aislamiento preventivo al que se somete a una persona, lugar o animal por razones sanitarias. Se llama así debido a que en sus orígenes ese periodo de tiempo correspondía a 40 días.
*Lea también: Dos Mujeres, Dos Discursos…, por Alejandro Oropeza G.
Las formas de aislamiento conocidas más antiguas son mencionadas en el Pentateuco hace más de 3.400 años, de las que se siguieron sus consejos, principalmente en el caso de la lepra en el que las personas infectadas fueron separadas para evitar la propagación por contaminación de la enfermedad.
Los motivos por los que se decide poner a alguien o algo en aislamiento son diversos, pero es común encontrar que se realiza tras producirse una infección (por algún virus o bacteria) con el fin de que no se extienda por contagio al resto del entorno.
La cuarentena es un recurso utilizado en primera instancia en casos de epidemias, esas enfermedades que afectan en un lugar a un número de individuos superior al esperado durante un tiempo preciso. Por su origen griego (demos significa pueblo) la palabra se aplica a las enfermedades que afectan a los humanos, pero habitualmente también suele decirse sobre las enfermedades que afectan a grupos de animales.
Una epidemia grave se produce cuando la enfermedad contagiosa se propaga rápidamente en una población determinada, afectando simultáneamente a un gran número de personas. Si el brote afecta a regiones geográficas extensas (por ejemplo, varias naciones o continentes), como ocurrió con el VIH, se cataloga como pandemia;
En caso de propagación descontrolada, una epidemia puede colapsar un sistema de salud, como ocurrió en 2014 con el brote de la enfermedad por el virus del ébola (EVE) en África occidental.
Las epidemias han sido una constante en la vida del ser humano desde hace muchos siglos. Han extinguido a millones de personas causando graves crisis políticas y económicas, Las epidemias han destruido y transformando el curso de la historia, con armas tan microscópicas como son los virus y las bacterias, lo que muchas potencias no lograron con sus cañones, tanques y aviones.
A medida que hemos conseguid ponerle freno a muchas enfermedades que acabaron con decenas de millones de almas, también estamos en un proceso en el que cada vez parece haber más de estas epidemias, que aunque suelen ser controladas, tienen una difusión más rápida y un alocado alcance mundial. El conocimiento científico es responsable de lo primero mientras que la “globalización” es culpable de lo segundo.
Mirando al pasado nos encontramos con ejemplos epidémicos que acabaron con enormes cantidades de población mundial. La plaga de Justiniano fue una epidemia que afectó al Imperio Bizantino y a grandes extensiones de Europa, Asia y África entre los años 541 y 543 d.C., acabando con la vida de la cuarta parte de los habitantes del Imperio romano de Oriente, una cantidad que hoy equivaldría proporcionalmente a cientos de millones de personas.
Lo mismo podría decirse de epidemias más renombradas como la peste negra en la edad media, que en sus primeros años se estima acabó con la vida de hasta 50 millones de europeos. O la peligrosísima viruela que estuvo durante siglos infectando a la humanidad en los cinco continentes, hasta que en de 1796, el médico ingles Edward Jenner desarrolló la vacuna. Aun así, hasta 1977 no se logró eliminar totalmente gracias al Programa de Erradicación Mundial de la Viruela, patrocinado por la OMS.
Imposible obviar la llamada gripe española, que, en el transcurso de la I Guerra Mundial e inmediata posguerra, se llevó entre 20 y 50 millones de personas a la tumba incluyendo mucha gente joven, algo inusual, ya que son grupos de baja mortalidad.
Para evitar el mal rollo que conlleva la sola mención de la palabra “epidemia”, los profesionales tratan de suavizarlo con eufemismos como, brote, brote epidémico, endemia o infección territorial, con el fin de no crear pánico, aunque tienen matices diferenciadores.
La actual pandemia global, del sobrevenido covid-19, que en el mundo entero estamos padeciendo, luce que pudiera seguir la misma línea de cambiar radicalmente esta tierra con sus terrícolas. Ojalá sea para bien