4F cuando Venezuela se hizo Hiroshima, por Ángel Monagas
Twitter e Instagram: @AngelMonagas
El gran legado del charlatán del siglo fue precisamente ese: hacer de la corrupción un estilo de vida, que semánticamente se combate y en la realidad se practica.
Hoy cuando se celebra, un año más del inicio de la destrucción nacional, pudiéramos comparar la llegada del chavismo-maduro como los efectos de la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki.
Los recién llegados lejos de combatir el flagelo de la corrupción, del atraso, del poder de los Amos del Valle, simplemente cambiaron de escenario y de actores.
Un Banquero corrupto, que hizo muchos negocios gracias a AD-Copei-MAS fue desplazado por otro, con el agregado de los seguros. Igual los contratistas como los famosos “bolichicos”
Venezuela antes del desastre nuclear del chavismo-madurismo.
La industria turística era una realidad. Venía en vertiginoso aumento. Actualmente como Cuba, viene una clase determinada a disfrutar de lo mismo que ofrece el castro-comunismo-cubano. Exportamos petróleo y sus derivados. Nació la OPEP por iniciativa venezolana. Hoy ni el Mercasur, ni el ALBA, ni nada. Regalamos petróleo a mares y nosotros carecemos de gasolina. Rafael Ramírez se hizo multimillonario y hoy intenta venderse como sacrosanto contra su propia creación.
Pdvsa era la 3 empresa más exitosa del mundo. Reconstruirla nos costaría además de veinte años, una cifra en dólares que no tenemos espacio para escribirla. Exportamos productos agrícolas, pecuarios y ganaderos. El café y el cacao venezolano eran reconocidos por su calidad y exquisito sabor. Teníamos un sector industrial y manufacturero cada vez más amplio. Las principales ensambladoras de vehículos americanos y japonesas estaban dentro de nuestro territorio. A paso lento pero seguro, avanzamos tecnológicamente. Surgieron nuevas profesiones como ingeniería en las telecomunicaciones, se realizaban tesis de grado relacionadas a la energía solar.
El programa Acude para combatir el analfabetismo fue reconocido mundialmente por sus objetivos alcanzados.
Una ínfima parte de la población emigró y la mayoría lo hacía por razones laborales, muy pocos huyendo del hambre, de la inseguridad o de la persecución. Con subidas y bajadas, éramos reconocidos y queridos turistas. En nuestras tierras llegaban de todas partes, muchas por cierto hoy nos rechazan. Muchos venían por requerimientos de empleos. Si hubo un porcentaje de irregulares desplazados, caso Colombia y Chilenos que huyeron de Pinochet.
A nivel de medios de comunicación, nuestras telenovelas y noticieros eran exportados. Había un canal del Estado que destacaba la ciencia y la tecnología. Reconozco que hubo muchos “vivos” que al salir de VTV se apropiaron de recursos, para luego montar sus propios canales y periódicos.
*Lea también: Francisco de León contra la compañía Guipuzcoana (1749-1751), por Ángel R. Lombardi B.
La prensa tuvo enemigos, cierto es. La diferencia era el estilo. Los programas de humor y la música de protesta eran admirados y respetados por sus sátiras, sarcasmos y ataques al partido gobernante. Hoy con dolor recordamos muchos de esos programas. Impensable en un régimen como el actual absolutamente intolerante.
Minas de diamantes, piedras preciosas, no se conocía el Coltan. El Sur del país era el sueño de América del sur. Había garimpeiros que actuaban al margen de la ley, igual que grupos religiosos se involucraron para adoctrinar indígenas. Hasta allí. Nunca se supo de guerrilla, o narco-guerrilla o grupos irregulares.
La salud confrontaba problemas y también éxitos importantes. Nuestros médicos y profesionales de la medicina, marcaron pauta a nivel mundial. Se erradicaron muchas enfermedades, que con el chavismo regresaron. Se podía vivir dignamente con la pensión del SSO.
Obras como el metro de Caracas, hoy destruido por el sistema chavista-madurista.
Había delincuencia. Empero los jueces se cuidaban. Hacían carrera por méritos académicos y de ejercicio y no por tener un carnet del PSUV. Luisa Ortega y William Tarek no hubiesen podido ser Fiscales Generales, ni Michaell Moreno Magistrado y menos presidente del parapeto TSJ.
La PTJ era una policía científica con reputación internacional.
La nacionalización del petróleo sembró la corrupción, jamás a los niveles actuales. De hecho nuestros técnicos y expertos eran reclamados mundialmente.
La democracia, con fallas y errores, avanzaba. La descentralización empezó a ser una realidad.
La Fuerza Armada tenía prestigio, honor. Había influencia política de Teniente Coronel en adelante. Hubiese sido una aberración declararse “marxista-leninista-castrista y fundamentalmente chavista”.
Venezuela no era el sitio de salida de la droga.
Políticos corruptos si hubo y hay. La diferencia es que antes no se les perdonaba ni se les premiaba y menos entregarles la “espada de Bolívar”, que la han convertido en el “puñal del deshonor”. Los mayores asesinos del planeta la han recibido.
El resentimiento y el odio no eran normales. No se señalaba a los ricos como la causa de la pobreza de muchos, mientras el que lo hace, gana ilegalmente miles de millones.
Los mejores artistas vinieron. Uno podía disfrutar del turismo interno los fines de semana y los llamados “puentes”.
Ser profesor universitario, como cualquier país que se respete, era pertenecer a una élite. Igual los médicos, enfermeras, abogados, ingenieros. Hoy con 7 bolívares al mes haga usted el juicio.
Los venezolanos llegamos a ser los más felices del planeta. Hoy la esperanza es una quimera ante una clase política torturadora y otra torpe y cómplice.
Siempre le digo a mis hijos de esa Venezuela. Pensarla es quererla y así puede volver. Cada uno debe cumplir su papel.
El chavismo-madurismo fue una bomba letal. Sus efectos como los vividos en Hiroshima y Nagasaki tardarán en pasar.
Si lo pensamos una y otra vez, eso sucederá más temprano que tarde. Destruyeron el país, que no destruyan nuestra alma y valores, esa es la nación que debemos reconstruir.