Seis hobbies más que descubrí en la cuarentena, por Reuben Morales
Les juro que, tras esta cuarentena, más nunca soñaré con ir a ningún parque de Disney. No tienen idea de las atracciones que sigo descubriendo en mi propia casa gracias al ocio. También gracias a las ideas aportadas por amigos lectores, como Yajaira Noroño y Luis Becerra, quienes me enviaron más hobbies para completar esta lista que sigue a continuación:
1. NETFLIGRAM: ¿Te quedaste sin Netflix? ¿La televisión te aburre? ¡Tranquilo! Ahora puedes pasar todo el día viendo maratones de “lives” de Instagram. ¡Entrevistadores que se creen anclas de CNN!… ¡Gente que se cree Gordon Ramsey y deja el “live” abierto mientras prepara atún con mayonesa!… ¡Y la secuela de “El Aro”! (no la película, sino el aro que da vueltas mientras el “live” se vuelve a conectar).
2. HACER CURSOS EN LÍNEA SIN INTERNET: La cuarentena nos enseña que el internet es como una playa en Semana Santa. Todos los turistas pelean por su pedacito de arena, hasta que la playa se llena y no queda más espacio. Por ello, seguir un curso en línea requiere de un séptimo sentido: el “internetístico”. Éste nos indica cuándo ver el curso con el internet de la casa, cuándo pasarse a los datos del celular y cuando atrapar a una paloma, para amarrarle un pen drive a la pata, y mandarla volando a casa del profesor para que nos guarde la clase ahí.
3. VIAJAR SIN VIAJAR: Para darme este lujo, todas las noches cambio los muebles de posición y luego me emborracho a punta de vino hasta quedarme dormido. Así, cuando despierto a la mañana siguiente, no recuerdo nada y me llevo la grata sorpresa de que estoy en otra casa.
4. VER THRILLERS NUTRICIONALES: ¿Quieres ver la película de terror más corta del mundo? Abre tu nevera, saca los productos y comienza a leer los datos nutricionales de cada uno de ellos. Yo lo hice y descubrí una salsa boloñesa que tiene 78% de colesterol por ración y unas croquetas de pollo congeladas que tienen el otro 22% restante, completando así el 100%. Para salir de ellos, decidí mezclar ambos productos en una bandeja, meterlos al horno y al cabo de veinte minutos obtuve un suculento corcho para obstruir arterias.
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5. HACER OFICIO CASERO SIN USAR LAS MANOS: Llegas de hacer mercado, abres la puerta de la casa, sueltas las bolsas e inmediatamente entras en crisis bacteriológica. Te quitas los zapatos con los pies, cierras la puerta con una nalga, guindas las llaves con la oreja, abres el grifo con la clavícula y empujas la válvula del jabón con la frente. Entras en paz, te secas las manos y agarras las bolsas del mercado para sacar toda la compra. Ahora te das cuenta de que te volviste a contaminar. ¡Y el ciclo arranca de nuevo!
6. ESTRIPTÍS PRIVADO: Es consecuencia de la anterior. Al terminar de desinfectar los productos del mercado, te quitas toda la ropa potencialmente contaminada, la lanzas a la lavadora y ahora tienes el reto de correr desnudo hasta la ducha sin que los vecinos te vean. Reto que no aplica para mí, obviamente, pues cuando vengo por la calle, cargado de bolsas, todas las vecinas se asoman, ansiosas, a esperar el momento. No descarto que esta escena del hombre llegando con bolsas de mercado a desnudarse, sea la trama de futuras películas porno.
En fin, tras esta cuarentena estoy pensando seriamente en comercializar esto, por lo cual les pido un favor. Si conocen a algún ejecutivo de Disney, denle mi contacto. Podría interesarle esta oportunidad de venir a mi casa para invertir en este Magic Kingdom versión boutique.