La invasión de los mosquitos, por Teodoro Petkoff
Este gobierno, que se la pasa amenazando al imperio con una «guerra de cien años», no puede, sin embargo, con un mosquito. El dengue ha asumido proporciones cercanas a las de una epidemia. En lo que va de año ya se han presentado tantos casos como en el año pasado completo. La proyección, al paso que van las cosas, es que, para diciembre, más de cien mil habitantes del país habrán sido víctimas de tal enfermedad. Este comienzo del tercer milenio ha visto reaparecer en nuestro país enfermedades que ya casi habían desaparecido a finales del segundo. El dengue es una de ellas, también el paludismo y la encefalitis equina. Difícil encontrar una muestra más elocuente de la bancarrota del sistema de salud pública.
El gobierno se anotó un punto importante con la creación del sistema de atención médica primaria, que se conoce como Barrio Adentro –ahora bastante venido a menos, según reconoció el propio Presidente. Pero el precio pagado por este logro es el incomprensible abandono en que se encuentra el sistema hospitalario tradicional, con sus 300 grandes hospitales y sus 3.000 ambulatorios, casi todos en terapia intensiva, y sin cuyo funcionamiento eficiente el sistema de atención primaria, Barrio Adentro, se encuentra cojo. Barrio Adentro es muy útil y necesario para atender los primeros síntomas de una enfermedad o para operar como un sistema de médicos de familia, pero un balazo en el pecho o una fractura tienen que ser necesariamente remitidos desde el consultorio del barrio al hospital.
Aquí es donde el paciente tropieza con la lamentable realidad de una red colapsada, donde faltan insumos, los quirófanos están sobrecargados y médicos y paramédicos deben hacer milagros para prestar el servicio.
El Ministerio de Salud, que ha visto pasar por su dirección a un número de ministros cuya cuenta ya se ha perdido, varios de los cuales eran militares sin ninguna experiencia en el campo sanitario, siempre fue uno de los mayores incordios de la administración pública, pero durante estos once años tocó fondo. Para peor, muchos de sus funcionarios, incluyendo alguno que otro ministro, no han dejado de quejarse de la invasiva presencia cubana, cuya arrogancia y prepotencia les ha resultado insoportable. Como muestra de lo que acontece en ese ministerio basta un botón. Vaya a saberse por cuál razón, a la División de Malariología en Maracay le bajaron la santamaría de un día para otro. ¿Cómo no va a haber repuntado el paludismo? Ya el PNUD ha hecho saber que nuestro país está retrasado en el cumplimiento de las metas del Milenio, para el año 2015. Son todos datos que producen tristeza. Resulta difícil de entender cómo un país que ha contado con ingresos siderales no ha hecho una tacita de plata de su sistema de salud pública. Difícil de entender pero es la realidad. De allí que escuadrillas de mosquitos, no de jets imperiales, están derrotando a un gobierno que ha batido todos los récords nacionales de incompetencia.