“Hay que pensar en otra cosa distinta a la MUD”
Fundadora del partido Vente Venezuela, María Corina Machado aún no legalizado ante el Consejo Nacional Electoral, cree que ante la “dictadura” la única opción es “insurgir” y, aunque los escenarios electorales intermedios son válidos, “primero es la salida del régimen”
Autor: Víctor Amaya
-Ha defendido que Maduro ya no es Presidente, pero gobierna. ¿Cuál es el alcance de esa frase?
-Lo que está claro es que Maduro es dictador. El reconocimiento nacional e internacional de eso es muy importante porque durante mucho tiempo había mucha resistencia de sectores dentro y fuera del país de asumirlo. Las razones son claras: no es políticamente correcto tener relaciones con dictadores y había mucho que sacarle a Venezuela. Internamente hay sectores que se aprovechan del status quo, con mucha dinámica y plata involucrada, y hay personas y organizaciones que es comprensible su aprensión a asumir el carácter dictatorial o de tiranía de un sistema porque eso implica asumir otras posiciones de lucha y riesgos muy grandes. El límite se dio el 20 de octubre cuando se bloquea definitivamente el revocatorio, asumiendo el costo que eso implica.
–Freddy Guevara nos decía que hasta ahora el Gobierno no paga costos políticos de sus decisiones porque la Oposición no se lo hace pagar.
-Una cosa es el efecto en la opinión pública venezolana, que ha sido devastador para el régimen pero también para la dirigencia opositora, y otra cosa es lo que representa en las propias filas del régimen. Esto no es un proyecto político sino un régimen que ha derivado en una organización criminal, y estas tensiones agudizan el enfrentamiento entre mafias. Hay un elemento muy importante: la opinión pública internacional que ese 20 de octubre sí estableció un distanciamiento claro y firme. También ha pagado un costo en las Fuerzas Armadas, para las cuales quedó evidenciada la negativa del régimen de tolerar cualquier tipo de cambio político por la vía institucional. Eso lleva a la radicalización.
-La oposición declara el abandono del cargo, usted misma dijo que había que convocar elecciones en 30 días y se sabía no iba a ocurrir. ¿La oposición está diciendo lo que debe decir y como debe decirlo?
-La falta de coherencia y de estrategia de la vanguardia opositora ha generado una desconexión y una frustración muy grande. Si algo ha pasado es que la gente está clarísima en la que la solución de los problemas pasa por la salida del régimen. A un altísimo costo, la población acompañó a la oposición en distintas iniciativas, como en la Asamblea Nacional. Estamos a más de un año después y yo me pregunto por qué no hay cinco rectores nuevos en el CNE, por qué no hay nuevos magistrados que sustituyan a los exprés, por qué no se nombró a nuevo Fiscal. Allí hay preguntas válidas que estaban asociadas al cambio político que generan una enorme confusión, frustración y decepción. Nuevamente se generó una expectativa alrededor del referéndum, que se entregó sin chistar en el momento de la mayor energía ciudadana. Toda la deslegitimación de este proceso al final buscó una salida institucional que es el abandono del cargo, pero cualquier mecanismo constitucional es tan fuerte como la fuerza que le pongas por detrás.
-¿La oposición sobreestima su propia fuerza política?
-Creo que esta dirección opositora ha subestimado la fuerza política de los ciudadanos.
-¿Cómo están sus relaciones con la MUD?
-Creo que la MUD cumplió un papel para una etapa en la cual existía la dualidad de la «competencia democrática electoral» y la disidencia o resistencia a un régimen autoritario. Ahora estamos en una nueva etapa. Por eso se requiere una plataforma que trascienda los partidos políticos, incluyéndolos, porque esta lucha ya no es electoral.
-¿Pero eso es posible hacerlo modificando la MUD que discute su reestructuración, o creando una plataforma distinta?
-La MUD fue concebida como una coalición de partidos para lograr la efectividad política del voto en una elección. Por muchos años hemos intentado que se abriera a otras formas de lucha y participación ciudadana, pero queda claro que su concepción y disposición es a actuar en el plano de coordinación electoral. Si va a poder llevar adelante un proceso de reestructuración y de restablecimiento de confianza, eso habrá que verse. Pero en esta etapa hay que plantear una plataforma que trascienda a los partidos y que sea donde el espíritu ciudadano dispuesto a combatir y enfrentar la tiranía esté claramente desplegado.
– Ahora todos son críticos de la MUD, incluso sus dirigentes. Y, en su caso, a veces la crítica es como parte de la Unidad y otras veces como ajena a ella.
-Yo siempre he estado con la Unidad y muchas veces he estado en desacuerdo con las decisiones que se tomaron. Durante mucho tiempo no hubo reuniones en la MUD y ni siquiera había dónde expresarlo. Es un momento de profunda autocrítica para aprender de los errores y para hacer las cosas muy distintas. Creo que uno de los errores fundamentales en los cuales incurrimos en Vente y yo asumo mi responsabilidad directa fue no haber hecho público esas posiciones de profundas diferencias. Las puse por escrito, las dije en encuentros informales, pues no había espacio porque la MUD no se reunía. Es insólito en un país donde había que estar en sesión permanente, pasaron ocho meses en los que no había encuentro. Por eso venció el plazo de este espacio de coalición y hay que pensar en otra cosa totalmente distinta. Hay que asumir que hay dos visiones: un sector piensa que Maduro va a quedarse hasta 2019 -porque conviene que se siga deteriorando el chavismo, porque no hay fuerza para cambiarlo, porque hay que acumular fuerzas en los escenarios electorales intermedios-; y otro sector donde sentimos que sí tenemos la fuerza para un cambio ya.
-¿Pero sí hay la fuerza necesaria?
-Y si no la tuviéramos habría que crearla por dos razones fundamentales. Una es ética: cada día que pasa aquí se mueren carajitos, hay una generación que está creciendo sin alimentación, sin educación, sin salud, sin esperanza; cada día que pasa se cierran negocios, se destruyen patrimonios, se van venezolanos del país; el país se está desangrando. Y yo no puedo ver a una mamá y decirle que hay que esperar a 2019. Pero además hay una razón pragmática, política: el régimen utiliza el tiempo a su favor. Hay que hacer las cosas distintas porque la energía está allí y la gente, pero hay un problema de conducción política.
-Esas dos visiones se contrastan desde 2014, por lo menos. De hecho, las voces que hablan del «ya» han terminado haciendo campaña. Mañana pudiera pasar lo mismo.
-Tres años después de 2014 y cien mil muertos por asesinato después, ¿qué aprendimos? Yo advertí la crisis humanitaria y me decían exagerada. Si yo le digo a la gente que hay una ruta llena de riesgos y amenazas y otra que es de menor esfuerzo que es ir a votar y ya está, cualquier persona racional prefiere la vía segura. Pero a dónde nos trajo esa ruta. El gobierno tiene, a efectos prácticos, más o menos poder sobre nosotros. La conclusión es que por ahí no es. Necesitamos construir una enorme y formidable fuerza que desafíe al régimen, que lo ponga entre la espada y la pared como hicimos en octubre del año pasado cuando se creó un momento, pero a la hora de la chiquitica no te puedes chorrear. Se necesita un liderazgo que diga que sí, que llegó al hora.
-En la marcha que convocó a Miraflores, el pináculo de la fuerza opositora en 2016, el anuncio fue impulsivo, sin planificación.
-Es que no hay propósito común y no puede derivarse entonces una estrategia común. Además, los procesos sociales tienen elementos impredecibles. La energía que se vivió ese 26 de octubre superó cualquier planificación racional. Creo que faltó claridad, lucidez y coraje para haber adoptado ese día una posición mucho más firme que hubiese implicado acelerar la salida del régimen.
-Ha dicho que el diálogo plantado no es el correcto, que debe ser uno para la transición.
-Una transición implica negociación, acuerdos, hacerle ver a quien está en el poder que por su propio bien debe contribuir a la salida del régimen y a la llegada de un gobierno de amplísima unidad nacional, que no es retórica sino algo obligatorio por la magnitud de las reformas que hay que hacer en Venezuela. Pero para que esa negociación se dé frente a un régimen militarista y mafioso que sabe los delitos que ha cometido, tiene que hacerse desde una posición de fuerza.
-¿Es recuperable esa fuerza, ese impulso?
-No hay opción. Hay tres caminos: huimos, claudicamos o insurgimos, con todos los riesgos que ello implica.
-Una negociación también implica cutas de impunidad.
-Lo que tenemos la obligación de garantizar es justicia, el respeto a los derechos de quienes nos lo negaron a nosotros. Y hay una diferenciación clarísima y hay que ir ente por ente. No es lo mismo el funcionario de alto nivel que cometió delitos de lesa humanidad al funcionario que fue obligado a marchar o a ignorar un determinado procedimiento.
-Pero quienes negocian son los de arriba y no los de abajo.
-Por eso la pregunta es quiénes tienen que estar sentados en la mesa de negociación, los que representen también a los cuadros medios y no solamente a las cabezas de las mafias. Por eso esa mesa (de diálogo) jamás va a generar la salida de la dictadura sino su estabilización. Y ese es uno de los grandes errores del diseño de ese mal llamado diálogo.
-¿Para las regionales ya tiene candidatos a apoyar?
-En Vente hay líderes maravillosos, gente que cree en la política con ética, en la libertad, en la apertura del mercado, en la globalización, en la propiedad, en la solidaridad, en la sociedad de la innovación para concejales, alcaldes, gobernadores, presidencia, para todo. Pero, eso sí, primero la salida del régimen.
-¿Tareck El Aissami sustituirá a Maduro antes de 2019?
-Si le hace falta a los cubanos, sí.
-¿Este es un gobierno débil o fuerte?
-Es un gobierno en una fase terminal y eso lo hace más peligroso.
-¿Va a traer cambios en Unasur de cara a Venezuela la salida de Samper?
-Debería si quiere servir para algo. Creo que hay que fortalecer en este momento las posiciones que ha llevado adelante Luis Almagro en la OEA.
-¿Habrá algún cambio con Trump en EEUU con respecto a Venezuela?
-Confío en que así sea. Si es cierto que la seguridad en el hemisferio es una prioridad para ese nuevo gobierno, la forma como se develado un narco Estado que es simultáneamente un Estado fallido y un Estado forajido, es un peligro enorme para toda la región en tres amenazas: mafias criminales que buscan expandirse, enfermedades y epidemias que traspasan fronteras generando problemas sanitarios que se extienden, y la migración.
-¿Vente está preparado para inscribirse ante el CNE y legalizarse como partido?
-Los requisitos los tenemos y de sobra, pero estamos claros que nacimos en dictadura y la señora (Tibisay) Lucena ha puesto todo su ojo para impedir su legalización. Ahora, ¿en verdad la AN cree que podemos ir a ese proceso y a unas regionales sin nuevos rectores? ¿Qué pasa? Nómbrenlos ya.
-¿Para esa reestructuración de la MUD, se han llamado, han hablado sobre su propuesta?
-Ya la conocen, la pasé por escrito y la digo al país todos los días. Pero aquí no hay que concentrarse en una instancia que ya cumplió su papel, hay que mirar pa’lante.
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