A Almagro le toca mantener foco sobre Venezuela, pero lejos de diatriba interna
Con su reelección como secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), parte del reto de Luis Almagro es mantener el foco sobre la crisis de Venezuela, política que lo ha llevado a ser calificado como injerencista por parte del gobierno de Nicolás Maduro
Durante cinco años, su primer período como secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro logró posicionar el tema de la democracia en Venezuela en la agenda continental. Ahora, tiene su tiempo en el cargo se extiende. Internacionalistas consultados por TalCual creen que la selección del diplomático uruguayo es el reconocimiento de la lucha por los mecanismos democráticos en el país que aún gobierna Nicolás Maduro.
“Yo diría que la reelección de Luis Almagro significa la validación de un mecanismo de lucha. Esto aunque hay objeciones de muchos países a la forma en que hizo su primera gestión. Pero también había temores por la candidatura de la excanciller ecuatoriana María Fernanda Espinosa», afirma el internacionalista Luis Daniel Álvarez.
«Con este paso, gana la idea de tener una OEA activa. Gana una OEA preocupada que se impone al miedo de que vuelva a ser una organización totalmente anquilosada, lenta, vetusta, arcaica, como se tenía en tiempos de José Miguel Insulza”, agrega.
El analista atribuye la reelección de Almagro a los esfuerzos del diplomático porque la OEA no se limite a un club de amigos. Se combate así la estructura de un organismo al que van, de cuando en cuando, los presidentes, algunas veces los cancilleres y, de forma regular, los representantes permanentes. “Esta reelección marca cuál es el perfil que se quiere para la organización. Se busca una organización mucho más activa en la defensa de la democracia, los valores y los derechos humanos”, acota.
Triunfo democrático
Para Juan Francisco Contreras, también internacionalista, la reelección de Almagro encarna el triunfo de la democracia en la región. Además representa el impulso de los valores plasmados en la Carta Democrática.
“La reelección de Almagro representa la posibilidad que la OEA continúe consolidando su perfil como principal foro político de la región. Es una derrota para las dictaduras de izquierda que aún quedan en la región, que quisieran alguien no comprometido con la democracia”, dijo.
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Almagro enfrentó la candidatura de la excanciller Espinosa de Ecuador, que obtuvo 10 votos. También lidió con los fuertes señalamientos de países como México, que fustigó su nuevo período. Para la embajadora de México ante la OEA, Luz Elena Baños, Almagro “actúa como Estado miembro y no como un facilitador. Hoy, la OEA no celebra nada, excepto el triunfo de las malas prácticas democráticas y de la confrontación entre los Estados”.
Almagro en la diatriba
El analista Luis Daniel Álvarez cree que el foco que Almagro ha tenido sobre la crisis de Venezuela sacrificó sus aspiraciones políticas. “Se vislumbraba como un potencial candidato presidencial en Uruguay, una figura de mucho peso dentro de la estructura del Frente Amplio uruguayo. Pero su defensa vehemente de Venezuela lo llevó a ser criticado por muchos sectores, entre ellos el expresidente Pepe Mujica, que es uno de los referentes de ese sector en Uruguay. Almagro quedó en una situación si se quiere complicada porque ya lo que era la oposición uruguaya, nacionales, colorados, entre otros, no lo querían o no lo veían del todo bien. Puso a Venezuela en la palestra, pero esto no estuvo exento de polémica, hay que señalarlo”, indica.
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Álvarez enfatiza que Almagro tuvo injerencia en la diatriba política interna. Esto último fue patente en los cuestionamientos a la Aamblea Nacional (AN) por sus actuaciones. Añade que se parcializó con la línea de algunos sectores de la oposición que defienden a un Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) legítimo, cuando el Parlamento solo designó a 13 magistrados principales y 20 suplentes para integrarse al TSJ.
“En algunos momentos, Almagro pareció alinearse con algunos voceros. Se puso a fustigar a partidos o a dirigentes políticos porque no hacían lo que él les recomendaba o lo que un sector con el que él comulga proponía. Esto pudo y puede pasarle factura porque hay países con cancillerías muy serias”, señaló Luis Daniel Álvarez.
En agosto de 2018, Almagro envió una carta al entonces presidente del parlamento, Omar Barboza, en la que lo conminaba a cumplir la decisión de los magistrados en el exilio de condenar a Nicolás Maduro por corrupción y legitimación de capitales. El diplomático advirtió que, de no hacerlo, la AN se convertiría en “cómplice de la dictadura y de la corrupción”.
“Lamento mucho que en momentos en los que la oposición debe estar más unida que nunca se haya producido esta lamentable comunicación del señor Luis Almagro, en la que hace una serie de señalamientos impropios para su cargo diplomático”, dijo Barboza en aquel momento.
Sin embargo, el analista Juan Francisco Contreras no ve clara la presunta parcialidad de Almagro hacia sectores políticos del país.
“Almagro ha recibido a muchos representantes políticos del país. El hecho de haberse reunido con muchos políticos y organizaciones le dan al Secretario General de la OEA una visión clara de la realidad de Venezuela. Creo que esto se ha hecho sin parcialidad”, opina.
Luis Daniel Álvarez recuerda que Almagro también ha sido cuestionado en otras realidades. Refirió que, de acuerdo con algunos sectores, el diplomático, en Nicaragua, actuó distinto a como lo ha hecho en Venezuela. “Se habla incluso de que hay un cierto guiño hacia el régimen de Daniel Ortega y que en Bolivia hubo una cercanía hacia Evo Morales. Eso se le ha venido criticando, pero no todo es absolutamente malo, ni todo absolutamente bueno”, agregó.
Almagro, el injerencista
La reelección de Almagro, el 20 de marzo, fue obtenida con 23 de los 33 votos de la organización. Cuando el diplomático se presentó, por primera vez, a la Secretaría general de la OEA fue apuntalado por el respaldo de Uruguay y el voto de Venezuela.
Aunque en el reciente proceso recibió los votos de ambos países, los escenarios son distintos porque ya en su tierra no gobierna la izquierda sino la centro derecha y el representante de Venezuela es el embajador Gustavo Tarre Briceño, designado en 2019 por el presidente de la Asamblea Nacional (AN) y encargado Juan Guaidó.
En la primera gestión de Almagro, Venezuela se retiró de la OEA. El anuncio fue hecho en 2017 y, conforme a las normas, se hizo efectivo en 2019. “La OEA ha llevado a cabo acciones injerencistas, arbitrarias, ilícitas, desviadas, groseras, contra la soberanía de la patria”, denunció la entonces canciller Delcy Rodríguez, al interponer la denuncia a la Carta del organismo el 27 de abril de 2017.
El internacionalista Juan Francisco Contreras subraya que a los países no les gusta que hablen de sus políticas y sus acciones. “Tratan de invocar el viejo principio de soberanía. Sin embargo, ese principio tiene matices y no puedes invocar soberanía cuando hay violaciones de derechos humanos. En el 2001 se firmó la Carta Democrática Interamericana y Venezuela fue uno de los principales promotores. Corresponde al Secretario General de la OEA velar por el cumplimiento de la Carta y Almagro se lo tomó en serio”, puntualiza.
Contreras refiere que, en 2015, el gobierno de Nicolás Maduro propuso la candidatura de Almagro porque creía que podía manejarlo y que su posición ideológica pesaría sobre sus responsabilidades en la Secretaria General.
«Pero, desde el principio, Almagro se desmarcó y comenzó a realizar su trabajo, a señalar la violación de los derechos humanos y los intereses ideológicos por delante los derechos de los venezolanos. Ante estas acciones, el chavismo decidió salirse de la OEA, primero de la Comisión de Derechos Humanos y luego denunciar al Organismo. Posteriormente, en votación de la mayoría de los miembros la organización aprobó al representante de Guaidó a la OEA, y reconocieron al Presidente de la AN como presidente encargado”, señala.
Lo que viene
El internacionalista Juan Francisco Contreras cree que, en su segundo período, Almagro insistirá en apuntar hacia Maduro. Sostiene que la reelección de Almagro ayuda a la democracia regional y venezolana.
“Maduro y su gobierno se han convertido en una perturbación para el resto de la democracia en el continente. Se violan los derechos humanos, se empobrece a la población. Hay un desastre ecológico al sur del Río Orinoco; se registra la permanencia de grupos irregulares armados y millones de venezolanos han tenido que salir”, dice.
Sin embargo, Luis Daniel Álvarez expresz que, aunque Almagro seguirá siendo duro en su planteamiento sobre Venezuela debe bajar la intensidad. Refirió que la coyuntura regional cambió. “Ya lo asomó México, las palabras de la representante mexicana fueron incluso groseras para referirse a Almagro. En la OEA, todos los Estados pesan lo mismo, pero llama la atención la actitud frontal de la representación mexicana que dista mucho del carácter edulcorado el gobierno de su país. Igual ocurrió con la intervención de Argentina”.