A gritos, venezolanos piden comida o dinero en los barrios más ricos de Bogotá
Colombia acaba de entrar en una segunda fase de cuarentena por el alza en los contagios, lo que dificulta aún más la economía de país
En los barrios ricos de Bogotá, capital de Colombia, se escuchan por las mañanas gritos desesperados pidiendo auxilio. Se trata de algunos venezolanos indocumentados que llegaron a la ciudad tras huir de la crisis en Venezuela.
Piden a viva voz comida o dinero en las calles, para evitar ser desalojados de sus viviendas tal y como les sucedió a miles de compatriotas suyos que, forzadamente, regresaron a Venezuela, víctimas del ahogo económico causado por la pandemia.
El aumento vertiginoso de los contagios por coronavirus en Bogotá, más de 50.000 a la fecha, y la ocupación de 91% de las Unidades de Cuidados Intensivos, hizo que la alcaldía decidiera decretar una nueva cuarentena restrictiva por zonas hasta el próximo 23 de agosto. Esto amenaza con seguir asfixiando una economía que estaba despertando lentamente de su peor caída en la historia y que ha dejado un desempleo de aproximadamente 20%, en una capital de unos 10 millones de habitantes.
«Las consecuencias van a ser dramáticas”, estima el economista Luis Álvaro Pardo, profesor de la Universidad Nacional en Bogotá. Dice que si el gobierno no subsidia a las familias más pobres, hay riesgo de «que la hambruna se tome las calles”, aumente la violencia y se profundice la tragedia social que ya antes del virus era muy grave en Colombia.
Un venezolano de miles
A las 9:30 de la mañana, Jesús Enrique Cuba, de 19 años, comienza a pedir ayuda a gritos mientras camina por entre los barrios más adinerados de Bogotá. «Padre, madre, ayúdenme. Tenemos hambre. Soy un padre de familia buscando algo de comida o colaboración para pagar un arriendo”, vocifera Jesús, quien utiliza también sus manos en posición de clamor a medida que avanza y va mirando hacia las ventanas de los exclusivos edificios, esperando que alguien se asome. Jesús es uno de los miles de venezolanos que aún resisten en medio de la pandemia, muchos de ellos gracias a las ayudas que reciben desde las ventanas de la casas o cuando por suerte se topan con alguien en la puerta de un supermercado. Algunos bogotanos les brindan un paquete de de arroz, pan, ropa o dinero.
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Antes de la covid-19, Jesús, que llegó hace un año a la capital, lograba sobrevivir vendiendo bolsas para la basura. Con lo que conseguía, unos ocho dólares diarios, pagaba arriendo, servicios públicos y alimentación para sus dos hijos de 24 y 12 meses de edad. Pero la situación está «ruda”, comenta. Con esta nueva cuarentena, sin mucha gente en las calles y con la policía persiguiéndonos para que nos retiremos de los barrios ricos, todo se complica, aseveró.
Miedo a la policía
Precisamente, la policía es lo que más le asusta a Lisbeidi Paola Carrasquero, de 23 años, oriunda del estado Falcón, quien pasó a Colombia por las trochas hace dos años. Cuenta que ha sido víctima de golpes en pies y manos por parte de algunos policías que utilizan la fuerza para sacarlos de los barrios acomodados. «Nos maltratan con groserías o nos llevan a estaciones policiales en donde nos pegan”. Una vez la dejaron retenida hasta el amanecer para asegurarse de que no volviera a molestar a los vecinos que se quejan. Y si nos ven pidiendo ayudas con niños, muchas veces los policías nos amenazan con quitárnoslos, dijo Paola.
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Por su parte, uno de los agentes policiales entrevistados en uno de estos barrios, que prefirió no dar su nombre, dijo que algunos vecinos presionan a los comandantes para que controlen el espacio público. Frente a los maltratos, aseguró que hay personas que los agreden y muchas veces tienen que recurrir a la fuerza.
Colombianos afectados
La nueva cuarentena que comenzó esta semana en Bogotá, también preocupa y afecta a un sector de la clase media colombiana. La familia de Paola Andrea Puentes ha tenido que reacomodarse a la nueva realidad. Paola, de 40 años, madre de dos niñas de 5 y 9 años, ya había perdido su empleo en la empresa farmacéutica francesa Sanofi y solo le quedaban los ingresos que le producían varios taxis de su propiedad. Las pérdidas a falta de usuarios por la cuarentena comenzaron a reflejarse drásticamente en su bolsillo. Ante la crisis, Paola se vio obligada a cambiar a sus hijas de colegio, poner en venta su casa de vacaciones y ha optado por vender huevos, puerta a puerta. Su esposo, administrador de empresas, que perdió su empleo en medio de la crisis, ha encontrado un nuevo oficio, pero el ingreso no es suficiente para todos los gastos. «Lo más difícil para mí, fue cambiar a las niñas de colegio”, dijo Paola.
El economista Luis Álvaro Pardo, quien ha criticado las aperturas parciales de la economía en Colombia, cree que esta nueva cuarentena decretada en Bogotá no va a servir de mucho, pues estrangulará aún más la economía, sin frenar el contagio. «Solo una vacuna permitirá al país y a la economía, salir de la grave crisis”.
Con información de DW