A la oposición le quedan las canas en Baruta y Chacao
En los centros electorales más emblemáticos del este caraqueño la mayoría de electores fueron de tercera edad. La juventud poco figuró el 9 de diciembre
En los municipios opositores más emblemáticos de Caracas el respaldo electoral opositor está casi garantizado, pero ya no hay un ímpetu masivo. Ni siquiera el mensaje enmarcado en el «defendamos…» surte mayor efecto. Y eso que en ambas jurisdicciones fue la retórica dominante de los alcaldes que empujaban sus respectivas planchas, Gustavo Duque en Chacao y Darwin González en Baruta.
Pero el llamado fue atendido, en su mayoría, por personas de la tercera edad. «Yo voto porque soy ciudadana, para proteger mi municipio, para que el chavismo no se meta aquí», dijo Nilde Marín al salir de votar en la escuela Jesús María Alfaro ubicada en la parroquia El Cafetal. La septuagenaria estaba acompañada por su hermana Lida, quien también lamentó que los jóvenes no participaran del proceso comicial.
«Yo vengo a votar para hacerle un poquito de oposición a esa gente (el chavismo), aunque el resultado no lo respeten; y creo que los mayores venimos a votar por la costumbre, por la tradición. Los jóvenes no tienen eso», agregó Francisco Gutiérrez, también pasados sus 70 años. «Los de mi edad valoramos haber logrado votar luego de la dictadura de Pérez Jiménez. Entonces uno no va a entregar algo que se consiguió así traumáticamente», sumó Pedro Guerra, a sus 74 años.
Por ese centro electoral pasó la candidata Lois Maldonado, del Movimiento Ecológico, quien confirmó lo que cualquier vistazo recogía: quienes más votan son los viejos. «En los recorridos de campaña muchos jóvenes nos decían que se iban del país. Más bien la gente se sorprendía que nosotros fuéramos jóvenes quienes estamos metidos en esto. Yo tengo 25 años. Me di cuenta que en Baruta hay mucho recelo a la política», afirmó. A su juicio, «juventud no hay, se fue». Aún así, dijo que la participación era mayor a la que esperaban. «Ya se ven pequeñas colas, nosotros pensábamos que los centros iban a estar vacíos».
En Chuao, en la sede de Conindustria, Antonio Pimentel esperaba para votar a las 10:30 am. llevaba dos horas esperando porque su mesa no había abierto. A esa hora, de más de 2 mil electores, tan solo ocho habían sufragado en todo el centro electoral. «Hay que votar para llevarle la contraria a los güevones que dicen que no hay que hacerlo. Es mejor que no hacer nada. Especialmente porque aquí estamos los que no nos fuimos. Los chamos se largaron, lo que ves aquí son puras canas«, soltó al acumular dos horas de espera.
“Somos los que quedamos. Los jóvenes se fueron”, dijo Marta Rojas de 69 años, en el mismo lugar del municipio Baruta.
En el Colegio San Luis abundaron los abuelos. «Vienen muchos señores mayores, y se les brinda la asistencia», confirmó Legda Moros, coordinadora del centro electoral. De las ocho mesas habilitadas, hubo una que a mediodía no había podido abrir. Afuera se acumulaban los electores esperando, pero el coordinador militar del Plan República, resolvió dar paso al recinto «para que por lo menos esperen sentados». Por la puerta cruzaba una mayoría de electores mayores.
En Chacao la situación no era distinta. En la Escuela Municipal Andrés Bello, el centro electoral más grande del municipio, «la mayoría son de la tercera edad, los jóvenes están fuera del país y los que quedan no son suficientes», comentó George Urbano, coordinador político de la oposición en el lugar.
«Aquí estamos los que quedamos. Los viejos. Porque los viejos no emigramos», dijo Marcelo Dávila, elector chacaoense. «Está claro que sumado a toda la desmotivación, ahora la diáspora hace más difícil que por la vía electoral haya cambios. Yo lo veo a diario en estas calles: personas mayores que viven de las remesas, sin posibilidad de hacer más nada que marcar en un tarjetón. Lo veo y lo vivo, porque yo soy viejo», agregó el residente del casco histórico de Chacao.
«Tú sabes que por aquí vive mucho adulto mayor. Y es lamentable porque nos vamos quedando solos. A uno le queda es votar», opinó Margarita Salazar, vecina septuagenaria de Los Palos Grandes.
Luis Francisco Cabezas, director de la ONG Convite, denunció que «muchas personas de las tercera edad en los últimos días les amenazaron que de no votar y no pasar por el punto rojo se les anularía la opción de convertir a bolívares el tercer mes de aguinaldo abonado en la inservible criptomoneda petro». Pero en territorios opositores hubo muchos que acudieron no por garantizar una pensión o una caja Clap.
«En mi casa no aporto, en cambio votando sí. Aunque sea para dejar testimonio. Voto por mis hijos y nietos que no están aquí para hacerlo», detalló Rosa Rodríguez (67), en Las Mercedes.