A la reconquista del ciudadano, por Pablo Andrés Quintero M.
Twitter: @Pabloquinterove
Las relaciones interpersonales, independientemente de su naturaleza, pueden atravesar periodos de desconexión, ruptura y desilusión. Salir de estos baches y recomponer esa dinámica supone un esfuerzo que no solo nos obliga a revisarnos sino a tomar cartas en el asunto. La política no es ajena a esta realidad, en ocasiones se pierde terreno, elecciones, confianza y algo más y un verdadero líder debe tener las herramientas para reconquistar a los ciudadanos.
El poder de una buena conversación
En la actividad política cotidiana la conversación presencial o digital es condición sine qua non, es el canal político más adecuado para persuadir e intercambiar ideas entre dos o más personas. A través de las palabras nos acercamos y conocemos a los demás, obtenemos la información necesaria sobre nuestros seguidores y futuros electores, con la palabra convencemos y también movilizamos. Desde el lenguaje verbal y no verbal nos recuerdan y nos perciben, nos acercamos a la mente de las personas. La comunicación es el oxígeno de la política.
En ambientes hostiles cargados de incertidumbre, desgano, desafección y fatiga política como en Venezuela y después de un largo confinamiento la conversación presencial es la mejor medicina. La gente quiere ser escuchada, quiere desahogarse, pero no tiene con quien. Parte del tratamiento a seguir consiste en combinar la demoscopia e investigación con una próxima comunicación. Antes del acercamiento es necesario conocer los intereses de gente y su estado mental. El propósito de la política es el de acercar al que esta más lejos, tanto física como mentalmente.
Todos tenemos algo que contar
Cada uno de nosotros posee un registro de experiencias, anécdotas y recuerdos, algo que contarle a los demás. El terreno de la política se desarrolla en múltiples acontecimientos públicos y privados donde las historias de la gente se entrelazan entre sí generando un ecosistema emocional lleno de información de interés. El storytelling por otro lado, o el “arte de contar” le permite al político conectarse emocionalmente con sus seguidores a través del relato personal.
*Lea también: Mujeres dulces y amargas, por Paulina Gamus
El ejercicio de la política actual requiere de mejores oradores, dirigentes con la capacidad de contar su propia historia, desafíos, propósitos, visiones, objetivos, anhelos y sentimientos, pero también se necesitan políticos con la atención suficiente para escuchar a los demás. La transacción de emociones entre el político y el ciudadano forma parte de los ejercicios de reconexión y mejoras en la percepción. La gente se identifica con lo cercano, con lo que se parece a ellos.
Una de las principales razones del distanciamiento de los ciudadanos con los políticos es la ausencia de conversación. Cuando se pierde esa sintonía, producto de desaciertos, cansancio y contradicciones, las personas tienden a dirigir su atención a otros temas que se encuentran afuera de la agenda política. la política siempre importa, pero para algunos no necesariamente quien la haga.
Imaginar e inspirar
Una imagen dice más que mil palabras, esto es muy cierto y no es nada nuevo. Cuando en política nos comunicamos a través de las imágenes logramos un clima emocional capaz de movilizar y convencer. No podemos olvidar que las emociones son inherentes a la naturaleza humana y estas son capaces de influir en las decisiones y preferencias políticas. Cuando se utilizan imágenes como marcos de referencia, facilitamos el trabajo de comprensión discursiva. Las imágenes son atajos para la mente, son píldoras para la imaginación colectiva.
Así como en las películas y también en la vida, las imágenes constituyen el centro de los recuerdos. Recordamos lo que sentimos, lo que vemos, lo que nos emociona. Recomendamos las experiencias buenas y satisfactorias. Hoy en día, la mayoría de los políticos de América Latina y en gran parte de Europa han comprendido que una buena comunicación política está fundamentada en la gestión de las emociones humanas como uno de los puntos de partida para la creación de campañas exitosas, entendiendo así que la política de hoy debe ser más que un discurso dentro de una pantalla.
Ser memorable
Uno de los grandes desafíos para la política de hoy es el de construir verdaderos recuerdos y ser memorables. En una sociedad sumergida en la hiperconexión, infoxicación y la desinformación, la atención se ha convertido en el activo de mayor valor. En los últimos años los políticos han diversificado sus canales de comunicación con el objetivo de que sus mensajes tengan un mayor alcance, pero también un mejor recuerdo dada la poca capacidad de retención de las nuevas generaciones.
Hay que mover los sentidos, hay que mover a las personas, sobre todo si se tiene como objetivo lograr una profunda movilización ciudadana que reactive el ánimo hacia lo político. Una población desmotivada que no recuerda a sus políticos poco podrá hacer frente a un escenario electoral o de cualquier naturaleza.
En la política no hay una hoja de ruta preestablecida, el agua del río nunca es la misma y se debe aprender a navegar hasta en las peores turbulencias con la esperanza de salir vivo de ellas. Si entendemos un poco más la naturaleza humana no solo entenderemos las causas de los problemas sino también nos acercaremos a las soluciones. Siempre es posible reconquistar lo perdido.
Pablo Andrés Quintero M. es Politólogo. Consultor político & asesor de comunicación. Profesor de la UCV.
TalCual no se hace responsable por las opiniones emitidas por el autor de este artículo