A las puertas de la libertad, por Alexander Cambero

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El fuego de la patria estaba oculto esperando el momento para ir encendiendo los tiernos leños que acaricia la esperanza de una transformación que haga renacer las expectativas de una nación sujetada por las cadenas del miedo. Llegó el momento en que salir de una realidad espantosa es un clamor nacional. No sé trata del mero ejercicio ejecutivo de un traspaso de mando. Es el anhelo de una sociedad que sufre como su calidad de vida se esfumó debido al pueril experimento revolucionario que dio al traste con la democracia como sistema.
En cuestión de poco tiempo Venezuela entró en las pailas apocalípticas del infierno generado desde la venganza social. Fueron calcinando las instituciones con una planificación bien estructurada con el fin de imponer un modelo administrativo que les garantizara la imposición. El socialismo llegaba con todas sus protuberancias y sed despiadada.
Quien pensaba distinto era puesto en la lista de los elementos a los cuales había que someter, los métodos iban perfeccionarse con el paso de los años. Con el albur de mala entraña tendieron la red para capturar a pseudo-dirigentes opositores que fueron directo a inclinarse a sus pies. Esa clase de seres sin pudor ni dignidad cruzaron el umbral para abrazarse con los dineros mal habidos. Buscaron el camino fácil que brinda la indignidad, son los espíritus que vagan en su propio estercolero.
En este tiempo han logrado unos estándares de vida impresionante. Son ellos los más renuentes a qué se produzca un cambio en nuestro país. Los vemos defender ardorosamente al régimen con una pasión tan devoradora que los deja al descubierto. Por ello muestran su odio en contra del legítimo presidente de la nación Edmundo González y de la líder María Corina Machado.
Les incomoda el inmenso respaldo del cual gozan, infructuosamente buscan ponerle palos a la carreta; son agentes del gobierno sin ningún tipo de escrúpulos. Son los primeros que se prestan para los comicios fraudulentos.
Para ellos le tenemos malas noticias: El cambio es inminente. El pueblo venezolano ya no aguanta más tantas felonías. Son veintiséis años de sufrimiento. Cargar sobre sus hombros una pesada cruz de infortunios. El dolor magnificado por hechos grotescos de sello revolucionario.
Afortunadamente hemos despertado del letargo inducido. Estamos a las puertas de la libertad.
*Lea también: ¿Qué defendemos?, por Fernando Luis Egaña
Alexander Cambero es periodista, locutor, presentador, poeta y escritor.
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