A los jóvenes del festival, por Teodoro Petkoff
A Hugo Chávez le encantaría haber podido dictar un decreto que creara plazas Bolívar en cada pueblo de Venezuela, pero estas existen desde mucho antes de él. Hay un Pico Bolívar y no fue Chávez quien lo bautizó. También hay un estado Bolívar y no fue Hugo quien lo denominó así, ni fue él quien le puso Ciudad Bolívar a la antigua Angostura. Municipios Bolívar hay como arroz y en ningún pueblo falta una calle o avenida Bolívar o, en su defecto, una Libertador, que lo es Bolívar por antonomasia.
Tampoco fue Chávez quien estableció que nuestro signo monetario llevase el nombre del gran caraqueño. Lamentablemente para el ego del primer mandatario, el uso y usufructo de la figura de El Libertador vienen desde hace más de cien años. Peor aún, varios de nuestros más famosos tiranos y/o autócratas ampararon sus tropelías y desafueros tras el sacrosanto nombre de Don Simón y su culto, en definitiva, lo implantaron unos tipos muy poco presentables. De modo, jóvenes del mundo, que si les quieren hacer creer —como es probable, porque Chávez quiere reescribir nuestra historia— que él rescató al “padre de la patria” del olvido en que lo habría sumido “la oligarquía”, pues, sencillamente, les han mentido. Si se quedan unos días más no tardarán ustedes en percibir que la mentiraes un rasgo estructural del régimen.
A lo mejor los llevan a pasear por el país. Pregunten si las grandes represas de Guri y las tres Macaguas las hizo la revolución. Se llevarán una sorpresa. Tampoco crean que Sidor y las empresas del aluminio son obras del chavismo. No se asombren ante el soberbio Complejo Criogénico de Oriente ni ante las plantas petroquímicas de Morón y de El Tablazo: eso no lo hizo el gobierno actual.
Tampoco fue Chávez quien nacionalizó el petróleo y el hierro, aunque seguramente ya habrán intentado hacerlos comulgar con esa rueda de molino. Verán escuelas públicas hasta en los pueblitos más apartados. Hay 23 mil de ellas, así como varios miles de liceos; en seis años y medio este gobierno no ha construido ni diez de aquellas y ni uno solo de estos. Tenemos 118 institutos de educación superior, entre universidades, tecnológicos y colegios universitarios. Este gobierno sólo ha creado una universidad, que no funciona, amén de que le han robado hasta los pupitres. Aquí hay 260 hospitales y 3.600 ambulatorios públicos. La “revolución” no ha construido ni uno solo de ellos. Lo que sí ha hecho es destartalarlos mucho más de lo que ya estaban.
Tampoco construyó Chávez el Metro de Caracas, ni inició los dos nuevos ramales de éste en la capital, ni los Metros de Maracaibo y Valencia, ni el segundo puente sobre el Orinoco ni la represa de Caruachi, ni el ferrocarril del Tuy, grandes obras que fueron comenzadas durante el gobierno anterior al de Yo El Supremo, hace ya más de ocho años. Se ha limitado a continuarlas pero al paso de la morrocoya de su hija Rosinés. Si ven el puente sobre el Lago de Maracaibo y el de Angostura, no se traguen la coba de que los hizo Chávez. Por los planes de vivienda ni pregunten. El propio Chávez se ha dedicado a crucificar en TV a su ministro de Vivienda Vivienda y Hábitat (nombre pomposo si los hay) por incapaz. En seis años y medio este gobierno ha entregado la misma cantidad de viviendas que el peor de los gobiernos anteriores construía sólo en un año. En este país hay 150 mil kilómetros de carreteras asfaltadas y autopistas. Este gobierno no ha construido en seis años y medio sino unos pocos centenares de kilómetros de esa red vial. Inquieran, a propósito, por la carretera de Macuro, que fue una promesa tan famosa como la de resolver el problema de los niños de la calle.
Pregunten, que se van a quedar pendejos ante tanta “eficacia”.
Esas calles llenas de buhoneros no son un pintoresquismo revolucionario sino la muestra viva de un desempleo y subempleo que aglomeran al 60% de la población en edad de trabajar. La basura que ven en las calles, sobre todo en las de las barriadas populares, no vayan a creer que está allí desde el gobierno anterior.
Es de factura íntegramente chavista. De hecho, ya el de Chávez es el “gobierno anterior”, al cual el folklore político nacional atribuyó siempre las causas de todos los males.
En fin, muchachos y muchachas, pregúntense si la boloña de plata que costó traerlos a ustedes, alojarlos y alimentarlos, no ha sido otro artificio más para ensanchar el pedestal de la estatua viviente del “refundador de la patria”, cuya fecha de nacimiento (28 de julio), no les extrañe que en el santoral chavista del futuro inmediato sea rodada unos “diítas”, para hacerla coincidir con el 24 de julio, día en que nació Bolívar. Nuestro más tenebroso tirano del siglo pasado, Juan Vicente Gómez, era tan “bolivariano” que se jactaba, miren qué coincidencia, de haber nacido ese mismo día.