A propósito del Frente Amplio, por Luis Manuel Esculpi
Recientemente se celebró en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela el Congreso del Frente Amplio Venezuela Libre, este evento fue la culminación de un proceso en el que se efectuaron 24 Congresos Regionales y donde participaron más de diez mil personas; lo que constituye en las actuales circunstancias, un acontecimiento de significativa importancia y de avance en la reconstitución de una plataforma representativa y plural, que podrá convertirse en una expresión de la unidad posible y necesaria requerida para la acción en la lucha por el cambio político.
En ese espacio confluyen, gremios representaciones de las iglesias, sindicales y empresariales, partidos políticos, la disidencia del oficialismo, organizaciones de la sociedad civil, de las universidades y las academias, en síntesis la Venezuela que impulsa la conformación de una alternativa ante el desastre actual.
La excelente y alentadora iniciativa de la configuración del Frente no exonera a las organizaciones políticas del rol que ellas deben cumplir, es altamente positivo que participen de ese encuentro, al igual que la nutrida representación de los parlamentarios presentes en el acto, más la labor que deben realizar no se limita a esa participación, el diseño de la estrategia, el desarrollo de acciones en la dirección de esa ruta a es una responsabilidad indelegable.
Los partidos políticos para colocarse a la altura de esas exigencias tendrán necesariamente que internamente revisar su actuación para poder asumir las tareas del presente. Comprender que la definición de sus propios perfiles no implica sacrificar las posturas unitarias, ambos propósitos se pueden compatibilizar y combinar armónicamente.
Está planteado un reconocimiento de las mutaciones producidas en el país en las dos últimas décadas, en el comportamiento de los venezolanos, en la manera de percibir las instituciones del estado y su relación con la sociedad, su visión sobre las organizaciones políticas, sus reacciones ante la espantosa crisis que vivimos y más en general el país en que aspira vivir la mayoría.
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Un discurso político que interprete esos sentimientos sintonizaría y dotaría de contenidos a la lucha por el cambio, su comunicación tiene que superar el cerco comunicacional existente, tendría que innovar empleando la creatividad de las técnicas modernas y a la vez apelar a las formas tradicionales de la propaganda política, destacando esa modalidad insustituible que es la comunicación interpersonal.
La revisión sugerida contemplaría también el propio funcionamiento democrático de los partidos -tanto los tradicionales como los más noveles- sus mecanismos de toma de decisiones, el ejercicio de dirección colectiva ante el peso de las individualidades, su relación con la militancia, la renovación -no sólo facial- debe contemplar cómo un aspecto principal la actualización de sus postulados y programas.
Si consideramos a las organizaciones políticas como instituciones fundamentales para la existencia y el funcionamiento de la democracia, el favorecer su fortalecimiento, el contribuir con ideas, proposiciones y sugerencias para mejorar su proyección e imagen ante la sociedad para así poder cumplir con el papel que le corresponde ahora y en el futuro, deben ser aportes, por supuesto, sin sacrificar la crítica a las fallas, errores, y limitaciones existentes.
Al saludar la existencia del Frente Amplio, respaldar sus objetivos y gestión lo hacemos desde la perspectiva de quienes siempre abogamos por la unidad más extensa posible y pensando que el pueda constituir, junto a otras instancias, un centro de conducción orientado a reformular la alternativa democrática.
La dramática situación actual es realmente insostenible, trabajar para modificarla es una misión de trascendencia histórica, requiere de la más amplia unidad, de partidos fortalecidos y de una férrea voluntad para cambiar el rumbo