A punta de «buena fe» y paciencia los comerciantes pudieron trabajar durante apagón
En los negocios hicieron conexiones con baterías de carro para encender lo necesario y algunos armaron listas para que los vecinos pudieran llevarse las compras y pagar después
Después de una semana de aparente normalidad, cuando los comerciantes apenas se recuperaban del primer apagón, nuevamente se quedaron con las santamarías a medio abrir. Con o sin decreto de día no laborable, los comerciantes se las ingeniaron para mantenerse abiertos a punta de conexiones improvisadas, paciencia y hasta «buena fe».
En un recorrido realizado por la avenida Baralt, Fuerzas Armadas, San Martín y Urdaneta se pudo observar que después de tres días de apagones consecutivos y a pesar de la inestabilidad de la electricidad cuando regresa, sumado a los problemas de comunicaciones en las plataformas bancarias, más del 50% de los locales abrió y aunque en muchos casos trabajaron a media máquina, los comerciantes aseguraron que están resolviendo como pueden porque desconfían que el sistema eléctrico se vaya a regularizar a corto plazo.
Desde el martes 26, en vista de que la energía eléctrica era muy inestable y las líneas para pagar con punto de venta no se restablecieron durante todo el día, en una charcutería ubicada en San Martín hicieron una lista con nombres y números de teléfono para que los vecinos de la zona pudieran comprar y luego hacer sus respectivas transferencias cuando volvieran a contar con electricidad y conexión a internet. Uno de los encargados comentó que han podido verificar y la mayoría de las personas ya canceló. «Puede que algunos se hagan los locos pero casi todos han pagado. Hay que resolver de alguna manera, así sea a punta de buena fe».
La dueña de un abasto ubicado cerca de Quinta Crespo contó que desde el lunes en la tarde decidieron improvisar una conexión con la batería del carro para mantener encendida una de las neveras en la que guardan el queso y la leche. «Ya con el primer apagón sabíamos que esto iba a ser para rato. Si nos ponemos a esperar que se regularice la luz, no abrimos más nunca» dice Nairobi Peña.
En los locales de ventas de verduras, frutas y huevos ubicados en la avenida Baralt que perdieron la conexión telefónica en sus puntos de venta cuadraron con aquellos locales en los que sí lograban pasar y, por ejemplo, los dueños de una pollera se dedicaron solo a pasar las tarjetas del resto de los comercios. La encargada hizo una lista en un cuaderno con los nombres de los demás vendedores y cada vez que llegaba un comprador tenía que decir para quién era el pago y la joven anotaba el monto.
«No nos podemos dar el lujo de quedarnos sin trabajar y ahora más que nunca la gente tiene necesidad de comprar porque en medio de este problema lo primero que hay que garantizar es la comida», cuenta Luis Romero, vendedor en una frutería.