¿A quién sirve la FAN?, por Teodoro Petkoff
Cuando Yo-El-Supremo lanzó su reforma constitucional, el general que ocupa el Ministerio de la Defensa dijo que eso era “una orden”. Posteriormente, ese mismo general, o algún otro, dijo que estaban listos para apagar cualquier “candelita” que se prendiera por ahí.
¿Esta es una Fuerza Armada de la nación, una institución de todos los venezolanos o es, por el contrario, una Fuerza Armada partidista, sectaria, al servicio de intereses particulares? Si nos atenemos a las palabras del ministro de la Defensa la conclusión es obvia: la FA ya no es una institución nacional. El propio cambio de su denominación lo indica: Fuerza Armada Bolivariana, es decir, chavista —habida cuenta de que el régimen se esfuerza en hacer sinónimos e intercambiables ambos términos.
El ministro de la Defensa ha asimilado perfectamente los fundamentos de Chavismo I, de los cursos propedéuticos de formación “revolucionaria”. Las instituciones, dice el manual de Chavismo I, existen para servir como correas de transmisión de la voluntad del Jefe. Esa es su “esencia”, que el “capitalismo” disfraza con esas añagazas sobre la división de poderes y el control mutuo entre ellos. Sólo al general Baduel se le puede ocurrir creer en esas pendejadas capitalistas. Los “revolucionarios”, explica el Manual, no están para esas “hipocresías”. En el Estado y sus instituciones no se puede permitir que se expresen otros intereses que los del “socialismo”. Y, menos que en ninguna otra institución, en la Fuerza Armada. En la “revolución”, los oficiales son del PSUV —cuando lo terminen de fundar— o, sencillamente, no son. El minpopop de la Defensa ya se metió este caletrazo y, sin ningún escrúpulo “burgués”, lo explaya. La FA no es de la Nación, es de la Revolución y para ella una “orden” no es lo que corrientemente se entiende por tal, sino “orden” es cualquier ocurrencia que brote del luminoso cerebro del comandante en jefe, incluso antes de que la diga. Para el minpopop de la Defensa ya la reforma está aprobada. Basta con que la haya presentado el Jefe. ¿Para qué simular que se espera por el resultado del debate en la AN, si ya eso está amarrado? Todo eso de debate y referéndum, reflexiona nuestro minpopop, no son sino resabios del capitalismo, que pronto serán superados. ¿Para qué esperar a que culminen todos esos procesos si ya el Jefe dijo lo que quería? ¿Para qué tiene ese minpopop su cambur si no es para obedecer rigurosamente lo que diga el Jefe? La FA, piensa el minpopop, no hace sino anticiparse a la situación que, afortunadamente, será creada por la reforma constitucional. Por ahora, que otros finjan. La FA no tiene por qué hacerlo. Con la reforma, todo el poder estará definitivamente concentrado en el puño del comandante en jefe y, además, éste, con el favor de Dios, será vitalicio. Lástima, se dirá el minpopop, en su fuero íntimo, que los ministros no sean también perpetuos.