A Zara se le acabó el tiempo y se va definitivamente de Venezuela
El único socio local de Zara es el empresario Camilo Ibrahim, quien está ligado a la aerolínea española Plus Ultra
Texto tomado del portal Producto
Zara, la cadena de moda española, buque insignia del grupo textil Inditex, ha cerrado las cinco tiendas que quedaban en Venezuela. Más aún: los encargados de los locales se han ocupado en las últimas horas de deshacerse del logo (o en algunos casos ocultarlo con telas blancas) que identificaba a la marca en las fachadas. Y lo mismo ha sucedido con las de Bershka y Pull&Bear, igualmente pertenecientes al grupo fundado por Amancio Ortega.
Inditex, que es un acrónimo de Industria de Diseño Textil, no solo ha dado órdenes de no comercializar más sus marcas en Venezuela, sino que meses atrás llegó a un acuerdo con el único franquiciante que tienen en el país para que los locales de Zara remataran en tiempo récord las piezas que quedaban en sus anaqueles y también deshacerse de sus corpóreos, esto es, de todo el mobiliario, escaparates y hasta los maniquíes. Y ese tiempo se ha agotado ya.
La multinacional española de producción y distribución textil cuya sede está en La Coruña solo distribuye a Venezuela piezas de saldo o stocks de temporadas pasadas desde 2018. Pero ahora ha detenido absolutamente todos los envíos. Así de sencillo. Y sin dar muchas explicaciones, aunque es vox populi que se trata de una decisión de tipo político.
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Zara, que es considerada una de las compañías más importantes del mundo según el informe Apparel 50 presentado por la consultora Brand Finance en febrero de 2021, y cuyo lema es poner piezas de moda a la disposición de todos gracias a sus precios relativamente económicos -en España desde una oficinista hasta la reina consorte Letizia se visten con Zara-, llegó a Venezuela en 1998. Y por decisión propia.
En total, Inditex llegó a contar con 22 establecimientos en el país: 8 de Zara, 5 de Pull&Bear y 9 de Bershka. En Caracas, Valencia y Margarita, por ejemplo. Solo que en 2004 se encontró de frente con el comandante Chávez, que era presidente, y que acusó a las tiendas de “fraude fiscal”. Así que comenzaron los problemas.
Hasta que en 2007 aparece en el escenario un nuevo jugador: la compañía Phoenix World Trade, cuyo único socio local, el empresario venezolano libanés Camilo Ibrahim, negocia con el grupo Inditex y convierte a Zara, Pull&Bear y Bershka en franquicias corporativas, modalidad según la cual todas las tiendas pertenecen a un mismo grupo económico.
Solo que bajo el régimen de Maduro tampoco mejoraron los negocios. Primero, porque en 2012 la economía no estaba dolarizada como ahora y era demasiado cuesta arriba importar camisas, pantalones y zapatos, así que las tiendas permanecieron desabastecidas durante años.
Segundo, porque el Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (Seniat) obligó a Zara a pagar una multa de 85 mil dólares por aumentar sus precios tras la devaluación del bolívar en 2013. Y tercero, porque el gobierno prohibió a la cadena de tiendas incrementar sus precios de manera indiscriminada en los últimos siete años. En conclusión: un mal negocio.
Se entiende entonces que el grupo Phoenix World Trade no haya adquirido ni un solo escaparate a Inditex desde hace más de diez años. Para ninguna de las tres marcas.
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Y se entiende igualmente que el mismo grupo Phoenix World Trade se las ingenió para dar una vuelta de tuercas al asunto y creó, por ejemplo, la marca Balú, que se nutre igualmente de saldos de marcas como H&M y de piezas de tercera categoría provenientes de China. Aunque sin abolengo, Balú sustituyó incluso a Zara en el Centro Comercial El Recreo.
Días atrás, esto es, en abril de 2021, solo quedaban tres marcas del grupo Inditex en Venezuela. Y 15 tiendas en total: 5 Zara, 6 Bershka y 4 Pull&Bear.
Las de Zara estaban ubicadas en el Centro Comercial Tolón Fashion Mall, el Líder y el Sambil de Caracas, Valencia y Margarita; Las de Bershka estaban en el Centro Comercial El Recreo, Tolón Fashion Mall y Líder, así como en el Sambil Caracas, Valencia y Margarita; mientras que las de Pull&Bear estaban en el Centro Comercial Líder y Sambil Caracas, Valencia y Margarita. Ya no.
Los trabajadores de Zara, Bershka y Pull&Bear no han sido despedidos, sin embargo. Y los establecimientos siguen en manos del Phoenix World Trade, que planea inaugurar nuevas tiendas en los próximos días y con nombres similares. Ya no será Zara sino Lola. Ya no será Pull&Bear sino Push&Co. Y tampoco Bershka sino Anakena. Hay algo cierto: se las saben todas.
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Quizás por eso es que la Cámara de Centros Comerciales (Cavececo) no ha chistado aún. La última vez que lo hizo fue el 2 de abril de 2021 cuando en España estalló el escándalo de Plus Ultra, la aerolínea con capital venezolano, según el portal de investigación Armando.info más precisamente de Camilo Ibrahim, que recibió 53 millones de euros por parte del gobierno español y la oposición (la española, se entiende porque en Venezuela brilla por su ausencia) pegó el grito en el cielo. En ese momento se dio golpes de pecho y apuntó en su comunicado que Ibrahim no era «un recién aparecido ni un producto del azar» sino una «expresión genuina de una trayectoria y una tradición».
Inditex, que distribuye ropa a países de América Latina como Argentina, Chile, Perú y Bolivia, está consciente que sus productos entran de manera ilegal a otros países. Y sabe además que las piezas que estaban en las tiendas Zara, Bershka y Pull&Bear, todas de viejas colecciones, seguramente pasarán a formar parte del stock de sus sustitutas. Un mal menor, dice alguien en Inditex.