Abastos Bicentenario despedirá al trabajador que no marche en apoyo a Maduro
Gerente de una sucursal afirma que marchar es parte del trabajo. Empleados y sindicalistas rechazan la medida y la consideran antidemocrática
Autoridades de la Red de Abastos Bicentenario informaron a los trabajadores que es obligatoria la asistencia a las marchas y concentraciones que el gobierno de Nicolás Maduro convoque, de no hacerlo debe presentar su renuncia.
En una circular, Misdarling Aponte, gerente del Gran Abasto Bicentenario ubicado en Terrazas del Ávila, señala que el empleado “debe cumplir con la asistencia a la convocatoria de carácter obligatorio” con la camisa roja de la institución y la gorra tricolor. “Todos estamos en conocimiento de que las marchas hacen parte de nuestro trabajo, por lo tanto, nadie debe sentirse obligado, intimidado o mucho menos acosado por asistir a una marcha o concentración. El empleado que no se sienta a gusto con participar en estas actividades puede hacer uso de su renuncia voluntaria, ahorrándose inconformidades”, dice la trabajadora.
Exige a los jefes de los departamentos que se comuniquen con su personal. “De incumplir con estas normas será amonestado el empleado y el jefe”.
Jorge Lastra, directivo del sindicato de Rabsa, afirmó que la medida fue tomada en las tres únicas sucursales que quedan de la Red de Abastos Bicentenario. “En la circular informan simplemente que el que no esté de acuerdo con la norma tiene que poner su puesto de trabajo a la orden, pero cuando el supervisor va a la tienda dice que está botado el trabajador que no vaya a la marcha. Te traduce el papel”, dijo.
El sindicalista indicó que el empleado debe asistir obligatoriamente a cualquier convocatoria del chavismo así tenga el día libre, esté de vacaciones o incluso de reposo. “Antes nos amenazaban con quitarnos el mercado obrero si no asistíamos, un beneficio con el que nos venden mensualmente productos que llegaron al Bicentenario. Ahora nos amenazan con que tenemos que renunciar si no nos ponemos la franela roja o la gorra tricolor y vamos a marcha”.
Los trabajadores y los representantes sindicales rechazan la medida y la consideran antidemocrática. Coinciden en que en un país democrático el gobierno debe respetar la ideología política de cada ciudadano. Con la orden las autoridades violan lo establecido en el artículo 70 de la Constitución, el cual señala que “todos los ciudadanos y ciudadanas tienen el derecho de participar libremente en los asuntos públicos”.
También violan el artículo 84 de la carta magna, que les garantiza a todos los venezolanos el derecho al trabajo. “El Estado procurará que toda persona apta pueda obtener colocación que le proporcione una subsistencia digna y decorosa. La libertad de trabajo no estará sujeta a otras restricciones que las que establezca la ley”.
El directivo del sindicato de Rabsa expresó: “Lo que está ocurriendo en el Bicentenario es acoso laboral. No podemos vivir con miedo de que vamos a perder nuestro derecho al trabajo si no hacemos lo que ellos quieren. Además, me pregunto cómo nosotros vamos a apoyar algo o a alguien que más bien nos está dando latigazos. Estamos en una zozobra por el posible e inminente cierre de las únicas sucursales que quedan en Venezuela”, añadió.
Un proyecto fracasado
De los 42 Abastos Bicentenario que el gobierno lanzó tras las expropiaciones de las cadenas de supermercados Cada y Éxito que el fallecido presidente Hugo Chávez llevó a cabo en 2010, ahora solo quedan 3. Desde que Nicolás Maduro ordenó en febrero de 2016 reestructurar la red más de 10.000 trabajadores fueron despedidos. Las liquidaciones han continuado en las sucursales que cierran para convertirse en Tiendas CLAP, ahora en manos de privados, que, sin embargo, no han sanado la agonía de los Bicentenario.
Son pocos los productos básicos que ofrecen en sus anaqueles y la mayoría de las veces cuando llega algún alimento que escasea y tiene altos precios en el mercado, como la harina de maíz precocida, los consumidores con un poder adquisitivo pulverizado hacen colas desde tempranas horas de la mañana para adquirirlo. Así sucede en la Tienda CLAP ubicada en el Fuerte Tiuna.
“Para intentar salvar los Abastos Bicentenario el gobierno está convirtiéndolos en tiendas CLAP”, asegura Lastra. Y ni siquiera Maduro pudo eclipsar el fracaso del proyecto de Chávez, quien había prometido que convertiría a Venezuela en una verdadera potencia alimentaria y que gracias a los planes alimenticios que su gobierno había impulsado los venezolanos habían mejorado su consumo.
“Abastos Bicentenario se pudrió”, expresó el gobernante en 2016. Lo único abundante en la red fue la escasez de comida. Incluso llenaban varios estantes con el mismo producto, que prácticamente siempre era importado.