Ada Lovelace, por Carlos M. Montenegro
Me siento a escribir el 27 de noviembre de este semi agonizante 2019. Lo que en mi caso, viene a ser un momento complicado, porque es cuando suelo plantearme de qué voy a escribir y por dónde empezar. No debiera ser así ya que lo normal, pienso, es que cuando alguien se sienta a escribir se supone que esas dudas ya están superadas, que como se ve no es mi caso.
Pero lo cierto es que mientras estaba mareando a la perdiz de la inspiración, (porque lo de la musa siempre creí que es leyenda), súbitamente ha sonado la aguda campanita indicando que acaba de llegar algo por internet. Instintivamente y a falta de mejor cosa hago click sobre la tecla apropiada y, ¡oh sorpresa! se me aparece una musa, pero no cualquier musa, sino la propia musa de internet, lógicamente en modo noticia y me dice: El 27 de noviembre de 1852 falleció la primera programadora de computación de la historia.
La intriga está servida, pues de ese tema sé entre poco y nada; Me informa uno de esos servicio de noticias al que todo el mundo suele estar subscrito habitualmente sin saber desde cuándo, cómo ni de parte de quién, que una tal señora Augusta Ada Gordon, murió tal día como hoy en la misma ciudad donde había nacido, Londres. Según la noticia resulta que su fama se debe a haber sido la primera persona programadora informática de la historia.
También indica que, inspirada en el famoso telar de Joseph Marie Jacquard, el cual usaba tarjetas perforadas para plasmar diseños en el tejido, fue Ada King quien desarrolló el algoritmo para la “máquina analítica” diseñada por Charles Babbage, el británico matemático y científico de la informática, considerado por muchos como “El padre de la computación”.
Todo me ha parecido normal, excepto el pequeño error en la fecha que debe estar equivocada, porque la señora programadora debió morir en 1952, es decir en el siglo XX, no hace casi dos siglos cuando ni existía la luz eléctrica. Pero para pasmo y muestra de mi casi absoluto desconocimiento en cosas de la ciencia, resulta que no es así, la fecha es correcta. Permítanme contarles:
Ada en sus escritos detallaba el funcionamiento de una máquina cuyo diseño sería el antecedente del ordenador moderno. Pero no sólo se encargaba de esa tarea, también realizaba aportes a dicha investigación. De ahí que es considerada por muchos como la pionera de la programación. Lo que impacta es que la primera diseñadora de algo, para mí, tan reciente como es la informática lo pensó, desarrollo y publicó con el nombre de “Notas para la máquina analítica” (en la imagen) nada menos que en 1843, es decir hace 176 años, cuando ella contaba apenas 28.
Pero las sorpresas siguen: Augusta Ada era hija de George Gordon, un poeta perteneciente al movimiento del romanticismo británico que debido a su talento poético, su personalidad, su atractivo físico y su vida de escándalos, llegó a ser una celebridad de su tiempo. Su madre fue Annabella Noel, una aristócrata inglesa, mujer moderna que estudió matemáticas y astronomía, mostrando interés por las ciencias y el desarrollo que se respiraba en su época.
El cuerpo de la noticia ha ido creciendo en interés, lo que a primera vista no ofrecía, pero escudriñando en su genealogía familiar han surgido primicias inopinadas; así que he decidido aparcar un impreciso artículo que estaba pergeñando y dedicarme por hoy a Augusta Ada King (1815-1852), por matrimonio en 1835 con William King, conde de Lovelace. La Condesa de Lovelace desde entonces firmaría y sería reconocida universalmente como Ada Lovelace.
Otra nueva, ya entrando en el jardín de la revista ¡Hola!, es que fue bautizada como Augusta Ada Byron, pues fue la única hija legítima del poeta George Gordon Byron, 6° barón de Byron con lo que su madre, la matemática Annabella Noel Milbanke era Lady Byron, además de poseer el título de 11ª baronesa de Wentworth. Ada nació en Londres, el 10 de diciembre de 1815, pero el 5 de enero del año siguiente, 1816 a causa de las desavenencias con su marido, tras constatar que le era fiel, Annabella abandonó el hogar, mientras Byron dormía, llevando consigo a su hija de apenas un mes instalándose con Ada en una mansión familiar.
Los rumores sobre las relaciones incestuosas de Byron con su media hermana Augusta, sus escritos antipatrióticos, su libertinaje manifiesto, su acusación de sodomía, su agrio carácter, e incluso las dudas sobre su cordura provocaron su ostracismo social, lo cual hizo que Byron profundamente amargado decidió abandonara definitivamente Inglaterra en 1816 sin conocer prácticamente a su hija. Con menos de un año de edad quedó a cargo de su madre para su crianza y educación, y no conocería a su padre que murió en Grecia cuando Ada contaba apenas ocho años.
Su posición social y su educación le permitieron crecer rodeada de un ambiente erudito, que la llevaron a conocer desde muy pequeña a reconocidos científicos y personajes ilustres de la época como Michael Faraday, descubridor de la inducción electromagnética; Andrew Cosse, pionero y experimentador de la electrocristalización, Sir David Brewste, científico escocés, creador la mineralogía óptica en el campo de la polarización de la luz y la birrefringencia de los cristales bajo compresión; Charles Whatstone, científico e inventor británico, introdujo la técnica Playfair de codificación, el estereoscopio y el caleidófono y al escritor Charles Dickens entre otros.
Ada supo aprovechar sus relaciones para mejorar aún más su preparación, además de contar con excelentes profesores en matemáticas, astronomía, literatura y música. Entre estas relaciones se encontraba Mary Somerville, la matemática más famosa de su tiempo que fue su tutora, además de amiga durante toda su vida.
Desde niña fue siempre muy débil de salud, y pasó largos períodos de su niñez postrada en cama por causa de diferentes enfermedades. A los 14 años quedó paralizada de ambas piernas debido a un sarampión, lo cual hizo de ella una niña que, en lugar de jugar, dedicara largas horas al estudio y la lectura en la cama y silla de ruedas durante varios años hasta que se repuso. Desde la adolescencia se sintió fascinada por la ciencia, lo que le llevó a frecuentar sus ambientes, estudiarla, investigar e idear.
Mary Somerville en 1833, con ocasión de una conferencia sobre la Máquina Analítica fue quien presentó a su inventor Charles Babbage a su amiga. La admiración mutua que se despertó en aquel encuentro sería el marco de una amistad y de estrecha y sincera colaboración profesional de por vida. Las cartas cruzadas entre Babbage y Ada están plenas de reflexiones científicas, de proyectos, de amistad, de diferencias y de afecto.
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En 1835 se casó con William King, Vizconde de Ockham y Conde de Lovelace con quien en muy poco tiempo tuvo tres hijos, lo que hizo que Lady King, o sea Ada, no tuviera tiempo suficiente para sus estudios. Cuando su tercer hijo tenía pocos meses, no aguantó más y escribió a Babbage rogándole que le consiguiera un profesor para darle clases en su casa.
En 1840, su ya gran amigo Babbage realizó una conferencia sobre sus trabajos en un seminario de Turín (Italia), y un matemático italiano llamado Menabrea escribió un artículo en francés sobre la misma. Ada tradujo este artículo y cuando se lo enseñó a Babbage éste le sugirió que añadiera sus propias ideas. El resultado fue que las notas de Ada triplicaban el espacio del artículo original. En dichas notas, que fueron publicadas en 1843, ella predijo que la máquina de Babbage podría ser usada tanto para un uso científico como práctico
Ada sugirió a Babbage escribir un «plan» para que la máquina calculase en números de Bernoulli*, ese plan es considerado el primer «programa de ordenador», y por ello se considera a Ada el primer programador de la historia.
La máquina analítica mecánica permitía calcular cualquier función algebraica y almacenar números; el programa se introducía en la máquina mediante tarjetas perforadas. Dicho en el lenguaje del siglo XXI: Babbage estaba desarrollando un ordenador o procesador (hardware), y el “plan” de Ada era la forma, el sistema operativo (software) con los “drivers” para que el ordenador supiera cómo hacer.
Más de un siglo antes del comienzo de la era de los ordenadores, Ada Lovelace imaginó cómo sería el ordenador moderno de uso general. Podría ser programado para seguir instrucciones y crear, no solo para calcular. Lo escribió en sus “Notas” de 1843: «tejerá patrones algebraicos al igual que el telar de Jacquard teje flores y hojas”.
Ada Lovelace había vislumbrado que cualquier cosa que pudiera convertirse en números, como el alfabeto, las imágenes o la música, podría ser manipulada por algoritmos informáticos.
Fue la primera percepción de un ordenador moderno, no solo una calculadora, una máquina que podría contribuir a otras áreas del esfuerzo humano, como por ejemplo, componer y grabar música.
Curiosamente aun cuando Ada a partir de 1843 ya era una matemática muy reconocida, seguía firmando sus artículos con sus iniciales A.A.L. por temor a que al ser escritos por una mujer fueran subestimados o rechazados.
Su padre, Lord Byron, al parecer mantuvo una intensa relación a distancia con su hija. Tal vez su temprana muerte les impidió reencontrarse, pero consta que la tuvo siempre presente y muchas de las heroínas de sus poemas las bautizó con el nombre de Ada. Ada Lovelace murió de cáncer de útero a la edad de 36 años. Su salud se había deteriorado mucho tras completar su trabajo en el motor analítico; había sufrido toda suerte de enfermedades por lo que los médicos le recetaban opiáceos para ayudarla a sobrellevar el dolor. Finalmente Ada requirió que su cuerpo fuera enterrado junto a su padre, al que nunca conoció, en la Iglesia de Santa María Magdalena en Nottingham, donde aún hoy se puede ir a visitar su tumba.
* Ni se les ocurra intentar entender lo de los números de Bernoulli, a no ser que sea unos “cracks” en ciencias hidráulicas o matemáticas. Por si sirve de algo, yo no he entendido nada de lo que decía el señor Daniel Bernoulli. Por nada.