Adiós a la educación gratuita para todos, por Rafael A. Sanabria M.
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Virtual privatización de la educación
El Ministerio de Educación habla de educación a distancia con asesoría pedagógica impartida por los docentes, pero no se manejan las estrategias ni se dispone de las herramientas. Por otra parte, los docentes están desesperados por no poder cubrir ni siquiera los gastos mínimos de alimentación. Con estos elementos florecen los hogares con escuelitas particulares de tareas dirigidas, que generan un ingreso mucho mayor que el de maestro o profesor. Por cierto que se ven educadores con años en “reposo médico” que ahora atienden 18 niños en la mañana y 18 en la tarde por 3 $ a la semana, cada uno.
El gobierno criticó los pagos que antes se hacían en el sistema educativo público, pero ahora se exigen actividades más costosas para recibir los conocimientos (cyber, tareas dirigidas). Hay padres que pueden cancelar las así llamadas tareas dirigidas, mas la mayoría no puede, ni tampoco el Internet. Tantos años después de Guzmán Blanco, la educación está perdiendo su gratuidad. Mientras, el gobierno pretende que la educación marche perfectamente.
Hace años desaparecieron los cursos de reparación porque era una indebida forma de lucrarse especialmente de docentes de inglés, matemáticas, física y química. Se ordenó evaluar por fases para que todos aprobaran. Muy bien. Hoy los representantes no pagan la inscripción, pero sí clases diarias a sus hijos. La educación a distancia debería ser planificada con cuidado y experticia, pero apenas se hace una parodia, donde se envían guías, algunas comprensibles solo por quien las escribió, sin previo estudio ni contextualización. Todo parece dirigido al fracaso tanto de los estudiantes como de la educación.
En estos días hemos visto que ponen a investigar a alumnos de secundaria cosas tales como las biografías de más de una decena de químicos, físicos y matemáticos pero no aprenden nada de estas ciencias en sí. Tareas de inglés donde más importante es la ilustración que el idioma mismo. Asignaciones de primaria en escuelas rurales que comienzan así: “Realizar un video de…” (¿Con cuáles medios?, ¿quién se los realiza?). Resultado: el niño nada aprende, aunque ahora gasta muchísimo más. Y a nadie le preocupa. Así no podemos repetir aquello de “Ahora Venezuela es de todos”.
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Las comparaciones pueden ser odiosas e imprecisas, pero es notorio que hasta en el país capitalista por antonomasia, Estados Unidos de América, la educación (primaria y secundaria) está socializada: con buenas escuelas, incluyendo transporte y comida además de los libros, todo gratis. Esto no fue siempre así sino desde que los rusos pusieron en órbita el primer Sputnik, porque la educación para todos es una necesidad estratégica.
En Venezuela, desde el siglo XIX la educación ha sido gratuita hasta el nivel superior. De mi entorno conozco muchísimos destacados profesionales formados en instituciones gratuitas del Estado, todos de familias humildes y de bajos ingresos, formados antes de esta cacareada educación, supuestamente socialista. La triste realidad es exactamente inversa a la publicitada.
Ciertamente que ocurrió una masiva alfabetización, proceso en el cual, colateralmente, se identificaron y corrigieron problemas visuales de muchos adultos. Hubo luego la continuación progresiva: Misión Robinson (primaria completa), Misión Ribas (secundaria) y Misión Sucre (universitaria). Hubo una gran población beneficiada y por ende el país en sí. Adultos que no habían completado la secundaria la completaron a satisfacción. Uno manifestaba que de joven no comprendía las matemáticas pero ahora sí (entre otras cosas porque se usaba un flamante sistema audiovisual en cada sede, ahora “extraviados”).
Misión Sucre significó la vuelta a las aulas de quienes tenían una justa aspiración juvenil no consumada. Algunos provenían de Misión Ribas y terminaron su carrera universitaria en las, también flamantes, “aldeas universitarias” que sembraron nuevos aires de cultura en muchos puntos del país, aunque ahora muchas son edificaciones deterioradas o en desuso. Todas estas misiones están en ruinas. Y al vetusto edificio de la educación nacional no se le renovó sino se destruyó más. No fue un ciclo superado para pasar a otra etapa, más bien fue una burbuja que explotó por desidia, dejando las cosas, tanto dentro como fuera de las “misiones”, peor que antes.
¿Dónde está la educación liberadora de Paulo Freire que se nombra en el nuevo currículo? Porque lo que se aprecia son estudiantes receptores, repetidores de contenidos, que funcionan como depósitos. Seguimos en presencia de una educación colonizadora.
Debemos volver a una educación responsable, realmente gratuita y edificadora. El tiempo nos cobrará el camino equivocado que se ha tomado.
Rafael Sanabria es Profesor. Cronista de El Consejo (Aragua).
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