Agora Etasí, por Teodoro Petkoff
Con su ya proverbial mañosería para decir y desdecirse, Chávez rectificó en toda la línea su segunda postura sobre el etanol, contraria a su producción (ya se sabe que la primera era a favor), y facilitó un final feliz a la cumbre suramericana al eliminar una eventual polémica con Lula a propósito de los biocombustibles. Percibiendo que el gobierno brasileño está firmemente comprometido con la producción en gran escala del etanol y tomando nota de la actitud positiva del resto de los concurrentes sobre esa materia, Yo El Supremo se tragó sus recientes despropósitos sobre el tema y dijo “etasí”. Ya, pues, no se trata de un plan del “imperialismo” (como no sea del imperialismo brasileño, que si no es como el otro, también estira sus músculos… con todo y Lula), sino de un proyecto del Sur para el Sur. Pero, en fin, en este caso, habrá que decir que bienvenido ese cambio de rumbo.
Hubo también otro tema sobre el cual se evitó un choque de posiciones encontradas. Fue el de la OPEP del Gas (Opepgasur). Durante el día Marco Aurelio García, mano derecha de Lula para asuntos internacionales, había declarado con mucha firmeza contra la idea de ese cartel gasífero. La perspectiva de un acuerdo entre países productores de gas, que pudiera conducir a un manejo cartelizado de los precios, no pareció seducir mucho a los países consumidores, de modo que el asunto quedó fuera de la agenda. El rapto de realismo de Chávez permitió que la cumbre culminara con acuerdos potencialmente muy fecundos no sólo para la integración energética suramericana sino para la integración a secas. La ahora denominada Unión de Naciones del Sur (Unasur) dio un paso más para salir del papel al decidirse la creación de un secretariado permanente, que se ocupará de que la vida de esa comunidad de naciones no se exprese sólo en sus cumbres. El plato fuerte de la reunión, evitada la polémica sobre etanol y gas, lo constituyó la aprobación del proyecto para un Tratado Energético, propuesto por nuestro gobierno, que incluye, entre otros temas, la creación de un Consejo Energético que habrá de seguir el desarrollo de los acuerdos regionales en esos asuntos. La idea es que a finales de año sea suscrito ese tratado en la reunión de Cartagena.
En conjunto, pues, esta cumbre suramericana puede considerarse mucho más exitosa y concreta en sus resultados que las anteriores. Frente al debilitamiento de la CAN, producto de la irresponsable decisión del gobierno venezolano de abandonarla “sin aviso ni protesto”, y ante las tribulaciones de Mercosur, afectado por la controversia argentino-uruguaya sobre la construcción de dos papeleras en la ribera uruguaya de un río que separa a los dos países, los acuerdos logrados por la neonata Unasur, sobre cuestión tan sensible y decisiva como la energética, son una buena noticia.