Aguajes peligrosos, por Teodoro Petkoff
¿A son de qué Chávez decreta, por televisión, una movilización militar hacia la frontera colombo-venezolana? Tamaña irresponsabilidad, sin razón alguna, y violentando todos los procedimientos regulares político-militares que son de uso en ese tipo de situaciones, alcanza límites inconcebibles. En fin de cuentas, si alguien tenía que reclamar algo era el gobierno ecuatoriano. El incidente militar fue en territorio ecuatoriano, no en el nuestro. Venezuela no tiene nada que reclamar.
Pero Chávez vio una nueva oportunidad para continuar tocando la tecla de esa falsificación del nacionalismo que es banal catarata de insultos al presidente colombiano. Perro que ladra no muerde. el patrioterismo. A Chávez lo que en realidad lo preocupa es la estampida que se está produciendo entre sus antiguos votantes y trata de recuperarlos mediante el truco del llamado a la unión del país en torno al «gobierno amenazado» por un poder extranjero. Decretó una movilización militar cuyo objetivo no es otro que políticoelectorero, de política interna, acompañada de su ya Sin embargo, la irresponsabilidad del presidente sube de punto porque se trata de un aguaje peligroso, un juego con fuerzas armadas, en el cual no se puede descartar ningún incidente casual que eventualmente desate consecuencias absolutamente indeseables, como por ejemplo, una plomazón en la frontera, por una causa con la cual no tenemos nada que ver.
Si algo confirma la muerte de Raúl Reyes en territorio ecuatoriano es que, como lo advirtiera muchas veces el gobierno de Colombia, algunas de las regiones mas selváticas de Ecuador sirven de santuario a las fuerzas guerrilleras colombianas. Se dice que nuestro territorio fronterizo también se presta para tales fines. Desde luego que no es lo mismo una fuerza irregular que la fuerza armada de un estado, pero los países vecinos de otro que vive un conflicto bélico interno deben extremar los cuidados para impedir no sólo incursiones del ejército regular del país en conflicto sino para obstaculizar la presencia de las fuerzas irregulares en su territorio. Un presidente que, además, es militar de carrera, no tendría que recibir consejos de nadie a este respecto.
Esos batallones que Chávez ha ordenado marchar a la frontera de lo que deberían ocuparse es de impedir que ella sea atravesada por guerrilleros, narcos y paracos y, si fuere cierto que en tierra nuestra existen campamentos de irregulares colombianos semejantes al que Raúl Reyes mantenía en Ecuador, lo que se debe hacer es desmantelarlos y detener a sus ocupantes, que no tienen nada que buscar aquí.
Porque ningún país puede rasgarse las vestiduras «nacionalistas» si se hace la vista gorda ante esa otra injerencia en sus asuntos que es la presencia impune de irregulares de otro país –sobre todo si operan en muchos sitios como un estado dentro del estado.