Carlos Aguilera de golpista contra la corrupción a tener cuentas en Andorra
Una de las banderas que enarbolaron los golpistas del 4 de febrero de 1992 fue la lucha contra la corrupción. De aquellas justificaciones no queda nada. La práctica del chavismo en el poder ha demostrado la distancia que hay, en esta y otras materias, entre el dicho y el hecho
Carlos Aguilera es capitán del Ejército y participó en el golpe de Estado de febrero de 1992. Formó parte del anillo de seguridad de Hugo Chávez y posteriormente fue director de la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención, Disip -hoy Sebin-. Estaba a cargo de la Disip cuando el golpe de Estado de 2002 y, por no prevenirlo a pesar de contar con información para ello, renunció al cargo.
Dada la capacidad de los dirigentes chavistas para ocupar cargos para los que se requieren distintas capacidades, Aguilera también fue director de Relaciones Presidenciales, Secretario de la Presidencia, viceministro de Gestión Comunicacional, viceministro de Gestión Administrativa y presidente de la Fundación Pueblo Soberano. Compartió aulas en el Ejército con el actual director del Sebin, general Gustavo Enrique González López.
El Metro de Caracas fue construido por empresas francesas y equipado con trenes fabricados en ese país. Cuando se anunció la repotenciación de sus trenes se pensó que se otorgaría el contrato a empresas galas, pero fueron las españolas las favorecidas. Los contratos se firmaron entre octubre de 2007 y junio de 2008 y José Luis Rodríguez Zapatero era presidente de España.
La primera denuncia que relacionaba a Aguilera con haber recibido comisiones por “ayudar” a obtener contratos en el Metro de Caracas surgió en el año 2015, producto de la investigación del Servicio Ejecutivo de Prevención de Blanqueo de Capitales, de España, ente que detectó irregularidades en contratos públicos otorgados a empresas españolas, por un monto de 1.850 millones de dólares.
Las empresas que recibieron los contratos fueron Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles, Constructora Hispánica, Demetronic y Cobra. El “trabajo” que el capitán Aguilera tuvo que hacer para ellas lo cobró al 4,89% del valor del contrato logrado, por lo que se estima que llegó a recibir 90 millones de dólares.
La denuncia publicada hoy en el diario El País de España, señala que entre 2008 y 2015, Aguilera manejó en el Banca Privada de Andorra cuentas en las que había depositados 6,5 millones de dólares. Si recibió 90 millones de dólares, como se denunció inicialmente, o escondió muy bien el resto del dinero, o lo tuvo que repartir entre sus socios.