Ahora no es malo por Fernando Rodríguez
No es imposible que algunos militantes pesuvecos, iluminados por la palabra del Gran Líder, hayan comprado, debajo de los elevados de la Urdaneta, un manual muy usado de la Academia de Ciencias de la URSS o de Marta Harnecker, y se hubiesen juramentado marxistas.
Otros, menos dados a la reflexión, seguramente memorizan expresiones, al principio sorprendidos, como que ser rico es malo o que el Cristo de su primera comunión, el que venera la tía Magdalena, es un aguerrido revolucionario, como lo dice el Comandante… Muy poquitos tienen confusos recuerdos de sus años, muy lejanos, de formación partidista que nunca han podido poner en sintonía con la caída del Muro, el capitalismo de los chinos o el lento viraje cubano.
Pero semejante arroz con guanábana que es la conciencia ideológica de un bolivariano del siglo XXI, primera y estridente toquetera, debe andar por estos días electoreros en pleno despelote.
Si algo debe haber quedado en las neuronas de los mentados militantes es, al menos, que hay una confrontación entre ricos y pobres, burgueses y proletarios, oligarcas y pueblo, chavistas y escuálidos, quinta y cuarta república, ellos y nosotros al menos. Pues la cosa no es tan así, ha señalado el mismísimo patroncito.
Y ya no se trata solo de la clase media, de larga data, y que tiene hasta una institución, la Clase Media en Positivo, y hasta capitalistas revolucionarios con todo y su fedecámaras rojilla, «productores socialistas», mal llamados boliburgueses por los majunches y derecha endógena por los compañeritos ultras, pues no, ahora hasta los acomodados y millonarios del otro lado del río tienen su lugar bajo el sol de la revolución porque al fin y al cabo son venezolanos como cualquier descamisado. Lo dijo, con meridiana claridad, el Comandante y Presidente.
Los llamó a votar por él que es la única garantía de estabilidad nacional para que sigan haciendo negocios, viviendo en sus quintas con piscinas y viajando a hacer sus saludables deportes de invierno. Y hasta los golpeados grandes constructores, aplastados por bielorrusos, chinos e iraníes, no son mala gente, salvo los corruptos que los hay también en el Estado. Es más, en la clase A, que comprende sólo la crema de la crema, un 3% que ya hasta su Hola vernácula tiene, Chacu ha capturado más del 30% de adeptos, lúcidos y honestos jugadores de golf.
Pero como si fuese poco el candidato de la Patria, el terror mundial de los países poderosos, acaba de convidar al Imperio, sí, a los gringos, a EEUU, hasta ayer causa de todos los males imaginables, desde la guerra de Siria hasta un dolor de muelas que le dio a Jaua, a trabajar juntos, mancomunados, eso sí, de potencia a potencia, en la creación de un mundo mejor, más justo y equilibrado. Ave María Purísima, tanta pelea de sombras, insultos y gruñidos para terminar de panas.
Obviemos, ya lo hemos comentado, el amoroso entente con los curas, otrora endemoniados.
A esto hay que agregar que el candidato de la ultraderecha se pasea a sus anchas, en medio de aplausos, furores y apretones, por los barrios más pobres del país predicando un nuevo camino, con menos delincuencia, más educación y puestos de trabajo, agua y luz para cada día, y paz y convivencia.
Caballero, en esta vaina hay que poner un poco de orden, de polarización sensata.
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