Aire fresco y renovador en Colombia dejan comicios regionales y locales
La victoria de Claudia López ha representado un importante revés para Petro, cuyo candidato a la alcaldía bogotana, Hollman Morris, llegó en un lejano tercer lugar
Autor: Txomin Las Heras Leizaola
Colombia se fue a dormir el domingo 25 de octubre de 2019 en medio de un aire algo más fresco y renovador tras conocerse los resultados de las elecciones regionales y locales a través de las cuales fueron elegidas las nuevas las autoridades de gobernaciones, alcaldías y concejos municipales. Como tituló el influyente diario El Tiempo, el país se alejó de los extremos y abrazó el centro.
La jornada se desarrolló en un ambiente en general pacífico y de normalidad, con una participación cercana al 60 por ciento, un dato nada desdeñable si tomamos en cuenta que fueron los primeros comicios de carácter no nacional celebrados después de los acuerdos firmados con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) en 2016, que terminaron con 60 años de enfrentamiento armado con el estado de ese grupo guerrillero.
Los nuevos aires que comentamos se sintieron especialmente en Bogotá, una metrópoli de casi 8 millones de habitantes, donde resultó electa Claudia López, en representación de una alianza entre el centrista y progresista Partido Alianza Verde y el más izquierdista Polo Democrático Alternativo.
Su elección para el segundo cargo más importante del país por elección popular ha generado un gran impacto pues rompe con algunos moldes tradicionales en la política colombiana. Se trata de la primera vez que una mujer llega al cargo, una política además que no solo no ha escondido su condición homosexual –su pareja es la senadora Angélica Lozano- sino que ha hecho de ello una bandera en pro de la igualdad de género.
López, hija de una maestra de escuela y con seis hermanos que proviene de un humilde hogar bogotano, no encaja en el perfil tradicional de los políticos colombianos signado por poderosos clanes familiares. Tras ser elegida senadora en 2014 tuvo un papel estelar en las denuncias sobre la influencia y participación de paramilitares y el narcotráfico en el Congreso Nacional e impulsó, en 2018, el referéndum contra la corrupción –otro de los temas predilectos de su actividad política- que concitó el apoyo de 11 millones de colombianos, aunque no alcanzó por poco el mínimo legal para hacerlo vinculante.
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Fue compañera de fórmula del centrista y progresista Sergio Fajardo en las pasadas elecciones presidenciales de 2018, donde llegó en tercer lugar en la primera vuelta y respaldó en la segunda tanda al izquierdista candidato de Colombia Humana, Gustavo Petro. Precisamente, su triunfo en la Alcaldía de Bogotá ha sido visto como un importante respaldo para Fajardo, ex alcalde de Medellín y ex gobernador de Antioquia, quien ha renovado sus intenciones de volver a competir por la presidencia de la República en 2022.
Por el otro lado, la victoria de López ha representado un importante revés para Petro, cuyo candidato a la alcaldía bogotana, Hollman Morris, llegó en un lejano tercer lugar. El líder izquierdista, quien superó los 8 millones de votos en los pasados comicios presidenciales, también ha manifestado su intención de volver a intentarlo en la próxima oportunidad, pero el previsible apoyo de la nueva alcaldesa a Fajardo –en una circunscripción electoral de peso como es Bogotá- podría resultar letal para las aspiraciones de Petro de reunir las voluntades de quienes se sitúan entre el centro y la izquierda del arco ideológico.
Pero el gran perdedor de estas elecciones ha sido, sin duda alguna, el partido de derecha Centro Democrático del ex presidente Álvaro Uribe, que a poco más de un año del triunfo que llevó a Iván Duque a la presidencia de la República no ha podido conquistar importantes plazas electorales.
Es el caso de Bogotá donde su candidato Miguel Uribe Turbay -en alianza con la práctica totalidad de los partidos tradicionales- llegó de cuarto, quedando el centro Democrático con una irrelevante bancada de concejales en la capital.
Sin embargo, la derrota más dolorosa la sufrió el propio Uribe en su Antioquía natal -bastión de su movimiento político- donde no logró imponer ni a su candidato a la gobernación ni al que postulaba para la alcaldía de Medellín. En su lugar, triunfaron un anterior gobernador, Aníbal Gaviria, quien encabezó una alianza independiente que recibió el apoyo de varios partidos viejos y nuevos y un joven independiente, Daniel Quintero, en el caso de Medellín.
Las sorpresas y los triunfos de opciones distintas a los partidos del estatus también se han producido en otras regiones y ciudades importantes, como Cali donde el candidato del Partido Alianza Verde, Jorge Iván Ospina, se hizo con el triunfo –aunque en este caso en particular en alianza con otros partidos- y en el Departamento de Magdalena y su capital San Marta, donde e los candidatos de centro izquierda, Iván Caicedo y Virna Lizi Johnson llegaron de primero con gran amplitud, derrotando a la familia política que han dominado la vida política regional por mucho tiempo.
Otra ciudad importante donde ganó contra todo pronóstico un candidato independiente -William Jorge Dau-, con un fuerte discurso contra la corrupción, fue Cartagena de Indias.
Si bien resultaría inapropiado extrapolar de manera automática los resultados de estas elecciones regionales y locales al ámbito nacional, deberían en todo caso ser interpretadas como un llamado de atención a todo el sistema político sobre cómo está evolucionando el estado de opinión en el país. Esta explicación vale en primer lugar para el presidente Iván Duque, quien apenas ha sobrepasado un año de gestión y a pesar de haber ganado incuestionablemente los comicios donde fue elegido, no cuenta con mayoría parlamentaria propia y ahora corre el riesgo de ver disminuida la base de sustentación que le da su propio partido.