Al maestro Prieto, por Douglas Zabala
Hoy hablaremos de un ciudadano ejemplar. Se trata de un margariteño, quien cumplió una vasta jornada como educador. Se inició como Maestro de una escuela rural y terminó siendo Ministro de Educación.
Luis Beltrán Prieto Figueroa dejó un legado fundamental no solo para Venezuela sino para América Latina. Su trabajo está inserto dentro de la filosofía del humanismo democrático y en sintonía con su credo, el cual siempre repetía: “A través de la educación se forja la nación, se orienta el porvenir y se impulsa el progreso de los pueblos”.
El Maestro Prieto concebía como guía de entrenamiento para los educadores rurales y de la ciudad, el ejercicio de liderazgo que debía tener el docente sobre la comunidad.
Este venezolano sencillo no se conformó con dictar clases en nuestro territorio, sino que sale de sus fronteras a enseñar esos principios generales de la educación. En su afán por educar, el Maestro Prieto Figueroa concentra su dilatada experiencia como catedrático en Cuba, Honduras, Costa Rica y Venezuela, y como jefe de Misiones Educativas al servicio de la Unesco.
Lea también: Un millón, por Laureano Márquez
Las obras más emblemáticas, que no puedes pasar por alto, si deseas comprender la situación actual del país, entre otras fueron: El concepto de líder; De una educación de castas a una educación de masas; Joven empínate, Mensaje y Lección de un Maestro a la juventud; El magisterio americano de Bolívar; y El Estado y la educación en América Latina.
Cuenta el periodista guayanés, Américo Fernández, que en una visita a Ciudad Bolívar, el Maestro accedió a una rueda de prensa, antes de clausurar el mitin de su campaña electoral como candidato presidencial del MEP. Todo parecía bien hasta que el periodista Víctor Mendoza Yajure se alarmó al constatar que su grabadora le había fallado.
“No grabó, Maestro, ¿podría usted, por favor, repetirme lo que dijo durante la rueda de prensa?” el Maestro casi le da un manotazo, pero prefirió contar hasta diez y lo despachó con esta frase: “¡Si el grabador no sirve, pare la oreja, cajaro!”.
El cajaro es un bagre del Orinoco. Rindamos homenaje a todos los educadores venezolanos en su día, resaltando los de este ciudadano ejemplar, nuestro gran Maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa.