Al menos 10 supermercados fueron saqueados durante apagón
Ni rematando, comerciantes evitaron que se les dañara mercancía. Una panadería perdió 360 panes y un frigorífico 300 kilos de pollo
El Consejo Nacional del Comercio y los Servicios confirma que diez supermercados fueron saqueados durante los cortes del servicio eléctrico. Fueron: Centro 99 Los Haticos, Centro 99 La Limpia, Centro 99 Delicias Norte, Centro 99 La Coromoto, De Candido C2, Nasa Varillal, Nasa Autopista 1, Fiorella La Limpia, Fiorella Sagrada Familia y Paga Poco La Curva.
“Además de este saldo, también hubo innumerables intentos de saqueo que de una u otra forma se pudieron frenar. Consecomercio rechaza, de manera contundente, cualquier intento de violentar a quien también es víctima de la situación que estamos viviendo. Son muchas las pérdidas que comerciantes han tenido a lo largo y ancho del país por esta calamidad que ha acosado a toda la población”, afirmó María Carolina Uzcátegui, presidente del gremio.
Señaló que muchos dueños de negocios han sido solidarios con los ciudadanos durante los días sin electricidad al repartir agua de sus tanques y ofrecer sus neveras –aquellos que cuentan con plantas eléctricas– para que pacientes almacenen los medicamentos que requieren refrigeración. “Algunos incluso han vendido sus productos a precios muy económicos para que no se pierdan alimentos que necesitan los venezolanos”, añadió.
En Valera, en el estado Trujillo, el kilo de carne de res lo estaban comercializando en apenas 1.000 bolívares para no perderla. El de pollo se conseguía el domingo en 3.000 bolívares, aproximadamente, en el oeste de Caracas. El de queso no superaba los 11.000 bolívares en algunos expendios.
Incluso a algunos comerciantes no les quedó otra alternativa que regalar la mercancía. Esto sucedió en Quinta Crespo, donde ni rematando el pollo entero sin pesarlo a 5.000 bolívares (antes del apagón costaba casi 7.000 bolívares) ni regalándolo a personas con menos recursos evitaron que se les dañara cerca de 300 kilos de pollo.
“El sábado tuvimos punto de venta gracias a Dios pero porque utilizamos la energía de una batería de un carro. Había bastante gente. Cuando se descargó, ya no pudimos trabajar más porque nadie tenía efectivo. El domingo abrimos en la mañana porque había luz, pero al mediodía se fue y cerramos”, dijo el encargado del expendio.
Añadió que el gobierno de Maduro es el responsable de las fallas eléctricas. “Son ellos los que tienen en sus manos a toda Venezuela”.
Los dueños de una panadería, ubicada frente a la Plaza Candelaria, perdieron 360 panes elaborados. “No trabajamos porque no hubo electricidad. El sábado abrimos en la mañana pero cerramos a la una de la tarde porque se fue la luz. Tuvimos bastantes pérdidas, se nos dañaron todos los panes preparados que estaban en una cava”, dijo la dueña de la panadería mientras le cobraba a una cliente, la primera en la larga cola de consumidores que, incluso, salía del establecimiento.
Junto a la comerciante, estaba un trabajador quien especificó que la cava contenía, aproximadamente, 60 bandejas con 6 panes en cada una. “Ayer no abrimos”, añadió la dueña.
“Nosotros no perdimos productos, pero sí tengo conocidos a quienes se les dañaron la mercancía”, dijo el trabajador de una charcutería ubicada en Quinta Crespo, que luego del mediodía estaba complementada desolada de consumidores. “Esto es un caos que me deja sin palabras. Me siento decepcionado, deprimido y decaído. El viernes no trabajamos, lo que representa pérdidas para nosotros”, añadió.
Cuando el apagón nacional cayó de sorpresa a las 4:50 pm del día jueves 7 de marzo, los venezolanos jamás se imaginaron que estarían más de 72 horas sin luz, entre restituciones que duraban poco y bajones frecuentes. Durante más de tres días, la desesperación por comprar comida se percibió en las largas colas de consumidores en los pocos negocios que contaban con puntos de venta, gracias a plantas eléctricas o a la energía que utilizaban de baterías de vehículos.
Pero la mayoría de los comercios que abrió sus puertas no contaba con sistema de autogeneración. Los servicios de telecomunicaciones también estaban caídos; era, pues, misión imposible pagar a través de transferencias bancarias. Solamente quedaba la opción de cancelar en unos bolívares en efectivo que no alcanzan para comprar absolutamente nada en abastos y supermercados. Se necesitarían importantes cantidades de billetes para adquirir un solo bien, pero las agencias bancarias no dan más de 1.000 bolívares. Los cajeros expenden menos.
Continuaron los cortes
Las secuelas del mega apagón persistieron este lunes, 11 de marzo. En la Gran Caracas muchos comercios no subieron sus santamarías, entre ellos peluquerías, mueblerías, carnicerías, charcuterías, tintorerías, pizzerías y tiendas de ropa, repuestos automotrices y de refrigeración. Las largas colas para pasar las tarjetas de crédito o débito por puntos de venta congestionaban los establecimientos y las aceras de las calles adyacentes.
Más de media hora llevaba esperando José González para comprar tres kilos de azúcar, a 3.500 bolívares cada uno, en un comercio en Quinta Crespo. “Esto está bien feo, la he pasado muy mal durante estos días”, dijo. En el establecimiento ofrecían también lentejas a 2.000 bolívares, café a 10.000 bolívares y arroz a 2.800 bolívares.
En otra cola, pero en la parroquia Candelaria, María, consumidora, tildó de horrible la situación que viven los venezolanos desde la tarde del día jueves. “Para mí lo que sucedió fue por falta de mantenimiento, o puede ser obra de ellos mismos (del gobierno) para entretenerse mientras ‘joden’ a la gente, pero sabotaje jamás”, expresó.
Las fallas eléctricas continuaron en algunas zonas de la ciudad capital. Cerca de las 12:20 pm, se quedaron sin luz establecimientos en la esquina Padre Sierra, ubicada en la parroquia Catedral.
“Esto no se aguanta. Hoy abrimos por primera vez desde el jueves cuando ocurrió el apagón. Cómo sobrevivimos a todo esto como seres humanos. No solo es la luz, tampoco tenemos agua. Los niños se están muriendo”, expresó la dueña de una farmacia. Su pareja, que también prefirió no identificarse, dijo que cuando no hay electricidad no tiene sentido abrir porque las ventas dependen del punto de venta. “Aquí no entra ni medio en efectivo. Cuando no hay punto perdemos todo”.
En eso una consumidora entró y preguntó por el precio de la melatonina. “Son 22.000 bolívares, mi amor, pero solo puedes pagar en efectivo o con divisas. Se acaba de ir la luz y no tenemos punto”, le indicó el comerciante. “¿Sí aceptan dólares? ¿Cuánto sería?”, preguntó la clienta.
Mientras él hacía el cálculo en una calculadora, la mujer le preguntó a la dueña de la farmacia si tenían una “pira ginkgo biloba” (medicina alternativa). Como sí había disponibilidad, la consumidora terminó pagando 15 dólares por ambos productos.
El encargado de un expendio de productos de higiene del hogar, ubicado en la zona, dijo que la caída en las ventas en los días sin electricidad representó pérdidas para el negocio. “Vendamos o no, igual tenemos gastos como los salarios de nuestros trabajadores. El sábado abrimos porque llegó la luz pero cerramos a la una de la tarde. Solo aceptábamos efectivo porque no tenemos punto de venta inalámbrico, y la gente casi no tiene billetes”, agregó.