Alcahuetería, por Teodoro Petkoff
De la doctora Tibisay Lucena, presidentadel CNE se podrá decir cualquier cosa menos que es estúpida, por lo tanto forzoso es concluir que ella toma por estúpidos al resto de los venezolanos. El viernes pasado salió a refutar a su colega Vicente Díaz, quien había formulado una requisitoria pública contra las continuas violaciones a la Constitución y a la ley en que incurre continua, pertinaz, impúdica y confesamente el señor Chávez. Lo hizo así porque en el organismo al cual pertenece, donde está solo contra sus cuatro colegas del oficialismo, no le paran.
Lo que dijo Vicente Díaz es público y notorio. ¿Reveló, acaso, algo que la señora Lucena no supiera? ¿Necesita Tibisay Lucena que se le recuerde que la Constitución, en su artículo 145, dice clarito que «Los funcionarios públicos y funcionarias públicas están al servicio del Estado y no de parcialidad política alguna»? Chacumbele hace exactamente lo que la Constitución le prohíbe. Pero Tibisay Lucena en lugar de llamarle la atención, encuentra más fácil e infinitamente menos riesgoso descargar a su colega Vicente Díaz. El presidente dice que «él es un ciudadano y que tiene derecho a hacer campaña electoral por el partido del cual es presidente».
Su deber, Tibisay Lucena, como presidenta del CNE es decirle a ese «ciudadano» que la Constitución le establece límites a su actividad política precisamente porque es un funcionario público. Su deber, Tibisay Lucena, es hacer respetar ese texto.
La Ley Orgánica del Sufragio también lo dice clarito: «…el gobierno nacional, estadal o municipal no podrá hacer publicidad o propaganda a favor o en contra de ninguna individualidad u organización que conlleve fines electorales…». El deber de Tibisay Lucena es decirle al presidente que él no puede hacer publicidad o propaganda a favor de los candidatos del Psuv. La Ley Orgánica de Procesos Electorales es igualmente precisa y terminante: a los funcionarios y funcionarias en general «les está prohibido: 1) Actuar, en ejercicio de la función pública, orientadas u orientados por sus preferencias políticas, a favor o en detrimento de cualquier Organización con Fines Políticos…o candidatura alguna». Todo está escrito, Tibisay Lucena, y de modo tal que no admite interpretaciones leguleyescas. Esas son las reglas del juego y el deber del CNE es apegarse a ellas. Su deber, Tibisay Lucena, es proceder conforme a lo que la Constitución y las leyes prescriben y no el de fabricar argumentos retorcidos para justificar la actuación del presidente pero, más que ello, la de usted misma.
¿Qué pasa, entonces, doctora Lucena? Porque a diferencia de las otras señoras del CNE, que no ocultan su militancia en el Psuv y actúan en el organismo conforme a ella; de ellas se sabe que esperar. En cambio, la doctora Lucena quiere que se la tome por «imparcial» y «equilibrada». ¿Lo es realmente? Chacumbele no sólo viola las reglas sino que se jacta de ello e incluso proclama su derecho a hacerlo. Usted, Tibisay lo ha oído. No se haga la tonta o, mejor dicho, no nos tome por tontos. Chávez está convicto y confeso de delitos electorales. ¿Usted va a continuar sirviéndole de alcahuete?