Alineación de los planetas democráticos, por Alberto Lovera
Dicen que cuando se alinean los planetas se produce una extraordinaria energía. Nos sirve de metáfora para el proceso extraordinario que estamos viviendo en nuestro país en el cual se ha desatado un proceso intenso de rescate de la democracia que convoca a los más variados sectores, liderados por la única institución con legitimidad por la voluntad popular que la eligió, nuestra Asamblea Nacional.
Hace unos meses parecía que cada planeta estaba sin norte, que no había manera que se alinearan. La gente no dejaba de luchar y reclamar, pero no aparecía claro cómo articular esos esfuerzos. Sólo que sin hacer mucho ruido los sectores democráticos estaban construyendo una hoja de ruta, que está demostrando su potencia. .
Las derrotas sufridas dejaron enseñanzas, pero no era fácil recomponer una ruta de rescate de la democracia. Asediados por las críticas justas e injustas a la dirigencia política y social de las jornadas de 2017, no dejaron de buscar opciones. Pacientemente fueron restañando las heridas y reencontrándose
Lo que estamos viviendo es el resultado de un trabajo paciente de rehacer una ruta de rescate de la democracia que, aprendiendo de los errores, ha labrado un guion que supere lo que dejaron por fuera las jornadas anteriores, en particular que el colofón tiene que ser unas elecciones libres con garantías suficientes.
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El trabajo paciente de la construcción del tejido organizativo y político del Frente Amplio Venezuela Libre y de otras iniciativas de organización y activación ciudadana, por muchos menospreciada, es parte de la energía que hoy se despliega.
La AN seguía trabajando sin hacer mucho ruido en facilitar en el encuentro de factores que habían dado respuestas diferentes frente al simulacro electoral de mayo. Al final hasta los que participaron las consideraron ilegítimas. El encuentro era posible.
No menos importante era lo que hacía en el escenario internacional. Gracias a un trabajo paciente de la AN y otros actores se logró que se pusieran los ojos sobre el drama venezolano. En particular que buena parte del mundo entendiera que había culminado la legitimidad de origen del régimen. El de su desempeño ya estaba cuestionado hace tiempo.
Ese trabajo de construcción de una ruta democrática, constitucional, pacífica y electoral tomó nuevos bríos. Fue el resultado de una operación colectiva que permitió que la elección de la nueva directiva de la AN, respetando el acuerdo ya pautado, le imprimiera nuevos bríos a una estrategia ya pautada.
Que la nueva generación de políticos sean los encargados de este proceso ha sido una bendición. Le ha dado credibilidad y fuerza a este nuevo esfuerzo para rescatar la democracia
Esa sangre nueva ayuda por su energía y credibilidad, pero también porque cuentan con una agenda de la que carecimos en otros momentos. Una en la cual no sólo está lo que rechazamos, sino una ruta para los estadios intermedios y finales, donde el soberano decidirá.
Cese a la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres. Tenemos una agenda para la restitución de la democracia. La gente la está acompañando. Los planetas democráticos se están alineados. La energía desatada parece que nos promete un re-amanecer democrático en Venezuela.
Hay que persistir sin triunfalismos, trabajando para una ruta larga y complicada, sólo así se hará más breve. Sin menospreciar al adversario y siguiendo la agenda que marcan nuestros dirigentes de la AN y nuestro Presidente Juan Guaidó.