Aló Fan, por Teodoro Petkoff
A la Fuerza Armada Nacional le es indiferente el curso catastrófico que llevan los acontecimientos? Para una institución cuya formación gira en torno a la defensa de la seguridad de la nación y de la paz interna, debería ser bastante evidente que este país se encuentra hoy en un grado peligroso de vulnerabilidad y que su paz está gravemente amenazada. No pretendemos emplazar en modo alguno a los militares a que derroquen el gobierno establecido. Ese no es su rol y no corresponde a la FAN quitar o poner gobiernos.
Pero una organización que constituye pilar fundamental del poder no puede abstraerse de las consecuencias del estado actual de la confrontación política que sacude al país. Si no aparece pronto la perspectiva de una solución, el colapso económico y social alcanzará profundidades que no podemos siquiera imaginar. Se está produciendo un estado generalizado de cesación de pagos. El sistema bancario por supuesto que no saldrá ileso de esto. Miles de empresas ya no tienen cómo pagar salarios. Las quiebras están a la orden del día y el desempleo sube como una flecha hacia niveles siderales. Al lado de esto, la Venezuela civil vive una suerte de vela de armas. Hay demasiada gente armada y los dedos acarician nerviosamente los gatillos. Por supuesto, una solución a la crisis no resolverá mágicamente la debacle económica y social que nos comienza a envolver, pero despejará, sin duda, el camino político para superarla. El gobierno apuesta a que doblegará el paro. Ya se equivocó una vez cuando creyó que la semana navideña lo desinflaría. Yerra de nuevo si cree que puede restablecer el funcionamiento de la industria petrolera en un plazo relativamente breve. No podrá. Incluso si hoy regresaran todos los trabajadores petroleros a sus puestos, volver al statu quo ante no tomaría menos de varias semanas. La economía sufrirá este año el peor bajón de toda nuestra historia y el fisco se moverá entre un déficit insondable y un ajuste que fracturará los huesos de la nación. Está claro que la única posibilidad de evitar un desastre nacional, sangriento y destructivo, reside en una negociación que produzca una solución electoral a la crisis. Gente muy importante del gobierno admite, en privado, que tal solución es la más lógica y conveniente. Sin embargo, no se trata de que el gobierno se rinda sino de que asuma la responsabilidad de evitar que la crisis desemboque en una matanza colectiva. Aferrarse a la letra de la Constitución (revocatorio a partir de agosto) ya no es realista. La crisis desborda al gobierno y asfixia al país. Hay que dar pronto un cauce electoral a la confrontación, antes de que ella nos sumerja en un caos indescriptible. ¿La FAN no tiene nada que opinar al respecto? La institución como tal, con sus chavistas, sus antichavistas y sus institucionalistas, está obligada a hacer valer su peso para que el gobierno se avenga a negociar prontamente una salida electoral. No se trata de que lo tumbe sino de que ayude a convencerlo de que la única posibilidad de que salgamos de este lío con bien es haciendo posible que el pueblo decida. Porque, en definitiva, millones de personas marchando por las calles no son un dato que se pueda desdeñar. O a esa presión se le da una salida o no habrá manera de gobernar en sana paz. Pues en verdad, más que la guerra, la paz es asunto de los militares.