América Latina traslada su descontento a las urnas
Las protestas en Chile, Bolivia, Haití y Ecuador cambiaron la idea de que América Latina iba por la senda correcta del equilibrio occidental
Las últimas protestas y disturbios violentos en Chile, Bolivia, Haití y Ecuador han puesto sobre la mesa el creciente y grave descontento que vive América Latina y que puede incrementarse en las elecciones decisivas y polarizadas que este domingo se celebran en Argentina, Uruguay y Colombia, destaca EFE.
Cuando parecía que Latinoamérica había desaparecido de la información global y que caminaba por la senda correcta del equilibrio occidental -salpicada con la anomalía «bolivariana» de Venezuela, Nicaragua y Cuba- los acontecimientos de octubre de 2019 han cambiado esa perspectiva.
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América Latina traslada su descontento a las urnas
Nada está escrito en «el país de nunca jamás», como denominó la premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2018, la periodista mexicana Alma Guillermoprieto, al continente latino de América.
Como ejemplo, las elecciones del domingo pasado en Bolivia. Lo que parecía un paseo triunfal, el cuarto, de Evo Morales hacia la Presidencia, se ha mostrado como un camino de espinas: sospechas de fraude electoral, protestas incendiarias en las calles del país y cruce de acusaciones de «golpe de Estado» y de dictadura.
Más violento y sorprendente, su vecino del sur, Chile, se presenta como el epicentro de un descontento social que pocos hubieran imaginado hasta hace pocos días. Desde que el pasado 18 comenzó la agitación en las calles chilenas, los disturbios no han parado de crecer y, sobre todo, ha mostrado a una sociedad cansada, crispada y empobrecida.
Según analistas, los tres procesos electorales en marcha se pueden contagiar de este descontento que recorre sin freno el continente.
Nuevo liderazgo argentino
En plena crisis económica y en un escenario de polarización política, Argentina decide en las elecciones del próximo domingo entre un posible retorno al peronismo de la mano de Alberto Fernández o la reelección del presidente Mauricio Macri.
Todo apunta a que Fernández, de la marca electoral Frente de Todos, que lleva como candidata a la Vicepresidencia a la exmandataria Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), se llevará la victoria de calle empujado por el ciclo recesivo que el año pasado supuso la caída del PIB en un 2,5 % y una inflación del 47 %.
Si bien el triunfo de Fernández está casi descontado, las dudas surgen en torno a los 44 días de transición hacia la Casa Rosada y el papel que el Fondo Monetario Internacional (FMI) tendrá en el traspaso.
El FMI, que recientemente hizo de malo en la película de los disturbios de Ecuador, es también actor protagonista en los comicios en Argentina tras acordar el año pasado dar un auxilio financiero por un total de 56.300 millones de dólares, el mayor en la historia de este organismo, y que supuso un fuerte ajuste fiscal.
Si gana Alberto Fernández, que fue muy crítico con el ajuste, tendrá que renegociar los compromisos de deuda y el corazón populista de su formación política no es una buena tarjeta de visita para un encuentro con «los hombres de negro» del FMI.
De momento, casi al cierre de campaña, Cristina Fernández ya ha advertido que «hay que democratizar» la economía de su país, porque si no «va a ser muy difícil construir una sociedad mejor», en referencia a lo que sucede en Chile.
Uruguay no es aburrido
Uruguay, que sufre desde hace meses con preocupación la crisis de su vecino argentino, ha vivido la campaña electoral más crispada de los últimos tiempos.
El posible retorno el próximo domingo de la derecha al poder tras 15 años; la noticia del cáncer que sufre el presidente, Tabaré Vázquez; o la irrupción de Cabildo Abierto, partido de gran apoyo militar, han sido los hitos que han despertado a la tranquila sociedad uruguaya.
El propio presidente saliente de Uruguay, Tabaré Vázquez, apeló este miércoles a «la inteligencia del pueblo uruguayo», con vistas a las elecciones y resaltó «la estabilidad y confianza» que genera el país frente a los disturbios en Chile o Bolivia.
Pero otro hecho ha calentado los ánimos: el plebiscito «Vivir Sin Miedo«, que se votará junto a las elecciones nacionales y que busca, entre otras cosas, que los militares puedan actuar en la seguridad pública.
En los últimos días, miles de personas han salido a las calles de Montevideo para pedir el no para esta reforma que fue impulsada por el senador del opositor Partido Nacional (PN-derecha), Jorge Larrañaga y que permite allanamientos nocturnos y la pena de reclusión permanente revisable, entre otras medidas.
En cualquier caso, parece claro que ninguno de los dos principales candidatos, Daniel Martínez (Frente Amplio) y Luis Lacalle Pou (PN), ganará en primera vuelta y la duda está en si el líder opositor conseguirá los apoyos suficientes -de la mano del Partido Colorado (centroderecha) y Cabildo Abierto (derecha) fundamentalmente- en la segunda.
Clanes en Colombia
Cerca de 36,6 millones de colombianos están habilitados para participar este domingo en unos comicios en los que se elegirán alcaldes de más de 1.100 municipios y 32 gobernadores, así como representantes a las Asambleas departamentales y a los Concejos municipales.
Estos comicios tienen un carácter local lo que supone que los clanes que tradicionalmente han dominado la política regional colombiana volverán a mostrar su fuerza y el clientelismo se impondrá como medio para mantenerse en el poder.
La inexistencia de cultura política que permite la venta del voto y la casi nula sanción social dejan la puerta abierta para que caciques regionales se perpetúen en el poder, según afirmó el director de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), León Valencia.
Además, hay que contar que la actual campaña ha tenido episodios de violencia política, desde que en 2018 se viviera el ciclo electoral más tranquilo de la historia tras la firma del acuerdo de paz con las FARC y por el cese unilateral del fuego de la guerrilla Ejército de Liberación Nacional (ELN).
A propósito de la jornada electoral, el Defensor del Pueblo, Carlos Alfonso Negret, dijo que los grupos armados ilegales amenazan el proceso electoral, donde el 36 % de los municipios está en peligro por la presencia de siete organizaciones criminales, entre ellas ELN y disidencias de las FARC.
Asimismo, la Misión de Observación Electoral (MOE) aseguró en septiembre pasado que 69 candidatos fueron víctimas de violencia desde el pasado 27 de julio. De ellos, siete fueron asesinados.
En este ambiente revuelto, cualquier resultado es posible en estas elecciones que coinciden, con distinta intensidad, en Argentina, Uruguay y Colombia.
La experiencia política dice que la inestabilidad creciente en el resto del continente pueden llamar al voto del miedo y aupar a las formaciones más conservadoras.
Sin embargo, la mecha está encendida y el descontento se puede trasladar a las urnas.