Dos décadas de amores y rupturas partidistas en el chavismo
En 1998 Hugo Chávez aglutinó movimientos diversos para lograr la primera magistratura sacando una ventaja 16,23 puntos porcentuales. Para 2017, Nicolás Maduro llegaba a Miraflores superando con apenas 1,49 puntos a Henrique Capriles. En 2018, las disidencias diezman el apoyo del chavismo
En ocasión de las elecciones presidenciales de 1998, las organizaciones políticas que respaldaron la opción de quien comandó la intentona militar contra Carlos Andrés Pérez en 1992 confluyeron en el llamado Polo Patriótico, que enfrentaba a los abanderados de los partidos tradicionales: Luis Alfaro Ucero por Acción Democrática (AD) e Irene Sáez por Copei, además del “outsider” Henrique Salas Römer, quien terminaría polarizando la elección con Hugo Chávez y que contaría con el apoyo de AD, partido que defenestró al ‘caudillo’ Luis Alfaro Ucero como su abanderado.
El principal partido del chavismo para los comicios del 6 de diciembre de ese año era el Movimiento Quinta República (MVR), derivado del Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200) que había formado Chávez junto a un grupo de militares de medianos y bajos mandos de la Fuerza Armada Nacional, para planificar y ejecutar la intentona contra Carlos Andrés Pérez.
A esta “ala” de militares, ahora retirados, se sumó una civil conformada por dirigentes afines a la izquierda, como Luis Miquilena, otrora dirigente de Unión Republicana Democrática, Aurora Morales (que provenía del Partido Comunista de Venezuela, PCV), Omar Meza Ramírez (del extinto Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR) y varios de la Liga Socialista (LS), entre ellos Nicolás Maduro.
En el MVR no se hacían referencias al socialismo (Hugo Chávez hablaba de una tercera vía) y tenía como doctrina básica lo que llamaban “el árbol de las tres raíces”, que mezclaba el pensamiento de Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora.
Aunque el MVR aglutinó la mayor parte de la fuerza electoral de Hugo Chávez, quien capitalizó el descontento con los gobiernos de AD y Copei, el respaldo del resto de organizaciones de la coalición Polo Patriótico (PP) fue fundamental para el triunfo del teniente coronel retirado, que obtuvo 56% de los votos en los comicios de 1998.
A los dos millones 625 mil 839 votos que obtuvo la tarjeta del MVR (40,17), se sumaron los 588 mil 643 que sacó la del MAS (9%). Pero el triunfo lo aseguró el partido Patria Para Todos (PPT) con sus 142.859 sufragios (2,19%) y lo consolidó el Partido Comunista de Venezuela (PCV), que agregó a la cuenta 81.979 (1,25%).
Primeras rupturas
La base de respaldo de Hugo Chávez fue monolítica hasta 2002, cuando el MAS le retira su apoyo, alegando visos autoritarios en la gestión gobierno luego de intensos debates que se prolongaron varios meses entre una facción de la organización que quería continuar respaldando al entonces Jefe de Estado y la que quería deslindarse, a las que, desde el Gobierno se referían respectivamente como el “MAS más” y el “MAS menos”. La separación de los chavistas condujo a la creación del nuevo partido Podemos, comandado por Didalco Bolívar e Ismael García, mientras el MAS, dirigido por Felipe Mujica pasaba a la oposición.
Una fractura más importante se produjo con la separación del “miquilenismo” de la base de apoyo de Chávez. En ocasión de la serie de protestas que se produjeron contra el gobierno de Hugo Chávez y que desembocaron en el golpe de Estado del 11 de abril de 2002, se produjo una fuerte confrontación entre Chávez y Miquilena, considerado éste el máximo dirigente del MVR. Esto llevó a que el mentor dejara su cargo como ministro del Interior y se deslindara de Chávez, creándose en la Asamblea Nacional la fracción de un nuevo partido entre los afectos a Miquilena -entre ellos el entonces jefe de la bancada parlamentaria del MVR, Ernesto Alvarenga, y el presidente de la comisión de Finanzas, Alejandro Armas-, quienes formaron el partido Solidaridad.
Luego de consolidado el Gobierno con el referendo revocatorio de 2004 y la reelección de Chávez en 2006, se produjo una nueva fractura en el chavismo. Esta vez le tocó a Podemos. La disidencia del MAS que se había quedado del lado del Gobierno se separó de éste por estar en contra de la propuesta de enmienda constitucional que se realizó en 2007.
Ese mismo año se produjo una división en el PPT a partir de la propuesta de Hugo Chávez de crear un partido único de la revolución. El secretario general de la tolda para entonces, José Albornoz, se opuso a la idea, junto a dirigentes como Rafael Uzcátegui y Pastora Medina, pero otros como Aristóbulo Istúriz, Bernardo Álvarez, varios de los diputados y el gobernador del estado Guárico para la época, Eduardo Manuitt, dejaron la organización para integrarse en el nuevo Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), que sucedió entonces al MVR.
En las elecciones presidenciales de 2012, el PSUV incrementó su porcentaje de votos obtenidos para la causa de Chávez (42,94%), quien requirió de los aportes del PCV (3,29%), PPT (1,47%), REDES (partido fundado por el exalcalde de Caracas Juan Barreto, 1,33%), el MEP (1,24%) y Tupamaro (1,14) para poder vencer al candidato de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Henrique Capriles.
La muerte de Hugo Chávez aflojó las amarras de diferentes tendencias en el chavismo y es a partir de 2013 cuando se produce la mayor cantidad de deslindes. Para las elecciones regionales de 2013 el movimiento Marea Socialista, liderado por Nicmer Evans, se separó del PSUV por diferencias por la elección de candidatos sin atender al mecanismo de los comicios primarios para escoger abanderados, establecido en los estatutos del PSUV.
Seguidamente, el ministro de Planificación, Jorge Giordani, abandonó el cargo en el gabinete de Nicolás Maduro, haciendo pública una carta en la que hacía fuertes críticas a la gestión de Maduro y a las acciones de altos cuadros del Ejecutivo en los dos últimos años de vida de Chávez, entre ellas el alto endeudamiento de Pdvsa y una alarmante corrupción.
El comienzo de la crisis económica causada por la merma en las reservas internacionales, el descenso en la producción y, finalmente, la caída de los precios del petróleo, generó el descontento de la población, que se manifestó en el triunfo de la oposición en las elecciones parlamentarias de 2015, donde la MUD obtuvo 112 escaños (mayoría calificada), frente a los 55 del PSUV, quedando evidenciada la merma en el respaldo a Nicolás Maduro y la reducción del chavismo en general.
Las disidencias continuaron en 2017, cuando se conformó la Plataforma para la Defensa de la Constitución, con varios de los emblemáticos ministros de Hugo Chávez, como Héctor Navarro y Ana Elisa Osorio, se pronunciaron en contra de la convocatoria a una nueva Asamblea Nacional Constituyente. Estos dirigentes hicieron señalamientos en cuanto a la corrupción que se manejaba en el alto gobierno y contra la creación del Arco Minero del Orinoco, para la explotación de oro, coltán y otros minerales en las tierras circundantes del principal rio del país.
Surgieron otros movimientos disidentes, como el Desafío de Todos (DDT), con el ex ministro de Interior y Justicia Miguel Rodríguez Torres al frente y, ya en 2018 el movimiento Chavismo Bolivariano (al que endilgaron el mote de “originario”), promovido por Idira Urbaneja, el exalcalde Juan Barreto y Wilmer Nolasco, exsecretario general del MEP.
En esos comicios, Nicolás Maduro obtuvo 6,24 millones de votos, 1,25 millones menos de los que obtuvo en 2013 y 1,94 millones menos de los que sacó Hugo Chávez en 2012.
Para las actuales elecciones de concejales (diciembre 2018), el PPT salió de la coalición chavista para presentar candidatos por cuenta propia, aunque sin manifestar una ruptura definitiva del movimiento “revolucionario”.
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