Anotaciones sobre un mundial señalado por la controversia, por Gustavo Franco
Twitter: @GusFrancoH
No se ha pateado un sólo balón del Mundial de Catar 2022, y ya se sabe que será un mundial recordado por la polémica y alegaciones de corrupción desde el momento en que aquel país fue elegido para albergar la XXII edición la Copa del Mundo. Harold Mayne-Nicholls, expresidente de la Federación Chilena de Fútbol, fue el encargado de presidir el comité de evaluación de las candidaturas para ser sedes de los mundiales 2018 y 2022. Mayne-Nicholls cuenta que por clima y por logística, Catar recibió la peor evaluación.
En primer lugar, fue la primera vez que se asignaron sedes mundialistas para dos mundiales a la vez. Eso abrió la puerta a que se hicieran alianzas a modo de transacción, donde una candidatura con votos asegurados ofrecía los que ya tenía a otra candidatura para otro mundial, a cambio de los que esa ya tenía asegurados.
Como resultado de no hacer caso al comité de evaluación, se tiene un mundial que tuvo que ser movido de su fecha habitual —el verano— a una con condiciones de clima más favorables —el otoño—. Lo cual supone un enorme movimiento en cuanto al calendario de las ligas de muchos países futboleros, acostumbradas a jugar sus competencias desde agosto hasta mayo.
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¿Cómo afecta esto al disfrute del mundial? Pues se ha tenido que condensar el calendario, con jugadores jugando muchos partidos en pocos días, y se han producido lesiones que apartan a los jugadores de la cita mundialista. Paul Pogba, Paulo Dybala, Marco Reus, Reece James, NGolo Kanté, Timo Werner y Ben Chilwell son algunos de los futbolistas que no estarán en el mundial, con otros como Sadio Mané y Raphael Varane siendo parte de los equipos pero que son duda por lesión igualmente. Todo ello, porque sencillamente no se puede jugar al fútbol en Catar durante el verano.
La logística es también otro punto flaco de la candidatura, ya que se trata de un país pequeño y con una ciudad (Doha) prácticamente en capacidad de albergar partidos mundialistas. Cuando los cientos de miles de aficionados lleguen a Catar, se pondrá a prueba la capacidad de albergue del país que, de arranque, lo tiene más difícil.
El asunto que ha llamado más la atención es el trato de los migrantes y los trabajadores. Desde que se eligió a Catar como sede mundialista, más de 6.500 trabajadores migrantes han muerto. Muchos de ellos eran trabajadores de salarios bajos, en puestos de trabajos riesgosos y que debían ser realizados bajo calor extremo.
Cifras que el gobierno catarí desmiente y pide que sean contextualizadas, ya que no son atribuible a la construcción de los estadios. El hecho sigue siendo que hasta el año pasado, los trabajadores con visado de trabajo no podían salir del país salvo con el consentimiento del jefe. Situación que los situaba en una vulnerabilidad muy pronunciada.
Cuando arranque el mundial de fútbol, prácticamente será sin esa expectación o ilusión que precede a la cita. En parte por los alegatos de abusos y corrupción, en parte porque se está en medio de una temporada en la que los aficionados están completamente metidos y el mundial les interrumpe. Por ejemplo, un aficionado del Arsenal que ve a su equipo primero tras 14 jornadas jugadas en el mejor arranque liguero de su historia, probablemente no le hace gracia que le interrumpan esa racha. Napoli, en la Serie A de Italia, tiene una ventaja de ocho puntos sobre el segundo lugar. Está invicto en esta edición de la liga, ganando 13 y empatado dos.
Tampoco querrán ver esa racha cortada por jugar el mundial. Básicamente, ver el mundial en estas fechas, cuando todo sigue estando por jugarse en las ligas, se sentirá extraño. Y aunque efectivamente hay que abrir el fútbol a países que no tienen tradición futbolística, la verdad es que queda la sensación de que todo ha sido hecho con los incentivos inadecuados. Como recuerda Harol Mayne-Nicholls, de los 22 ejecutivos a los que él envió el informe evaluador —y que él pone en duda que hayan leído— 15 han pasado por la justicia.
¿Qué se puede esperar de las selecciones en este contexto?
Este mundial enrarecido a lo mejor impactará el rendimiento de las selecciones. Los jugadores vienen de jugar muchos partidos seguidos en sus respectivas ligas, cosa que puede poner una prima en la capacidad que hayan tenido determinados jugadores a la hora de cuidarse a lo largo de sus carreras.
También habrá un gran valor en aquellas selecciones que sea más que una colección de nombres, y que jueguen de acuerdo a una visión coherente. Francia e Inglaterra, quienes por nombres deberían ser las grandes favoritas, nunca han dejado la sensación de que arroyan al rival que tienen por delante. Italia, en la pasada Eurocopa no tenía a los mejores jugadores. Pero sí jugó con una idea clara de juego, y sólo la falta de gol la dejó fuera de la Eurocopa. Portugal, con talento en ataque de sobra, también parece que no sabe jugar al fútbol de ataque asociativo que sus jugadores parecen dominar en los clubes en los que juegan.
Curiosamente, parece ser el momento adecuado para que una selección sudamericana se lleve el título. Entiéndase Brasil o Argentina.
Puede pasar lo que sea, pero de lo que se puede anticipar, parece que será un mundial extraño.
Gustavo Franco es periodista deportivo. Es editor del portal web Línea de Tres
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