Anticipando el cerrojo, por Gregorio Salazar
X: @goyosalazar
Se acabó el tiempo para los disimulos y los acicalamientos. Se llegó al borde de la frontera donde ya no son posibles más fintas, fingimientos o simulaciones. La cúpula oficialista muestra su rostro tal como es, el mismo de sus orígenes, y ahora –cada vez con mayor celeridad– se van desprendiendo de toda fórmula de compromiso que ponga en riesgo lo que le importa por sobre todas las cosas: el poder, todo el poder, todo el tiempo todo el poder.
Los acuerdos de Barbados al cesto. La presencia de la Oficina de la ONU para los derechos humanos al diantre. Observación electoral imparcial les repugna. Como tampoco quieren el escrutinio de las ONG, de los periodistas y los medios de comunicación, de la comunidad democrática internacional. Mucho menos la presencia de una candidatura, la de María Corina Machado, que desde el año pasado los está condenando a la derrota.
No hay mayor prioridad para Maduro y su entorno que sacar de escena a esta crecida retadora electoral. Y para ese fin ya están conscientes que la inhabilitación es insuficiente. Machado arengando, Machado aclamada en cualquier rincón del país, Machado acusando en las redes, Machado potenciando sus apoyos y convirtiéndose en la gran decisora electoral –bien por sí o por quien ella y sus necesarios aliados señalen—no cabe en la cerrazón de un régimen en plena deriva autoritaria o totalitaria, que ambas caben y se complementan.
En adelante todo será posible. Tanto como ver a Sebastiana Barráez, periodista a tiempo completo con valentía poco frecuente, imputada por delirios magnicidas. Y en la misma red a Rocío Sanmiguel o a Tamara Sujú, rigurosas escrutadoras de la caótica realidad del componente militar, como lo antes lo fue el profesor Javier Tarazona. La labor de ellos durante muchos años ha apuntado a dar conocer, con irrefutable y detallada veracidad, las desviaciones, abusos, fracasos o conflictos internos en las politizadas FANB. Ahora se les impone el mismo rótulo: terroristas.
En un año de elecciones presidenciales, Venezuela debería estar frente a la esperanzadora perspectiva de un cambio profundo en todos los campos de su quehacer republicano: fundamentalmente la reinstitucionalización del país para la plena vigencia del Estado de Derecho y la recuperación económica que traiga una pronta mejoría a las deplorables condiciones socioeconómicas de los ciudadanos.
*Lea también: Los juristas del horror, por Gioconda Cunto de San Blas
No es el caso. Y lo triste es que quienes truncan la ruta hacia un nuevo espacio de cambio y reencuentro, donde el país –incluido el chavismo– decante sus diferencias son aquellos que tuvieron una oportunidad única en la historia para enrumbar a Venezuela hacia un mejor destino: enorme y reiterado apoyo popular, un diluvio de petrodólares, todo el control de las instituciones. Pero en vez de «refundar» la patria, como proclamaban a cuatro vientos, han fundido su presente y están licuando el futuro de las jóvenes generaciones. El hundimiento, por ejemplo, del sistema educativo, traerá un tsunami social de precariedad y atraso profundo a corto plazo.
Elecciones limpias y cabal reconocimiento de los resultados es lo que reclama el pueblo venezolano. Pero de espaldas a ese pueblo el régimen da zancadas hacia un estadio donde pueda pasar definitivamente el cerrojo que haga imposible la vuelta a la plena vigencia de la democracia.
A estas alturas del año electoral, revertir una adversa correlación de fuerzas de 4-1, como la que enfrenta el oficialismo, no puede hacerse mediante una maniobra de manipulación o maquillaje de cómputos. Se necesitaría un gran zarpazo (o una serie de ellos, como la que vemos), que sólo podrá ser detenido con un gran frente unitario y la organización de la ciudadanía con participación de todas las organizaciones democráticas del país.
N.del R: El día de redacción de este artículo se conoció la muerte de Alexei Navalny, el opositor más importante al dictador Vladimir Putin durante los últimos diez años, en una prisión del Círculo Polar Ártico. Un crimen que ha conmovido a las sociedades democráticas del mundo.
Gregorio Salazar es periodista. Exsecretario general del SNTP.
TalCual no se hace responsable por las opiniones emitidas por el autor de este artículo