¡Aprobado! La Masacre de Miraflores, por Eduardo López Sandoval

Autor: Eduardo López Sandoval / [email protected]
Escribir en los periódicos de las redes tiene sus caracteres, siempre ventajosos. En pasada semana escribimos el artículo denominadoLa Batalla de El Junquito, y una pertinaz lluvia de críticas cayeron sobre este escribidor, siempre constructivas. La dinámica de las comunicaciones nos dice que la cuestión es ya, no sólo se redacta y se publica ya, al instante, sino que también se tiene la opinión de los lectores del mundo, ¡ya! Incluso cuando los lectores se abstienen de escribir, no opinan, esa ausencia contiene en sí un sentir acerca de la aceptación del escrito: o no merece esa atención, o tiene el escrito el consenso general, ¿o no lo leyeron?
El 14 de noviembre recién pasado este escribidor tuvo la sorpresiva y grata –e inmediata- información, que su escrito semanal se había hecho tendencia, por lo menos por 24 horas fue la lectura preferida de Venezuela. El escrito se sobró, pero,…pero ¿fue por la calidad del escrito? No. El artículo de marras no tiene cualidades más allá que las menudas del presente, porque no podemos exigirle “peras al olmo”, -no como dicen los revolucionarios bolivarianos, “peras al horno”… ¿Fue por el tema? Es difícil concluirlo, compitió para ese momento con temas aparentemente mucho más interesantes en esos días, como la fuga cinco estrellas de Ledezma, las aventuradas de Trump y los ¡aprobados! de Maduro, incluso más leído que el teatro de Ionesco del Parque Temático de República Dominicana. Parece que lo que conquistó al público lector venezolano fue el título, “Instrucciones Básicas para Ganar en los Animalitos”. Que millones de lectores se adentraran ante tan inocente y falso título, hace necesaria una perogrullada de conclusión: en Venezuela no alcanzan los riales.
Nunca pudimos pensar que La Masacre de El Junquito pudiera causar tan grande feedback, -o mejor, grande retroalimentación, para estar más cerca de Cervantes-, pero las reacciones fueron generalizadas, como, por ejemplo, cito: “Incluye la masacre de Yumare en el estado Yaracuy en el año 1986, si mal no recuerdo, en esa masacre fueron asesinados 9 revolucionarios… El hecho fue admitido luego de 25 años por varios de sus autores, aunque siempre protegieron a los intelectuales del gobierno de entonces, Jaime Lusinchi.” Otro: “Cordero Lara fue el piloto del avión, después la izquierda oportunista y corrupta lo condecoró…” Una de las críticas que se repitió fue la no inclusión de la matanza de hoy, que en forma flagrante comete el gobierno bolivariano, la Masacre de Miraflores.
Dispensa por el olvido, intentamos enmendar.
Los métodos de masacre del siglo XXI en la Revolución Bolivariana son de los más sofisticados, se han superado los arcaicos métodos nazis de las cámaras de gas con el consecuente arrume de cadáveres; ¿mover un avión para lanzar bombas desde el aire con el consecuente manchado de sangre de las ramas marrones del monte? No es la moda. No tiene el sátrapa que dar órdenes al general, para que éste mande al coronel, para que a su vez éste ordene al piloto, para que realice el bombardeo a los ciudadanos de diferente opinión, ahora es el mismo autócrata quien en cadena nacional, sin disparar un tiro, con la palabra ¡aprobado!: provoca la masacre. Y deja minúsculo el número de muertes provocado por las manos asesinas de las masacres con historia…
Es que cada vez que dice ¡aprobado!, para referirse a cualquiera de las sandeces teatralmente sometidas a la decisión del Interfecto como jefe de Estado, provoca la muerte.
Sin sangre y sin anestesia es la muerte. En cadena nacional es la muerte más dolorosa, la del hambre, la de la enfermedad sin la atención de la cirugía y la medicina. Cuando dice ¡aprobado! Reparte la riqueza que el país no tiene porque se la robaron.
No puede repartir los bolívares que no están en las arcas, realiza una devaluación continuada de los bolívares que tenemos todos en los bolsillos, deshace el sueldo básico que gana con el sudor de su frente Manuel Vicente, el bedel del Grupo Escolar Ramón Fernández Feo de Calabozo, provoca que ya no le alcance el fajo de billetes devaluados por el Interfecto para alimentar a tus siete muchachos, para que tengan la suficiente fuerza para enfrentar la hermosa competencia del mundo; sus hijos ya no tienen hoy vida aunque caminen, por culpa de la depreciación de la moneda, provocada por la emisión sin reparos de nuevos bolívares para cubrir los más ocurrentes y demagógicos bonos y misiones…
Cuando el Interfecto repite ¡aprobado! Repite la muerte.
¡Aprobado!
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