ARI Móvil | Programa devuelve oportunidades a jóvenes a través de educación y vocación
La Asociación Venezolano Americana de Amistad (AVAA), a través de su programa ProExcelencia, promueve el desarrollo integral humano mediante la excelencia académica y el reforzamiento de los vínculos con las comunidades y sus problemáticas sociales
Sasha Ascanio
“Nosotros creemos que Venezuela necesita personas que persigan la excelencia”, expresa Alejandra Rodríguez, coordinadora de comunicaciones de la AVAA. La excelencia, la persecución individual de la mejoría, es un motor de cambio social y AVAA lo refleja a través del impacto generado por sus becarios. El cambio, para que sea global, debe, primero, nacer del individuo; esa es la esencia de AVAA.
ProExcelencia es un programa social de apoyo al desarrollo educativo de jóvenes venezolanos de escasos recursos. AVAA acompaña al joven de excelencia académica en su trayecto universitario y, además, lo forma en una serie de habilidades complementarias. “Trabajamos con cinco habilidades en particular: Gerencia de sí mismo, trabajo en equipo, liderazgo, compromiso cívico-ciudadano y, finalmente, tecnología de la información y comunicación (TIC). También, de forma transversal, los formamos en habilidades de emprendimiento. Esas son las habilidades que buscamos reforzar”, explica Rodríguez.
El programa está compuesto por la formación de competencias blandas, enseñanza del inglés como lengua extranjera, participación en proyectos de voluntariado, mentoría, estipendio económico mensual y apoyo en la inserción laboral. Es una formación integral de excelencia, pues busca abrir el espectro de la excelencia para transformarla, de una faceta meramente académica, a una excelencia humana global.
AVAA crea lazos sociales
“Para nosotros es muy importante que los jóvenes que captamos tengan sensibilidad social”, expone. El participante de ProExcelencia adquiere el compromiso de cumplir aproximadamente diez horas de voluntariado mensual. La inmersión en los proyectos de voluntariado de AVAA, como Gracias Abuelo y Un Voluntario por la Vida, conecta al estudiante con su realidad social. El participante entiende que sus habilidades adquiridas en el programa de formación pueden tener un impacto tangible en su contexto inmediato.
“Tenemos un grupo importante de jóvenes que trabajan en el sector humanitario. Jóvenes que están en la Cruz Roja, jóvenes que están en el Consejo de Refugiados de Noruega. Al final está esa sensibilidad social que queda muy arraigada”, relata Rodríguez. La unión de todos los componentes del programa resulta en vínculos sociales reforzados y una cercanía bidireccional de los becarios y la comunidad.
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El impacto de AVAA no solo se refleja en el desempeño internacional de los participantes. Rodríguez comenta que el acercamiento de la propia comunidad a la organización expone una permeación de los valores de excelencia y sensibilidad social. “Llega mucha gente que pregunta por los voluntariados, la verdad es que tenemos que redirigirlos a otras organizaciones que sí tienen estas actividades más abiertas al público, pero creo que allí también podemos medir cuánto estamos impactando”.
Es esa misma genuina conexión humana lo que Rodríguez considera que puede ayudar a la sostenibilidad de la organización y sus programas. Después de apuntar a las grandes empresas y donantes para conseguir fondos, Rodríguez piensa que es hora de involucrar al individuo. “En la medida en la que tú te sientas parte de algo, así sea porque estás contribuyendo con un dólar, esa causa tiene más probabilidad en el tiempo de ser sostenible”, argumenta. La sostenibilidad puede ocurrir si los becarios sensibilizan a aquellos con quienes conectan para que ellos, sensibilizados y en retorno, colaboren en la sostenibilidad. Los lazos sociales son una de las bases del programa, pero también son su sustento.
“La transparencia es necesaria”, aclara Rodríguez en lo que concierne al mantenimiento de las relaciones con sus contribuyentes. El componente social se traslada también a las dinámicas de interacción con los donantes. Para Rodríguez, esa relación es un vínculo que debe construirse a través de la transparencia. “Creo que ahí hay que trabajar ese tema del accountability, de la transparencia y, también, la construcción del donante”, comenta. Manifiesta la importancia de la exposición de los resultados a la propia comunidad contribuyente y remarca la necesidad de que los cambios sean tangibles, evidentes y honestos.
Rodríguez explica, desde su propia experiencia como becaria pasada, que el programa puede transformar vidas, no solo por la oportunidad, sino por el descubrimiento de oportunidades que no sabía que existían. “El problema no es que la oportunidad no esté, sino que cuando tú estás en un cierto contexto, eres incapaz de verla”. A veces lo que la persona necesita es simplemente que se le revele la oportunidad.
Cómo nació AVAA
AVAA, una organización iniciada en 1942 por las esposas de los expatriados petroleros venezolanos, buscaba en sus inicios la oportunidad de retribuir las oportunidades que Venezuela les otorgaba. Hoy en día apuestan por el fomento de la excelencia individual y el desarrollo educativo.
En lugar de grandes infraestructuras, en la organización robustecen la calidad humana individual. En lugar de arreglar las averías nacionales, les otorgan a los mismos venezolanos las herramientas para su arreglo. En lugar de ver defectos, ven el potencial que duerme en los jóvenes venezolanos. Así retribuye AVAA las oportunidades otorgadas a mediados del siglo pasado: devuelve las oportunidades a la juventud.
*Programa de Formación de Nuevos Periodistas