ARI Móvil | Sabores de Catuche redefine identidad del barrio a través del emprendimiento
La propuesta «Sabores de Catuche» fomenta la iniciativa colectiva entre sus residentes. Este esfuerzo desafía los estigmas asociados al barrio Catuche y promueve la colaboración y el reconocimiento mutuo. A través de esta asociación, la comunidad busca demostrar su potencial más allá de las percepciones negativas
Sasha Ascanio – Programa de Formación de Nuevos Periodistas
La palabra “barrio” no tiene definiciones peyorativas, como lo indica la Real Academia Española: “cada una de las partes en que se dividen los pueblos y ciudades o sus distritos”. Pero en la jerga urbana venezolana tiene una connotación generalmente estigmatizante. Catuche es un barrio, un barrio que, a través de iniciativas como Sabores de Catuche, trabaja por salir de la red lingüística en la que se inserta popularmente la palabra.
Bianca Aguey, emprendedora y residente de Catuche, manifiesta una visión contrastante. Para ella, su comunidad ha estado marcada históricamente por un fuerte impulso hacia la autosuficiencia y la iniciativa colectiva. “Catuche siempre ha tenido eso de emprender, eso de hacer algo por nosotros mismos”, comenta con 39 años de residencia en Catuche como soporte.
Hay en Catuche un ávido deseo de formación y aprendizaje. Es el deseo de hacer algo, pero también de formarse para saber cómo hacerlo mejor.
Por ello nació Sabores de Catuche, un programa de Fe y Alegría cuyo propósito es apoyar a los emprendedores de la comunidad de Catuche al ofrecer una plataforma para la venta de sus productos gastronómicos. El proyecto funciona principalmente mediante Instagram y el número de contacto de la encargada, Bianca, quien coordina las ventas y promociona a los emprendedores locales.
Los emprendimientos, como Sabores de Catuche, no son negocios estáticos, son iniciativas en constante mejora y desarrollo impulsados por el mismo espíritu humano y la ayuda de instituciones como Fe y Alegría, la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).
Sabores de Catuche
Sabores de Catuche es una asociación que le permite a los emprendedores comunitarios ofrecer sus productos a una audiencia más amplia. Es el aglutinamiento del talento gastronómico de la comunidad en aras de formalizar y hacer sostenible el potencial emprendedor nato de sus participantes. Los distintos emprendimientos se juntan bajo el nombre Sabores de Catuche, los pedidos se centralizan y luego son distribuidos equitativamente entre sus partes.
“Siempre respetamos la comunicación”, explica Bianca sobre el funcionamiento de Sabores de Catuche. Respetan el flujo de trabajo establecido por la propia comunidad y valoran la labor del otro a través de la distribución equitativa del trabajo. “Nos ha servido. Nos ha demostrado que todos podemos recibir, colaborar y mostrar todo lo que hacemos”. No es una iniciativa de lucro individual, sino de esfuerzo y recompensa colectiva.
El proceso de pedidos en Sabores de Catuche se organiza en diversas etapas. La atención al cliente es la primera unidad: el equipo recibe y gestiona los pedidos directamente. Luego, en producción, se establece el contacto con los proveedores para asegurar la calidad de los productos. La administración supervisa la logística y, finalmente, el área de redes sociales y mercadeo promociona el programa para captar nuevos clientes y difundir información en plataformas digitales. A través de esta estructura, Sabores de Catuche garantiza un servicio fluido y una experiencia cercana para cada cliente, destacando su compromiso con la comunidad.
Esta iniciativa ha logrado expandir la red de alcance de los productos locales y eso, a su vez, ha afianzado la confianza en el propio trabajo. “Porque tu vecino sabe que lo haces bien, pero cuando ya te lo dice otra persona allá afuera, uno se siente como que…”, Bianca hace un gesto de satisfacción y sin palabras afianza su emoción por el proyecto, “¿Sabes?”, expresa Bianca. El reconocimiento es uno de los motores que impulsa Catuche, porque demuestra que son todo aquello que popularmente no creen que son.
Sabores de Catuche fue una iniciativa que comenzó en mayo y que fue posteriormente apoyada por el Laboratorio Urbano de Innovación Social, una alianza entre la UCAB y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF). Esta alianza provee a los emprendedores de conocimientos específicos para el inicio y desarrollo de la iniciativa gastronómica. “Nos dieron ese incentivo de ánimo, nosotros ya veníamos emprendiendo, cada quien por su lado, ahora lo que hacemos es que nos unimos”, comenta Bianca y, además, ejemplifica la interacción: “Ahora es como: ‘¿Tú vendes eso? Bueno, cuando me lo pidan, tú eres mi proveedor’”.
La iniciativa, expresó el emprendedor de Catuche, Daniel Sánchez, formaliza los ingresos esporádicos de los emprendedores, institucionaliza y crea estabilidad en las familias. No obstante, también es una proyección de los valores de Catuche hacia afuera, “Es una proyección de lo bonito y de la calidad humana, porque es más que un plato exquisito, es llevar una experiencia de transformación social a través de la comida”.
La experiencia de transformación social, en otras palabras, es una evidencia tangible de un profundo proceso de cambio. El barrio de Catuche es conocido por su viraje trascendental de los patrones de violencia a la construcción sistemática de la paz. Un cambio del barrio del dialecto coloquial al barrio que, fuera de la noción popular, ellos pensaban que podían llegar a ser.
Catuche: más allá del estigma
En Venezuela, el término barrio no solo define asentamientos informales que surgieron con el rápido crecimiento urbano durante el auge petrolero, sino que también evoca una percepción compleja y estigmatizada en el imaginario colectivo. Estos espacios, de acuerdo con Pedro Trigo en su investigación publicada por el Centro Gumilla: La cultura de barrio, se asocian con la «incultura» y la marginalidad. Se perciben como una adaptación incompleta de lo urbano. La sociolingüística indica que esta percepción ha moldeado el concepto de barrio en la conciencia y argot social al impregnarlo de connotaciones de carencia y exclusión.
Apolinar Pérez, investigador y teólogo, en Los barrios en el discurso político venezolano actual se pregunta por la verdadera definición del concepto “barrio”. Define que los barrios son expresiones de la informalidad urbana pero que, principalmente, están asociados a la pobreza. Están caracterizados por condiciones de ilegalidad y exclusión de los procesos de toma de decisiones ciudadanas. Los llama “a-ciudadanos”
Pero en Catuche no parece haber “a-ciudadanos”. Bianca retrata a un barrio lleno de compromiso social e interés por el progreso: “Entonces ya ahora nos hemos ido educando, y hemos ido educando a las personas. Se debe pedir permiso para tocar las matas del huerto, por ejemplo, tienen que haber respeto, si no hay respeto, no”, ejemplifica Bianca.
“El proceso social tiene que ser asumido desde la comunidad, construido con la comunidad”, apoya Sánchez tras el relato de Bianca sobre la importancia de transmitir a los niños de la comunidad que el barrio y su dimensión física pertenecen a todos. Los más preocupados por Catuche son sus propios habitantes.
Sabores de Catuche, más allá de ser una iniciativa de emprendimiento, es la prueba de que la civilidad es cuestión de voluntad, de que el progreso empieza por la iniciativa y la disposición. “Se habla de las personas que, aunque viven en un barrio, tienen derecho a vivir bien, a vivir mejor. Por lo menos, en la Asociación Civil nos han enseñado a todos que, yo que vivo en este barrio, merezco tener un piso de cemento, un huerto, agua y muchas otras cosas”. Catuche es Catuche porque está llena de una civilidad construida.
Pasaron décadas para que la palabra barrio tomara el matiz que hoy en día tiene en la jerga popular. Puede que tome años revertirlo, pero Catuche inició en el momento en que escogieron apostar por ellos mismos.