Arrebatón, por Teodoro Petkoff
La revolución contra la clase obrera
Aires de familia tiene esta última maniobra gobiernera donde se han dado la mano el Tribunal Supremo de Justicia, el CNE y la Fuerza Bolivariana de Trabajadores, para fraguar un arrebatón sindical. La FBT, verdaderamente escuálida, fracasada en su tentativa de montar una central sindical paralela, trabada por sus propias contradicciones internas, que le han impedido incluso montar planchas y escoger candidatos para las elecciones sindicales, intenta ahora una operación desesperada: diferir las elecciones sindicales. En todo caso, ganar tiempo para armar sus propios equipos electorales. El punto es que ello significaría violentar el lapso establecido por el referéndum sindical de diciembre pasado. Este fijó en seis meses (de días hábiles según interpretación posterior del CNE) el periodo para llevar a cabo la relegitimación de la dirigencia sindical de todo el país. Ese lapso vence a finales de septiembre. Pero el bolivarianismo es como Jalisco, cuando pierde arrebata. La participación protagónica del soberano se acepta mientras no contradiga la voluntad de Hugo. De modo que si para lograr su objetivo deben pasar por encima de los «protagonistas participantes», pues ni modo. El poder es para eso, para su uso… y abuso.
La maniobra es sencilla aunque luzca complicada. La FBT introduce un amparo ante el Tribunal Supremo alegando que las elecciones magisteriales no se pueden celebrar en el periodo vacacional y solicitando que sean diferidas para después de la fecha límite, 26 de septiembre. El TSJ, con la independencia y autonomía que lo caracterizan, pese a que todavía no ha decidido sobre amparos que se le han solicitado meses atrás, ahora se muestra diligente y solícito y saca en 15 días la decisión: las elecciones magisteriales van para después del 26 de septiembre. Luego entra en acción el otro brazo de la tenaza, el CNE. Estos insobornables y dignos varones descubren que la posposición de las elecciones magisteriales afecta todo el cuadro electoral y que lo mejor, entonces, sería, con la venia de Hugo, ignorar el referéndum de diciembre y posponer todas las elecciones sindicales, no sólo las magisteriales. Ahora sólo falta que regresen los tomistas universitarios de Argelia para que tomen la CTV.
En el mundo sindical se han producido cambios importantes. Si bien el referéndum fue un fiasco, justo es reconocer que sirvió para impulsar un verdadero proceso autónomo de renovación sindical. La vieja dirigencia cetevista, con mucha sensatez, se autoenvió a las duchas, y la conducción del organismo fue asumida básicamente por las que eran corrientes minoritarias en su seno, las cuales han impulsado el proceso de relegitimación de la dirigencia sindical. De ésta participan todas las corrientes laborales, incluyendo a la FBT, que al final del día no pudo zafarse del compromiso electoral, manejado con amplitud y paciencia por el equipo que dirige León Arismendi. Ahora que se entra en la recta final, las fuerzas de la piratería sindical intentan sabotear todo lo que se ha alcanzado. Pues bien, esto es tan incalable como la toma de la UCV y debe merecer una respuesta parecida. Es otra jugarreta fascistoide, que debe ser contundentemente rechazada