Arrechera bolivariana, por Jesús Elorza
X: @jesuselorza
En su creciente angustia por los altos niveles de rechazo de su gobierno y de su figura, Nicolás por indicaciones de su círculo privado del G2 cubano puso en práctica un operativo de seguridad de carácter «cívico, militar y policial» con el llamativo nombre de «Furia Bolivariana» que, busca prevenir y enfrentar las conspiraciones en contra del poder. Una estructura de control social anclada a servicios básicos como en acceso a las bolsas de comida del CLAP, gasolina subsidiada y la provisión de bombonas de gas doméstico, gestionadas por los llamados jefes de calle adscritos a las llamadas Unidades de Batalla Bolívar/Chávez integrada a la llamada Red de Articulación y Acción Sociopolítica, creada por el líder del chavismo hace un par de años para hacer trabajo de inteligencia a favor del PSUV.
En cadena nacional de los medios de comunicación, Nicolás convocó a los «millones» de camaradas combatientes a estar prestos para las acciones de calle en defensa de la revolución bolivariana del siglo XXI. Copiando las consignas cubanas, gritó a todo pulmón acompañado por los representantes del Ministerio de la Defensa, el TSJ, el Fiscal, el CNE y la Asamblea Nacional «socialismo o muerte”.
Desde muy tempranas horas del día 23 de enero, una fecha emblemática dentro de la política venezolana en la que se conmemora la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, que gobernó en la década de los años cincuenta, la Furia Bolivariana dejó ver su rostro. En un ataque coordinado, se hicieron pintadas con amenazas y marcaje de fachadas en al menos 20 sedes de partidos políticos, universidades, emisoras de radio, organizaciones sindicales y gremios en todo el país.
También se marcaron las viviendas de algunos activistas. Los servicios de inteligencia detuvieron —y desaparecieron durante horas— a cinco dirigentes políticos de Vente, la agrupación de María Corina Machado. La operación coincidió con las denuncias de Tarek William Saab, de cinco supuestas conspiraciones para asesinar a Nicolás.
*Lea también: El usurpador de funciones, por Reinaldo J. Aguilera R.
Para horas del mediodía, estaba convocada una gigantesca marcha en todas las capitales de estado para dar una muestra de fuerza y apoyo al régimen. Desde tempranas horas de la mañana fueron llegando cientos de autobuses a los sitos escogidos para concentrarse. Los comisarios políticos encargados de la organización se miraban satisfechos por la llegada de las unidades, pero enseguida arrugaron sus rostros al ver los vacíos que estaban.
Las caras largas de los responsables eran un poema. En la medida en que los grupos se fueron organizando para dar inicio a la marcha de la Furia Bolivariana, comenzó a cundir el pánico entre los comisarios políticos al ver que los camaradas milicianos expresaban a viva voz su «Arrechera Bolivariana»-.
-Nos traen para marchas, pero no han resuelto el problema de la regularización de las entregas de las bolsas CLAP, dijo uno de los milicianos.
-Seguidamente otro, manifestó que no solo es la entrega sino el pobre contenido de los alimentos.
-Qué decir del gas, grito una mujer identificada como jefe de calle de una comuna. Ofrecieron una cada mes y de vaina llega una cada seis meses.
-Solo digo en mi molestia que tengo más de tres meses sin suministro de agua y solo se les ocurre traerme para una marcha. Ya estoy cansada de esta vaina, dijo una combatiente.
-Me puse de pendejo a inscribirme en el procedimiento de Corpoelec llamado Borrón y cuenta nueva y resultó que sigue siendo la misma vaina de Borrón y Corte nuevo, continúan los cortes de luz y nadie resuelve ese peo expresaron un grupo de mujeres integrantes del Comité «Ali Primera».
-Que bolas tienen en traerme para una marcha, soy pensionado y a Nicolás se le ocurrió dejarnos por fuera en los aumentos. Quedamos con menos de un dólar diario como pensión mensual.
-Qué decir del salario mínimo, dijo un educador, quedó a años luz del costo de la cesta alimentaria y con el pago de bonos eliminan mis prestaciones sociales y quiebran las cajas de ahorro. Vine a marchar y a gritar con todas mis fuerzas «Estamos arrechos / violan nuestros derechos».
-Soy profesor universitario y voté por los candidatos que el partido me señaló y tengo más de 700 días sin aumento salarial… no me jodan. Me sumo al coro:
En la calle bien arrechos / reclamamos / nuestros derechos.
Al final, las marchas fueron desviadas en su recorrido para que no llegaran a ninguna de las gobernaciones y, menos a Miraflores. Pero, quedó en claro que lo que hay en la calle nos es Furia sino Arrechera Bolivariana.
Jesús Elorza es Licenciado en Educación, profesor en la UPEL