Asfixiando las ciudades, por Marco Negrón
Entre finales de siglo pasado y comienzos del actual se han emprendido en Caracas varias rezonificaciones que, por su escala, equivalen a planes de renovación urbana. Nos referimos específicamente a los casos de las urbanizaciones Campo Alegre y El Rosal en el municipio Chacao y Las Mercedes en el municipio Baruta. Ninguna de ellas ha aportado nada significativo a la ciudad: antes por el contrario, han agravado el deterioro del medio urbano.
Campo Alegre nace en la década de 1930 como una “ciudad-jardín” de viviendas unifamiliares aisladas que alojó varios ejemplos notables de la primera modernidad arquitectónica venezolana. Cuando en 1992 se aprobó la Ordenanza actual la ciudad había cambiado significativamente, en cierto sentido las viviendas se habían hecho obsoletas y estaban rodeadas por modernas edificaciones de alta densidad de uso comercial y de oficinas, por lo cual podía justificarse una operación de renovación urbana.
Lamentablemente el instrumento adoptado fue una simple ordenanza de rezonificación que no estimuló la mezcla de usos y, aunque incrementó fuertemente la densidad sustituyendo las quintas por edificios, dejó los servicios públicos notoriamente, aunque no sólo, vialidad, espacios públicos y equipamientos culturales- en las mismas condiciones preexistentes. En consecuencia, además de no aportar nada a la ciudad, los cambios tampoco estimularon la convivencia ciudadana sino que encerraron a los residentes detrás de los altos muros de sus condominios. Como ni siquiera sirvieron para preservar Las Guaycas, la que fuera residencia de Manuel Mujica Millán declarada monumento histórico nacional en 1993, al final terminaron ganando sólo los promotores inmobiliarios.
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En la década de 1950 se inauguraron las urbanizaciones El Rosal y Las Mercedes, constituidas como Campo Alegre por viviendas unifamiliares aisladas y cuyas respectivas ordenanzas de zonificación, a veces bajo un engaño-so calificativo de “Plan Especial”, también se reformularon en la década de 1990. Aquí los resultados fueron similares, sólo que en vez viviendas se impusieron masivamente las oficinas, que tampoco aportaron mucho a la ciudad (un teatro municipal, una plaza siempre solitaria y la mejora de algunos drenajes), desplazaron a los habitantes y las convirtieron en espacios desolados en las noches.
Ahora el Concejo Municipal de Baruta discute otro “Plan Especial” que interesa el borde norte de las urbanizaciones Chuao, Las Mercedes y Colinas de Bello Monte. Además de que, hasta donde se ha podido averiguar, tampoco aquí existe el supuesto Plan Especial, la Ordenanza de Zonificación tiene los mismos vicios que las comentadas anteriormente y, al asociar Chuao y Colinas de Bello Monte a Las Mercedes, acelerará su transformación en cotos privilegiados de la especulación inmobiliaria. El año pasado el Concejo Municipal de Sucre había aprobado otra similar para una urbanización tan particular como Los Chorros.
Cabe destacar que todas las actuaciones comentadas han sido llevadas adelante por gobiernos municipales que en su discurso se presentan como alternativa al sedicente socialismo bolivariano, el que ha corroído a nuestras ciudades y reducido a la miseria a sus habitantes; la triste realidad es que, si se juzga por los resultados, ambos las están asfixiando.
Para superar el dilema hará falta mucha honestidad por parte de la dirección política y altas dosis de conocimiento, imaginación y ética profesional por parte de sus asesores, pero esas cualidades hay que ponerlas en práctica desde ahora, sin esperar un hipotético futuro en el cual “haya cambiado el contexto”