Asilado da detalles sobre la «operación Guacamaya»: Mi escape no es el fin de la lucha

Omar González Moreno indicó que al momento de ejecutarse la «operación Guacamaya», como la bautizó la líder opositora María Corina Machado, «todo se ejecutó con la precisión de un relámpago». Aseveró que su escape «no es el fin de la lucha, sino el preludio de una nueva batalla. Cada día, alzaré mi voz por los que siguen encadenados, por los que aún soportan la opresión»
El exdiputado Omar González Moreno, uno de los cinco asilados en la embajada de Argentina en Caracas, ofreció detalles sobre la «operación Guacamaya», como se denominó al «rescate» del grupo en una maniobra que Estados Unidos se atribuyó junto a actores internacionales.
En un artículo publicado en La Razón, González indicó que al momento de ejecutarse la «operación Guacamaya», como la bautizó la líder opositora María Corina Machado, «todo se ejecutó con la precisión de un relámpago». Comentó también que les tomó «días» para llegar a suelo estadounidense.
Dijo que salieron de madrugada, aunque sin precisar el día, «sin un solo rumor que delatara el movimiento, cumplimos las etapas previstas hasta que rostros desconocidos pero fraternos nos guiaron hacia la libertad».
«No hubo disparos, no hubo caos. Solo una sincronización perfecta, como si el tiempo mismo se hubiera detenido para concedernos un milagro. Al subir al primer vehículo que nos arrancaría de las entrañas de la opresión, lancé una última mirada a la embajada», aseguró.
González dijo que cuando ingresó a la embajada el 20 de marzo de 2024 pensó que sería un «refugio pasajero», pero calificó su estancia en la residencia diplomática como un «cautiverio» y un «teatro de tortura psicológica», producto del asedio de cuerpos de inteligencia como el Sebin y la Dgcim.
«Francotiradores apostados en las sombras, barricadas infranqueables, drones que surcaban los cielos como buitres, y jaurías de perros entrenados, evocando los horrores de los campos de concentración nazis. Nos despojaron de luz, agua y limitaron la comida. Nos aislaron de nuestros seres queridos, racionaron nuestras medicinas y nos rodearon con agentes armados que vigilaban cada ventana, cada susurro», relató el exdiputado, que forma parte de la dirección nacional de Vente Venezuela.
Señaló que la comida también escaseó y el objetivo del asedio era «doblegarnos», pues querían «que renunciáramos a nuestra lucha, que traicionáramos a María Corina, a Edmundo, al pueblo que desde las calles clamaba por nosotros».
El también exgobernador afirmó que «el régimen de Maduro está herido de muerte. Su maquinaria de represión, que parecía inexpugnable, fue humillada por un plan tan audaz como impecable (…) La Operación Guacamaya demostró que el régimen es frágil, que su dominio se tambalea, que su hora final se acerca».
Además, aseveró que su escape «no es el fin de la lucha, sino el preludio de una nueva batalla. Cada día, alzaré mi voz por los que siguen encadenados, por los que aún soportan la opresión».
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